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Zipi y Zape vuelven al colegio después de las vacaciones y se encuentran con nuevo compañero, Oliverio, un niño huérfano muy rico que vive con su tía Aniceta. Oliverio es víctima de las bromas de sus compañeros. En una de ellas le destrozan su flamante traje. Zipi y Zape han visto esta mala pasada y acuden en su defensa.

Enrique Guevara, autor de películas como «Orgasmo caliente» o «En busca del polvo perdido» (ver ficha en IMDb), cambia totalmente de registro para deleitarnos con este intento de película infantil. Y digo intento porque la película es mala a rabiar, y cualquiera que se considere fan de los cómics originales se sentirá defraudado.

La trama se centra en la amistad que entablan Zipi y Zape con Oliveiro, un niño rico. Sin embargo, hay una banda de mafioso italianos que lo quieren secuestrar. A partir de ahí la película es una sucesión de escenas surrealistas que poco tienen que ver con el espíritu del cómic, podemos ver un coche volador, una grupo de bomberos con picas y mazas de guerra, carteles con mensajes como «Do not say chorradas» o «Zipi y Zape’s house», un discoteca en la que dan conciertos de «rock» plagadas de crías de 12 años…

Hasta salen Sherlock Holmes, los Ángeles de Charlie y un Hulk azul. Eso sí, no pegan ni con cola.

Ademas, la película es muy recomendable para el publico infantil porque trasmite valores como el compañerismo y la tolerancia hacia personas de otros pueblos o razas. (Ironía)

En definitiva, un truño patrio de visionado obligatorio a la altura de títulos como «House of the Dead» de Uwe Boll.