Road House. De profesión: duro (2024) | Gracias a tu existencia, ahora la original se convierte en obra maestra | By Lucen
CRÍTICAS DE CINE BY LUCEN
El clásico con Patrick Swayze ‘De profesión duro’ se reinventa queriendo demostrar lo que no es ni puede ser por estrictas reglas de un guión impuesto desde la sala de accionistas, quienes añaden a Conor McGregor,
Ha llegado a Amazon Prime Video un nuevo intento de nostalgia de los 80s adaptado a estos nuevos tiempos de falta de libertad y maquillajes estúpidos que asustan. Cuando todos pensábamos que la obra original de Joel Silver podía alcanzar el ridículo en su máxima expresión, la nueva versión la convierte en obra de culto para adultos que al menos sí, sabían leer.
Donde lo ridículo nacía por comparación, ahora lo hace por definición, es decir, la primera ‘Road House’ era ridícula comparada con todo lo bueno que le rodeaba, la de hoy día parece ridícula porque ese es su genoma.
Mantenemos la bella fotografía original y añadimos una cámara más viva y espectacular en las escenas de acción, haciendo estas mucho más duras en su concepción visual y mucho más imbéciles en su concepción interior y narrativa. La América interior deja paso a la exterior, esa donde la luz, el mar y el sol otorgan estilo y la posibilidad de lucir torsos las 24 horas del día y, usamos el humor por avergorzarnos de nosotros mismos. Mientras la de 1989 se tomaba en serio a si misma, lo fuese o no, esta se avergüenza desde el inicio y lo demuestra. Una adolescente dueña de una tienda de libros, nos habla de Hemingway y novelas pulp del oeste para dejar claro al espectador que los creadores del film no se están tomando en serio, que sólo estamos ante una broma bien rodada ideada para ampliar contenido de una plataforma de streaming.

QUIERO SER MAYOR PERO SOLO TENGO 4
Así se vende un producto que quiere ir de cómic respetando parte de la trama original y adaptándola a los nuevos tiempos. Los empresarios hombres cincuentones dejan paso a feminas veinteañeras de color para sumar puntos en su «blanqueamiento social», así, la dueña ya no es hombre sino mujer, ya no es de raza blanca sino de raza negra, el culo ya no lo enseña la chica de la película sino el villano, hasta ahí respetamos las reglas y el guión actual pero en cambio, la graciosa sigue siendo una gorda fea con gafas sin derecho a enamorarse del héroe de la función ya que ese derecho sólo recae sobre la guapa, porque la igualdad va de raza y de género pero no de físico, el físico es lo que vende por lo que no interesa blanquelarlo.
Y claro, el protagonista había que cambiarlo ¿como? añadiéndole un drama interior de teleserie de Netflix y siendo una autoparodia de si mismo como referencia de los creadores (ojo yo protagonista se que estoy ante una tontería, ojo, yo guionista y director se que estoy ante una tontería tambien). Oiga, pues dejeme tranquilo debería decir el protagonista y los creadores de la original del 89.
Pero claro, el tiempo avanza y la técnica también. Así las peleas lejanas y tajadas de la original dan paso a un festival de realidad apoyado por una nueva técnica de filmación donde los actores son sustituidos solo en los momentos de golpeo, así nos encontramos con un festival de peleas que es sin duda lo mejor de la película por una única y sencilla razón. Estas sí que han sido tomadas en serio por parte del director, el productor, el actor y McGregor.

Sorprende el papel del luchador en la vida real Conor McGregor, perfecto como villano atolondrado, una mala bestia con mirada crujealmas que deja algunos de los momentos más dolorosos de ‘Road House’ y podría protagonizar su propia historia de orígenes en una serie de relleno Prime Video.
Por tanto. No hacía falta hacer un remake de esta película sino creías en ella. Si la veías ridícula, pueril o machista, simplemente debías inventar una historia con luchadores de UFC llenos de tatuaje, mensajes de cancelación y algoritmos de audiencia creados por una IA y apoyados por un grupo de inversores. Por que si no, pasa lo que pasa, que esta nueva ‘Road House’ no solo no sabe diferenciarse de forma justa de ‘De profesión duro’, sino que su existencia hace daño a la cinematografía actual, sobre todo a la gestada bajo las plataformas de streaming. Lo único bueno de la existencia de esta nueva versión es que, si por comparación con sus películas coetaneas, ‘Road House: de profesión duro’ de 1989, parecía ridícula, ahora por comparación con la actual, parece una obra maestra a reivindicar.
