El delirio más delirante nunca visto. Los tomates, hartos de tantos años de acabar como sofrito o bloody mary, están cobrando vida y están asesinando a los humanos. Se sospecha que este hecho está provocado por un pesticida creado por un loco que quiere el control del mundo. Sólo un agente especial y su osado comando lucharán para detener la invasión de tomates que se avecina… y que amenaza a la humanidad con el exterminio.

Lo normal es decir que una película cutre es sinónimo de mala. También es coherente calificar a películas inferiores a los cánones de calidad de subproducto o subgénero.
“El ataque de los tomates asesinos” con más de 25 años a sus espaldas es cutre y aunque más de la mitad de la humanidad la considerará un bodrio (que realmente lo es y de los grandes) tiene un carisma, relevancia e importancia dentro del cine friki y la serie z.

Porque la gracia del asunto es que es casi con total seguridad “El ataque de los tomates asesinos” es el primer bodrio que toma conciencia de sí mismo. Reinventa lo que tiene que ser una película mala a golpe, no sólo de parodia del género, sino de auto-parodia definitiva de una película mediocre.

La colección y el catalogo de personajes freaks son irreprochables: desde un negro “experto” en el disfraz hasta un “héroe” que lleva siempre puesto un paracaídas.
También tiene momentos cutres y absurdos que personalmente me parecen divertidísimos. Porque John De Bello entre lo naif, el arte freak y el homenaje a la serie b reinventó el género de la parodia y reafirmó que hasta los bodrios pueden tener su corazoncito.
Conviene destacar el homenaje que le dedica Tim Burton en la también recomendadísima “Mars Attacks”.

Aunque claro, meterse con películas como “El ataque de los tomates asesinos”, “Mal gusto”, “Plan 9 From Outer Space”, “Fonda sangrienta”, “Karate a muerte en Torremolinos” o “Godzilla vs. King Kong” (ente otras muchas) resulta sencillo a la par que gratificante. ¡Qué mega guay que es despellejar a las películas cutres y malas! Claro, que si alguien dice el cine de Dreyer es una basura (no es mi caso), que el cine de Tarkovsky y Antonioni es un coñazo infumable (sí es mi caso) y que “Muerte en Venecia” es la mayor gilipollez estrenada en una sala de cine, puede que ver el otro lado de la moneda no sea tan malo.
Sobre todo para comprobar y considerar que una película mediocre depende de un punto de vista totalmente subjetivo. Que cada filme tiene su espacio y su público.

Para aquellos que apreciamos el cine cutre y que existen muchas clases de bodrios, “El ataque de los tomates asesinos” se convertirá en todo un referente y un icono.

Indispensable en una sesión friki con mucha y muy buena compañía.