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El exploitation también llegó a nuestras tierras hasta tal punto que fuimos capaces de crear nuestro propio Conan. Tunka es el resultado y estamos ante una película de la que podemos decir sin miedo a equivocarnos que es mala hasta aburrir y de la cual no se puede salvar apenas nada a excepción de esos cielos amarillos antítesis de los rojos conseguidos por Vittorio Storaro en Lady Halcón y algún detalle de su guión. Tunka es una obra pueril que debe servir de ejemplo a los jóvenes para saber como no se debe rodar cine. Aún así o más bien por eso, es de obligado visionado para cualquier amante del cine exploitation.

Ficha técnica
Tunka el Guerrero, España, 1983
Director: Joaquín Gómez Género: Espada y brujería Guión: Joaquín Gómez Intérpretes: Joaquín Gómez (Tunka), Remedios Hernández a.k.a. Paula Farrell (Malenka), Tom Hernández (El Gran Sabio) 


Argumento En una era post-apocalíptica, donde el pasado y el presente se confunden, la humanidad está dividida en múltiples clanes en los que impera una estricta separación de sexos. La tribu exclusivamente femenina de las “Selenas” ha establecido su hegemonía en un vasto territorio. Esas temibles amazonas han logrado subyugar a la pacífica tribu de los “Senkas”, integrada sólo por hombres. Éstos se ven obligados a residir en el valle de Syx. Los “Tesalis”, otro pueblo compuesto por varones, forman parte una etnia maligna que busca esclavizar a todo el orbe. Un destacamento de selenas es atacado por los tesalis. Las chicas son llevadas como prisioneras a una gruta. Sin embargo una de ellas ha logrado escapar a la emboscada, y se presenta ante la reina Tanit y su consejera Malenka para informarlas de lo acontecido. Tanit ordena que se envíe a Trila, el “elegido” de los senkas, para que rescate a las mujeres y se enfrente al malvado Gorgo, líder de los tesalis… 

La película | Crítica 

Si nos vamos a lo positivo hay que decir que “Tunka el guerrero” contiene un par de elementos interesantes en lo que respecta al argumento: Por un lado nos muestra una inicial separación entre tribus de hombres y mujeres, hostiles entre sí, algo que recuerda ligeramente a la “guerra de sexos” que mediante ingeniería social trata de implementarse en la actualidad (la llamada “ideología de género”). Ese enfrentamiento debe ser superado para que vuelva a reinar la armonía “en el nuevo ciclo”. Y de hecho, los senkas y las selenas terminan dándose cuenta de que habían vivido en un engaño: Ambos pueblos descubren quién es el enemigo real (los tesalis) y se unen para combatirlo (aunque, como dice el epílogo, “el Mal siempre estará al acecho”). Sólo cuando los dos sexos han dejado de mirarse mutuamente con recelo puede dar inicio una nueva época de prosperidad. También es digno de mención que la película busque reflejar la concepción cíclica del tiempo: Los hechos narrados acontecen tras un apocalipsis, pero no necesariamente en el “futuro” respecto a nosotros como el famoso “Mad Max” y otros films de temática post-apocalíptica similares. Recordemos que los mitos y leyendas de muchos pueblos antiguos hablan de grandes cataclismos (quién sabe si “nucleares”) como aquel que hizo que los océanos engulleran la Atlántida (sin olvidarnos del “diluvio universal”, historia presente en muchas culturas).

Dicho esto, hay que reconocer que la película en sí es por desgracia un completo despropósito. Las producciones barbarian-explotation italianas como “Gunan” o “Sangraal” (cinematográficamente hablando lo más similar que nos podemos encontrar a “Tunka”), cuentan con una calidad técnica y artística muy superior; e incluso con un holgado presupuesto en comparación. Las “interpretaciones” en “Tunka” varían desde la lacónica y flemática sobriedad de la mayoría de los personajes (entre ellos el insípido protagonista) hasta el teatral histrionismo exacerbado de otros (especialmente el del “Gran Sabio”, que aparece a lo largo del metraje a modo de narrador, soltando monsergas análogas a las de la voz en off de “Gunan”). Los grotescos “malvados” responden al clásico estereotipo infantiloide: Carcajadas “malignas” a cada momento, al mismo tiempo que muy tontos. No podía faltar tampoco el “amigo gracioso” del protagonista; en éste caso se trata de un enano, quien acompaña a Tunka “amenizando” sus expediciones. Lo cutre del vestuario de las amazonas es de vergüenza ajena: A excepción de las principales selenas Tanit y Malenka, quienes tienen un aspecto de bárbaras “decentes”, las demás van ataviadas con unos vestidos que parecen disfraces baratos de “los Picapiedra”. Tendría un pase si al menos enseñaran las carnes, pero ni eso. Tanit y Malenka son las únicas relativamente sexys, aunque tampoco están a la altura de Sabrina Siani. La película fue rodada en las montañas y costas cántabras, tomando unas ruinas romanas (templo y anfiteatro) para escenificar los dominios de las selenas. Joaquín Gómez es el responsable de perpetrar éste “pseudo-Conan” español. Hay que reconocer que se tomó en serio su proyecto fílmico, tratando incluso de envolverlo con ciertas pretensiones didácticas. Lamentablemente su falta de medios y conocimientos técnicos (así como una obvia ausencia de talento) hace naufragar el resultado final. Además de dirigir, encarna bajo el alias de Dan Barry al protagonista Tunka. La carrera cinematográfica de Joaquín Gómez incluye una colaboración con el “licántropo ibérico” Jacinto Molina (a.k.a. Paul Naschy) en el peplum hispano “Los Cántabros” (1980), una película mucho más digna. Allí Joaquín Gómez/Dan Barry interpreta al caudillo cántabro Corocotta (siglo I a.C.), quien resistió a la invasión romana.


Conclusión final


Cuando analizamos este típo de obras se trata de hacerlo desde un punto de vista comprensible para ser benévolos con un producto que el paso de los años le ha dado un carácter de obra afincada al terreno del culto pero, esta vez lo siento pero no. No es de esas películas que son tan malas que te hace reír o que con unas cuantas cervezas puedes pasar una tarde divertida. Es mala precisamente porque quiere ser buena.
Unos actores salidos de un carnaval se enfrentan en unas peleas legendarias. Espadas que se doblan al chocar, asedios en los que antes de llegar hay gente tumbada haciendo el muerto, en los fondos ves gente parada (en una pelea en el fondo ves 4 parados hablando y no echan un pitillo porque no tienen uno a mano), y todo rodado en el mismo monte.Y dicho así puede parecer gracioso, cierto, pero es que ves como se lo toman totalmente en serio esperando que la obra fuera una mítica del cine patrio. Solo hay que pensar que es una obra para todos los públicos, por lo tanto peleas sangrientas, barbarie o destape va a ser que no.Le doy un punto extra porque lo que pudo costar esta película para un director novato puede representar un fan film excelente y viral.