El 26 de noviembre la saga ‘Resident Evil’ regresa a los cines, pero lo hace volviendo a la casilla de salida. ‘Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City’ es un reboot en toda regla de las adaptaciones cinematográficas de los videojuegos de Capcom, con nuevo elenco protagonista encabezado por Kaya Scodelario y nuevo director al frente: Johannes Roberts. Por lo que habíamos visto en los tráilers y material promocional, esta nueva versión busca ser mucho más cercana a los juegos que las películas de Milla Jovovich. Y eso, según indican las críticas, eso lo han conseguido. Todo lo demás… es discutible.

Soy culpable. Me gustaron algunas de las películas de Resident Evil perpetradas por Paul W.S. Anderson y Milla Jovovich. En especial la segunda, que hacía su particular adaptación del ocaso de Raccoon City, con un Némesis que parecía un juguete enorme y la presentación de una acertada Jill Valentine de la mano de Sienna Guillory. Por supuesto, estas películas (que posteriormente desbarrarían con su trama de clones, poderes psíquicos y la mala baba del director al no dejarnos disfrutar de la prometida batalla en la Casa Blanca) eran malas películas y pésimas adaptaciones, que de Resident Evil sólo tenían el título y algún que otro personaje salpicado aquí y allá. En la actualidad se ha demostrado que se pueden adaptar videojuegos a la gran pantalla de forma efectiva (Detective Pikachu, Sonic, Silent Hill, etc…), tratando de encontrar el equilibrio entre una adaptación fiel y una buena historia que funcione como película.

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Por eso tiene todo el sentido del mundo la existencia de un proyecto como el de Johannes Roberts, director, entre otras, de las dos partes de A 47 metros o la segunda parte de Los Extraños (subtitulada como Cacería Nocturna). Roberts da carpetazo a las peripecias de la Alice de Anderson y decide, ahora sí, llevar a cabo una traslación de los videojuegos de Resident Evil al cine, tomando como punto de partida las historias de sus dos primeras entregas y algunas dosis de RE: Código Verónica. Y fracasa.

No entiendo por qué. Nunca me he considerado un crítico de cine, aunque escriba en esta página, y siempre me he intentado basar en la honestidad para transmitir las sensaciones que he experimentado con una película. Pero esperaba que mis estudios de cine me permitieran saber por qué una película como esta es fallida. No lo sé. Rezuma mediocridad por todos lados, pero a una parte de mí le encanta lo que veo, esta especie de respetuoso festival de cosplay con algunas ideas muy acertadas y otras que uno se pregunta quién ha podido aprobarlas y por qué.