Crítica by Lucen del clásico ROADHOUSE (DE PROFESIÓN DURO, 1989) donde Patrick Swayze alcanza el zenit físico junto al desnudo de Kelly Lynch

Podríamos decir que una cinta de acción de los 80s que cuenta en la producción con Joel Silver, es seguro de éxito y buen hacer, pero en este caso Joel Silver no calculó bien su labor. Pero no pasa nada, podemos decir que una película de acción que cuenta con Michael Kamen en la BSO es también significado de placer, pero esta vez Kamen tampoco fue suficiente. Ahora bien contar con Patrick Swayze si que te asegura una calidad real respectable al menos en la labor del héroe, pues tampoco ¿Y si sale Sam Elliot? Pues mejora pero no salva. Ya lo tengo ¿y si decimos que Kelly Lynch sale desnuda podemos crear hype con esta obra? Lamentablemente ni las tetas de Lynch salvan una película donde los protagonistas absolutos son sus dos ineficientes e infantiles guionistas.

Y vamos al grano, la película podía haber sido un clásico de la acción de aquellos años, si Silver hubiese frenado ese horrible guión que partía de una idea interesante para llevarlo al ridículo más absoluto. La historia de amor parece escrita por el peor de los becarios, los diálogos cortos, secos y directos en la línea del cine negro, son en más de una ocasión vergonzantes y lo peor es el tono de la película en él que mientras Swyze, Elliot y Kamen intentan dar seriedad al asunto, Ben Gazzara y sobre todo los dos guionistas, intentan aportar el toque de humor de Jungla de Cristal y Arma Letal que aquí no pega ni con cola.

El perdedor absoluto es la estrella principal que queda descolocada no por su labor interpretativa sino por la ineptitud del guionista y su cómplice el director.

De este modo ROADHOUSE queda en el recuerdo más por lo que pudo ser que por lo que fue, queda también por ser un intento fallido de que Swyze se convirtiese en héroe físico de acción (más artes marciales que disparos) y queda también por ser uno de los últimos coletazos de aquella gloriosa década de los 80s donde el cine de acción fue el rey absoluto de la taquilla. ‘De profesión Duro’ como aquí se llamó es hoy día una muestra falsa y ridícula de lo que fue el género más noble de aquellos años, queda también como el puente de color rosa hacia los thrillers eróticos de los 90s y queda como un recuerdo de una estrella poco reconocida como fue Patrick Swyze.