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Los estudios Disney y 2th Century esperaban una recaudación de entre 25 y 30 millones en su primer fin de semana en Estados Unidos y Canadá y, finalmente, habría debutado con 40 millones y erigiéndose como el título más taquillero en su debut de la saga que empezó en 1987, superando los 38 millones que en 2004 cosechó Alien vs Predator.
A nivel mundial se estima, según los datos de Box Office Mojo, que también habría amasado una cantidad similar, de manera que su total podría superar los 80 millones de dólares en sus tres primeros días de exhibición. Teniendo en cuenta que su presupuesto, también el más alto para una película de la saga, ha sido de 105 millones más gastos de promoción, necesitaría al menos unos 260 para llegar a ser rentable a su paso por las grandes salas.
Crítica ‘Predator: Badlands’
Hollywood insiste en domesticar lo indomable. A veces parece olvidar que Depredador nunca fue una película sobre un monstruo intergaláctico, sino sobre un grupo de hombres en el borde del mundo. Dutch, Dillon, Billy y el resto de aquel escuadrón eran los verdaderos dioses de la jungla: sudor, barro y acero. El alienígena era solo el catalizador, el espejo que revelaba su fragilidad. Todo lo demás —las secuelas, los experimentos, los reinicios— ha sido una búsqueda de ese pulso perdido.
Predator: Badlands no lo recupera, pero al menos entiende que la esencia de esta franquicia no está en el discurso ni en los dilemas morales. Está en la fisicidad, en la tensión muscular del cuerpo que combate, en el rugido que precede a la emboscada. Su problema es que no se atreve a entregarse por completo a ese camino. Quiere tener el brillo del espectáculo, pero sigue pidiendo permiso a la narrativa, como si necesitara justificar su propia existencia.
Dan Trachtenberg, que demostró en La presa una admirable economía visual y una sensibilidad para la naturaleza, aquí se vuelve más prudente. Dirige con seguridad, pero sin la furia que requiere una historia de depredadores en guerra. Todo se ve bien, todo funciona, pero nada hiere. Hay fuego, pero no calor. La cámara captura la violencia, pero no el vértigo del peligro.
Y es una lástima, porque el planteamiento invitaba al exceso: una película centrada en uno de los propios Predators, contada desde su punto de vista, prometía un festín audiovisual sin necesidad de palabras. Lo que necesitaba era crudeza, textura, brutalidad; la belleza de lo físico frente al cansancio de lo discursivo. Pero Badlands elige el camino intermedio, el de las decisiones seguras, el que confunde la elegancia con la contención.
El resultado es un film que entretiene, sí, pero que no arde. Sus combates carecen de la sensación orgánica del sudor, del polvo que se pega a la piel. El montaje es competente, pero no transmite la adrenalina salvaje que definía el espíritu de la original. Allí, en 1987, John McTiernan construyó una catedral del cuerpo humano enfrentado al vacío: cada soldado era una escultura de fuerza, una criatura con nombre, pasado y camaradería. Esa hermandad era el alma. Sin Dutch, sin Billy, sin el eco de ese grupo imposible, ninguna secuela podrá alcanzar el mismo latido.
Lo que Badlands olvida es que Depredador no fue una historia de ciencia ficción, sino una tragedia física. La máquina alienígena servía para medir la humanidad de los hombres que la enfrentaban. Aquí, en cambio, la humanidad se diluye entre fuegos artificiales y promesas de un universo expandido que nadie ha pedido.
Aun así, hay algo rescatable: su empeño en reivindicar el espectáculo como valor propio. Durante demasiado tiempo, el blockbuster moderno ha querido justificar su músculo con filosofía barata. Badlands al menos nos recuerda que el placer visual también tiene su nobleza. Que hay goce en ver un cuerpo lanzarse al peligro, en escuchar el crujido del metal, en oler el polvo levantado por una explosión. No todo debe tener un subtexto; a veces basta con la fuerza.
Quizá ese sea su mérito, y también su fracaso. Porque Predator: Badlands parece comprender que esta saga no necesita redención, sino instinto. No busca pensarse a sí misma, pero tampoco se entrega al rugido puro. Es como si se quedara en mitad de la jungla, indecisa entre mirar al cielo o disparar al frente.
Y es entonces cuando recordamos a Dutch y su equipo, empapados en sudor, atravesando la espesura sin un solo discurso, solo con la mirada fija en el enemigo. Ellos eran la verdadera película. Ellos eran la razón por la que el Predator funcionaba: porque tenían alma, porque eran hombres que podían sangrar.
Nada volverá a igualar esa energía. Y tal vez, en el fondo, eso sea lo que mantiene viva a la criatura: el fantasma de aquellos soldados que convirtieron una simple cacería en mito.
El problema de fondo no es solo de Badlands, sino de una era entera del cine de acción que teme ser lo que es. Hollywood parece necesitar siempre un subtexto, un discurso moral o una ironía autorreferencial que legitime lo que antes bastaba con el estruendo de un helicóptero y el sudor en la frente. Se ha olvidado que películas como Los cañones de Navarone, Doce del patíbulo o la propia Depredador no necesitaban justificar su violencia porque entendían su lenguaje: el cuerpo era la narrativa.
Predator: Badlands intenta equilibrar ambas pulsiones —la reflexión y el instinto— y acaba atrapada entre ellas. Su director filma con elegancia, pero sin esa rudeza que hacía vibrar las hojas de la selva original. No hay barro, ni miedo, ni sangre que pese. Es como si el cine de acción contemporáneo hubiese cambiado la carne por el concepto, el sudor por el argumento.
Y sin embargo, en los pocos momentos donde se permite rugir —en esos planos donde el Predator deja de ser metáfora y se convierte en presencia pura— se vislumbra el fantasma de lo que fue Depredador: un cine hecho de músculo y de aire caliente, de hombres que no filosofaban sobre la muerte porque estaban demasiado ocupados sobreviviendo a ella.
Ahí reside la verdad que Badlands roza pero no alcanza: que el espectáculo, cuando se filma con convicción, ya contiene toda la narrativa que necesita. La primera Depredador lo sabía. Por eso sigue viva.
Crítica ‘Predator: Badlands’
20th Century Studios presenta el tráiler final de ‘Predator: Badlands’, próxima entrega de la franquicia de ‘Depredador’ que ha vuelto a dirigir Dan Trachtenberg y a escribir Patrick Aison, también responsables de ‘Predator: La presa’.
La película, ambientada en el futuro en un planeta remoto, cuenta cómo un joven Depredador (Dimitrius Schuster-Koloamatangi), rechazado por su clan, encuentra un aliado inesperado en Thia (Elle Fanning) y emprende un peligroso viaje en busca del adversario definitivo.
El propio Trachtenberg produce junto a Marc Toberoff, Ben Rosenblatt, John Davis y Brent O’Connor esta película que a diferencia de la mencionada ‘Predator: La presa’ o la reciente ‘Predator: Asesino de asesinos’ -también dirigida por Trachtenberg-, sí se estrenará en salas de cine de todo el mundo, cosa que hará el próximo 7 de noviembre; al menos, en las de España y Estados Unidos.
A continuación un nuevo cartel y dicho tráiler final, el cual puede que sea demasiado revelador. Avisados estáis…
En esta nueva historia, nos trasladamos a un planeta remoto y desconocido, en un futuro donde las reglas del juego han cambiado. Allí, un joven Predator ha sido desterrado por su clan… y lo que comienza como una historia de caza se convierte en una inesperada alianza con Thia (Elle Fanning), una superviviente humana con más agallas que miedo.
¿Aliados? ¿Enemigos? Lo cierto es que ambos tendrán que enfrentarse juntos a un desafío mayor, mientras el pasado y el instinto acechan con más fuerza que nunca.
Ya está aquí el nuevo tráiler de Predator: Badlands, la última entrega de la icónica saga que combina ciencia ficción, acción y puro survival con una nueva perspectiva. La película, dirigida por Dan Trachtenberg (Prey), se estrena solo en cines el próximo 7 de noviembre, en los mejores formatos: IMAX, Dolby Cinema, RealD 3D, 4DX, ScreenX… y más.
SINOPSIS
Ambientada en el futuro en un planeta remoto donde un joven Predator, rechazado por su clan, encuentra un aliado inesperado en Thia y emprende un peligroso viaje en busca del adversario definitivo.
FICHA TÉCNICA
Título original: Predator: Badlands
Año: 2025
País: Estados Unidos
Duración: ? minutos
Género: Terror, ciencia-ficción
Estreno en España: 7 de noviembre de 2025
Estreno en USA: 7 de noviembre de 2025
Dirección: Dan Trachtenberg
Reparto: Elle Fanning, Dimitrius Schuster-Koloamatangi
‘Predator: Badlands’: cuando Elle Fanning no basta para salvar un cóctel dudoso de yautjas, androides y xenomorfos reciclados
Lo que empezó como una promesa de revitalización para la franquicia Predator parece ahora un experimento de laboratorio más, de esos donde se mezclan ingredientes potentes en apariencia pero que, al final, desprenden un olor a reciclaje narrativo. Predator: Badlands, nueva entrega dirigida por Dan Trachtenberg —quien nos dejó con ganas de más tras la correcta Predator: La presa—, confirma lo que ya se venía oliendo: no solo será otra película del universo Depredador, sino que suma a los Aliens al guiso, en un crossover que promete espectáculo… pero también ruido y fatiga.
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El tráiler, que se regodea en su violencia cartoon y su estética digital anodina, nos presenta a un joven Yautja desterrado que, cosas del destino, termina formando equipo con Thia, una androide a medio montar encarnada por Elle Fanning. Ella, mitad humana, mitad producto Weyland-Yutani —sí, otra vez esa empresa maldita— aporta la cuota de ternura sintética y chispazos de humor automático que tan bien funcionan en los PowerPoints ejecutivos de los estudios. ¿Funciona? En parte. ¿Sorprende? En absoluto.
La fórmula parece clara: mezclar la estructura de una buddy movie con ciencia ficción de saldo, añadir referencias al universo Alien, poner a una estrella magnética como Fanning en el centro y cruzar los dedos para que funcione. Pero Badlands da la impresión de que confunde energía con emoción, velocidad con tensión y guiño con originalidad. Es, de nuevo, cine de algoritmo camuflado de blockbuster con pedigrí.
Dan Trachtenberg regresa con el mismo guionista que en La presa, Patrick Aison, pero esta vez el tono parece más liviano, más autoconsciente, más producto. Hay monstruos, explosiones, cámaras lentas, desiertos y efectos por todas partes. Todo lo que uno esperaría en la lista de ingredientes, pero poco de lo que hacía que las primeras Predator fueran películas que se quedaban en la retina por su crudeza casi artesanal.
Y sí, Elle Fanning sigue siendo una actriz maravillosa incluso cuando se le dan líneas mecánicas y funciones narrativas de soporte emocional al alienígena de turno. Pero el temor es que Predator: Badlands sea menos una película que una idea ejecutiva alargada, un crossover forzado que busca exprimir lo poco que queda de estas franquicias tan queridas, antes de su próximo letargo.
El estreno está previsto para el 7 de noviembre de 2025, esta vez sí en salas de cine, como si la gran pantalla pudiera devolverle el alma a un concepto que, por ahora, huele más a marketing que a verdadero cine. A esperar sentados… o no esperar nada.
La saga Predator volverá a los cines el 7 de noviembre de 2025 con «Predator: Badlands», dirigida por Dan Trachtenberg (Prey, Calle Cloverfield 10), y protagonizada por Elle Fanning.
Durante el evento CinemaCon, Fanning sorprendió al público al revelar que su personaje, Thia, no será una víctima del temible cazador alienígena, sino su inesperada aliada. “Algo sin precedentes ocurre en esta película, y mi personaje no es quien está siendo perseguido”, explicó la actriz. “De hecho, mi personaje se une al Predator, y vais a verlo bajo una luz completamente nueva”.
El director Dan Trachtenberg ya había adelantado que la criatura estaría “en el centro de la acción”, destacando que, aunque sigue siendo una figura imponente, esta vez también buscarán una conexión emocional con el público. La idea es que los espectadores no solo teman al depredador, sino que lleguen a simpatizar con él. “Ha sido un reto crear un personaje que intimide pero que también conecte contigo”.
Además, «Predator: Badlands» no será la única entrega de la saga este año. Steve Asbell, jefe de 20th Century Studios, adelantó que hay otra película del universo «Predator» prevista para antes de Badlands, aunque de momento se mantienen todos los detalles en secreto.
Depredador regresa al cine: entre la nostalgia y la agenda moderna
El universo cinematográfico parece estar atrapado en un ciclo perpetuo de reboots, secuelas y adaptaciones nostálgicas. Una de las sagas más emblemáticas que ha vuelto a resonar es Depredador, esa bestia alienígena que debutó en 1987 y cuya primera entrega, dirigida por John McTiernan, se ha convertido en una obra maestra indiscutible del cine de acción y ciencia ficción. Ahora, Disney, a través de 20th Century Fox, ha decidido devolver al Depredador a las salas de cine con una nueva entrega: Badlands, en la que la protagonista será, nuevamente, una mujer, siguiendo la tendencia de la «agenda woke».
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Este regreso marca un cambio crucial en la historia de Depredador, pues la franquicia ha sido testigo de un descenso alarmante en calidad desde su debut. Cada nueva secuela se ha distanciado más de la perfección del original. Desde Depredador 2 (1990), hasta experimentos como Predators (2010) y The Predator (2018), la saga ha mostrado una falta de dirección clara, afectada tanto por guiones mediocres como por la creciente obsesión de la industria con efectos especiales que, si bien impresionan visualmente, carecen de la tensión visceral que caracterizaba al primer filme. Ver y descargar Predator: Badlands torrent
Y así llegamos a Prey (2022), un inesperado experimento lanzado directamente en Disney+ y Hulu. Aunque celebrada por algunos, la película confirmó una tendencia: la plataforma de streaming como el nuevo hogar de grandes franquicias que antes hubieran dominado la taquilla. Esta apuesta por el streaming hace que la evaluación del éxito de estas películas sea opaca, ya que las plataformas manejan sus métricas internas de manera discrecional, y lo que realmente significa el «éxito» es incierto. Las cifras no son accesibles y, por tanto, los creadores y el público permanecen en la oscuridad sobre el verdadero impacto de estas producciones. Descargar Torrent Depredador Badlans
Sin embargo, en esta nueva era, Depredador regresa al cine, una decisión que puede interpretarse como un intento por recuperar una presencia que perdió durante años. El hecho de que Disney lleve de nuevo al Depredador a la gran pantalla podría parecer una señal positiva, una vuelta a la seriedad y ambición que una saga de este calibre merece. Pero los detalles filtrados sobre Badlands han despertado tanto curiosidad como preocupación.
El regreso de una mujer como protagonista, encarnada por Elle Fanning, ha desatado la polémica. ¿Es esta otra movida dentro de la «agenda woke» que tantas críticas genera en ciertos sectores del público? En un contexto donde las decisiones creativas parecen cada vez más dictadas desde las oficinas de marketing y no desde la mente de los guionistas o directores, el hecho de que la protagonista femenina sea impuesta como el eje de la trama levanta dudas sobre las verdaderas motivaciones detrás de la producción.
Desde un punto de vista cinematográfico, Depredador siempre ha sido un relato sobre la supervivencia y la lucha contra lo imposible. En la primera entrega, Arnold Schwarzenegger encarnaba el paradigma del héroe masculino imbatible, una figura que enfrentaba a la muerte con la brutalidad de sus músculos y su ingenio. Ahora, con la imposición de una protagonista femenina, el desafío es trasladar ese mismo espíritu sin que la narrativa se convierta en una simple reacción a las corrientes contemporáneas de inclusión. Descargar Torrent Depredador Badlans
A esto se suma la ya conocida pérdida de poder creativo que sufren los directores y guionistas en las grandes producciones. Dan Trachtenberg, director de la aclamada The Predator: The Hunt, vuelve a ponerse tras las cámaras, pero cabe preguntarse cuánto margen de maniobra tiene realmente en una industria donde los estudios y sus despachos de rentabilidad manejan la mayoría de las decisiones. A menudo, las grandes franquicias no son moldeadas por los artistas, sino por el deseo de maximizar beneficios, generando películas que parecen más productos que piezas artísticas.
El hecho de que Badlands tenga un estreno planeado en cines y luego pase a plataformas de streaming como Disney+ muestra que, a pesar de esta nueva etapa, las grandes plataformas siguen teniendo la última palabra. ¿Estamos ante una simple transición hacia lo que podría ser un fenómeno exclusivo de las plataformas? ¿O tal vez, de una manera u otra, el Depredador esté siendo utilizado como una pieza clave en una estrategia comercial más amplia, en la que la narrativa, la calidad y la creatividad han pasado a un segundo plano?
Finalmente, lo que verdaderamente importa es si Depredador puede redimirse a sí mismo. ¿Será capaz Badlands de revitalizar la saga o caerá nuevamente en la espiral descendente de las secuelas anteriores? Los fans y cinéfilos que reverencian el legado de la película original esperan ansiosos, conscientes de que este podría ser el último gran intento de devolver a Depredador a la cima. Y si bien el camino que ha tomado la saga a lo largo de los años ha sido incierto y a menudo decepcionante, el simple hecho de que regrese al cine —aunque con todos los elementos propios de la industria actual— ofrece una pizca de esperanza para aquellos que aún creen que en algún lugar, bajo la carcasa de los intereses corporativos y la agenda mediática, podría latir el corazón de lo que alguna vez fue un clásico intemporal del cine. Descargar Torrent Depredador Badlans.
