Inspirada en una novela de Jacqueline Susan. Despiadado retrato del mundo del espectáculo. Las protagonistas son tres jóvenes aspirantes a la fama. Una de ellas (Sharon Tate) averigua que tiene cáncer y que no podrá seguir haciendo películas pornográficas. Otra es una ambiciosa cantante (Patty Duke) que, incapaz de asimilar el éxito, se convierte en una adicta a las pastillas. La tercera, una remilgada joven de Nueva Inglaterra (Barbara Parkins), tiene que conformarse con hacer spots publicitarios y acaba también enganchada a las drogas.
Nos encontramos ante un producto típicamente sixties, que retrata una época muy concreta (finales de los 60) y que adolece de algunos tics muy de la época, desde el montaje, la música, los diálogos y reflexiones que se plantean aunque el mensaje sigue a día de hoy con plena vigencia. “Solo si se tiene auténtico talento y se sabe trabajar aprovechando las oportunidades que el destino te brinda, la fama es perdurable siempre y cuando uno no se lo crea ni viva obsesionado por ello”. La película está estructurada en 3 historias entrecruzadas de 3 chicas que se conocen entre sí, y con destinos muy diferentes para cada una de ellas. Basada en el entonces aclamado Best Seller de Jacqueline Susan, hoy día descubrimos uno de los primeros papeles de cierta relevancia de la malograda Sharon Tate (entonces novia y posterior segunda mujer de Román Polanski) tristemente famosa por los asesinatos de Charles Manson, descubrimos que si el destino hubiese sido otro y con los papeles adecuados, hubiera podido ser una de las estrellas sexys de los 70. Destacar además la colaboración ácida y temperamental de Susan Hayward como actriz veterana dándoles buenas réplicas a las protagonistas. A pesar de lo dicho no se hace pesado su visionado que recomiendo si se tiene ocasión.