Cuando en 1996 el juego ‘Resident Evil’ llegó a la primera Playstation, el mundo del videojuego sufrió un colapso por complejo que duró más de 2 décadas.
Hasta la llegada de la obra rompedora de Capcom, esas pequeñas cajas llamadas consolas eran un mundo para niños dominadas por colores intensos y nombres como los de Mario, Zelda, Sonic o simplemente “marcianitos”, el juego de terror y zombies cambió eso para siempre y los colores pasaron a ser tonalidades grises y los saltos y alegrías, sangre y destrucción, ese movimiento se llamó “la adolescencia del videojuego”, es decir, los adolescentes empezaban a ocupar el lugar que los niños habían tenido hasta ahora en las colas de los grandes almacenes o en los mostradores de videoclub con alquiler de videojuegos. Este colapso hizo que Nintendo se hundiese hasta casi el abismo y tanto su consola N64, como su Gamecube como su Wii U (Wii se salvó por ser un fenómeno viral/social) perdieron el liderato del mercado en gloria del sistema de Sony que supo unir el videojuego a los “adultos”.
Pero todo complejo llega a su fin y querer devaluar una obra luminosa y colorida como Mario 64 únicamente por no estar enfocada a un público “adulto”, tenía los días contados, esa fecha era hasta que esos adolescentes que dieron la espalda a Nintendo simplemente por complejo, volvieran a ella cuando madurasen y se diesen cuenta que los videojuegos no son adultos ni infantiles, simplemente son obras de entretenimiento. Ese regreso a la normalidad se llamó Nintendo Switch, lugar o artefacto donde los complejos desaparecen y Resident Evil, The Witcher, Mario y Zelda pueden vivir juntos en armonía e iguldad.
Mario, Resident Evil y el complejo de Rambo y el cine de acción
Pues bien, todo este ejemplo viene dado para que entendais que las películas no son adultas o infantiles, simplemente son obras de entretenimiento que a veces se convierten en obras de arte y ya está
Y esto amigos es lo que sucedió con el cine de acción de los 80s, que a causa de una mala praxis de los criticos de cine, estas producciones creadas por Joel Silver y similar sufrieron un condena pública que las sumió en una decadencia por complejo de la que todavía no han podido salir pero que, al igual que ocurrió con Mario, llegará el dia en que nadie tenga vergüenza de decir que ‘Rambo’ es una genial película.