La mordida que nunca cicatriza: ‘Piraña’ (Joe Dante, 1978) en su glorioso VHS español
Hubo un tiempo en que las películas no se reproducían: se poseían. Habitar una cinta VHS era entregarse al desgaste noble de los cabezales, al crujido eléctrico del tracking, a los colores magenta mal calibrados como si el celuloide hubiese sido sumergido en sangrías y óxido. Así sobrevive, aún hoy, la deliciosa monstruosidad de Piraña (1978), esa sátira anfibia dirigida por un joven Joe Dante y que, en su edición en castellano íntegro para vídeo doméstico, conserva toda la efervescencia del terror lúdico de serie B.
[archiveorg pirana_202404 width=640 height=480 frameborder=0 webkitallowfullscreen=true mozallowfullscreen=true]Porque Piraña no sólo fue una respuesta a Jaws, sino su versión punk. Un Spielberg pasado por las fauces de Corman. Un canto desafinado pero feroz al cine de explotación que se tomaba la libertad de devorarlo todo —sangre, comedia, crítica social— sin perder la sonrisa afilada.
![Captura-de-pantalla_7-6-2025_825_archive.org_ Ver Piraña (Joe Dante, 1978) [Película en formato VHS, conservada completa en castellano]](https://www.cinematte.com.es/wp-content/uploads/2025/06/Captura-de-pantalla_7-6-2025_825_archive.org_.jpeg)
Una cinta que muerde
Ver Piraña en su edición VHS española es regresar a un eco casi arqueológico de la experiencia original. Conservada completa, doblada con ese castellano rotundo de los setenta —tan de agencia, tan impostado que acaba siendo entrañablemente poético—, la película se despliega con la textura de una pesadilla acuática grabada en cinta imantada. Las voces suenan con esa ligera reverberación que hacía que hasta el miedo pareciera venir de una radionovela posapocalíptica.
La calidad visual, por supuesto, es defectuosa en el mejor sentido: el agua parece siempre turbia, el rojo sangre se acerca más al marrón herrumbroso, y las criaturas —esas pirañas mutantes creadas para el ejército y liberadas por accidente— emergen del grano con el fulgor de una amenaza mitológica. Dante convierte el lago en un campo de batalla suburbano donde el absurdo y el horror se confunden con el espíritu anárquico de la New World Pictures.
![Captura-de-pantalla_7-6-2025_8517_archive.org_ Ver Piraña (Joe Dante, 1978) [Película en formato VHS, conservada completa en castellano]](https://www.cinematte.com.es/wp-content/uploads/2025/06/Captura-de-pantalla_7-6-2025_8517_archive.org_.jpeg)
Joe Dante antes de la dentadura fina
Antes de Gremlins, antes de Matinee, Dante ya era un orfebre del caos organizado. Aquí juega con los tropos del cine de monstruos, pero los pervierte: la heroína es sarcástica, el científico loco se bebe sus errores, y los militares —en plena era post-Vietnam— son más caricatura que autoridad. La crítica no se enuncia: salta desde las fauces de los bichos.
Dante filma con presupuesto raquítico pero con instinto de francotirador. Cada plano es funcional, y cada ataque de las pirañas está montado con la urgencia de quien sabe que el tiempo es corto y el celuloide, caro. Pero eso no impide que se cuele la poesía del caos: cuerpos arrastrados bajo el agua como lienzos vivos, niños gritando en un campamento de verano que se transforma en tragedia, sangre diluida en el sueño americano.
![Captura-de-pantalla_7-6-2025_8258_archive.org_ Ver Piraña (Joe Dante, 1978) [Película en formato VHS, conservada completa en castellano]](https://www.cinematte.com.es/wp-content/uploads/2025/06/Captura-de-pantalla_7-6-2025_8258_archive.org_.jpeg)
Edición VHS: el culto en formato menor
La edición española en VHS —editada a comienzos de los 80 por Video Instant o alguna otra distribuidora doméstica de la época— es un objeto de fetiche. El diseño de la carátula, con aquella ilustración exagerada de una mujer siendo atacada bajo el agua, es puro erotismo pulp con sabor a ferretería de barrio. El lomo de la caja, con su tipografía tosca y sus advertencias legales, anticipa que esto no es un producto sino un artefacto: una cápsula temporal de cuando el terror se consumía en familia… entre cabezadas, palomitas y algún trauma que nunca se verbalizó.
Hoy, ese VHS conservado completo en castellano representa más que una rareza: es una reliquia de la época en que el cine se hacía material, en que cada rebobinado era una ceremonia. Es también la forma ideal de ver Piraña: con imperfección, con arrastre, con las líneas temblorosas de una imagen que sangra por los bordes.
![Captura-de-pantalla_7-6-2025_8357_archive.org_ Ver Piraña (Joe Dante, 1978) [Película en formato VHS, conservada completa en castellano]](https://www.cinematte.com.es/wp-content/uploads/2025/06/Captura-de-pantalla_7-6-2025_8357_archive.org_.jpeg)
Porque Piraña no sólo quería asustarte. Quería hacerlo con estilo y con colmillos de plástico. Quería morder tu verano. Y en su edición en cinta magnética, aún puede hacerlo.
Epílogo: aún hay sangre en la cinta
Las pirañas de Joe Dante no se han extinguido. Viven en los aparadores de coleccionistas, en videoclubes fantasmas, en estanterías con polvo de otra era. Viven, sobre todo, en esa edición española en VHS que conserva su espíritu sin domesticaciones digitales, con su doblaje original intacto como una lengua muerta que aún escupe veneno.
Y si uno escucha con atención, entre el zumbido del reproductor y el crepitar de la imagen, puede oírse todavía el chapoteo de algo que se acerca, una dentellada que viaja desde el pasado.
Una mordida que nunca cicatriza.