filmografía de M. Night Shyamalan

filmografía de M. Night Shyamalan

Prólogo: El Legado de la Sombra

El cine, ese arte que captura la fugacidad del instante y lo transforma en algo eterno, ha visto surgir, a lo largo de su historia, a figuras cuya capacidad para esculpir la tensión y el suspense les ha otorgado un lugar imperecedero. En este panteón de creadores, Alfred Hitchcock resplandece como el maestro indiscutible del misterio, aquel que fue capaz de redefinir las fronteras del miedo y el control sobre la audiencia. Su cine no era una simple exhibición de intriga, sino un ejercicio milimétrico de puesta en escena y lenguaje visual, un rompecabezas donde el género servía de vehículo para reflexionar sobre los miedos más primordiales, las pulsiones invisibles y los deseos inconfesables.

A finales del siglo XX, el relevo de esta herencia cinematográfica halló a su sucesor en M. Night Shyamalan, un cineasta que, lejos de copiar los esquemas del maestro, se propuso reinventarlos. En Shyamalan, el suspense ya no es un mero artificio para sostener la narración, sino un arquetipo que esconde un objetivo más ambicioso: la construcción de una experiencia estética. Como Hitchcock, Shyamalan entiende que lo visible es sólo la punta de un iceberg y que el verdadero cine acontece en los márgenes de la imagen, en el subtexto que se despliega detrás de cada plano.

Shyamalan recoge el testigo y lo eleva, en una época en la que el cine ha caído, con frecuencia, en la trampa de lo inmediato, del impacto fugaz y la emoción superficial. Sus filmes, revestidos de una simplicidad aparente, ocultan una intrincada red de simbolismos, de miradas sugerentes y decisiones formales que rehúyen lo obvio. Como un prestidigitador de la imagen, Shyamalan invita a la audiencia a participar en el misterio de lo no dicho, en la elocuencia de lo ausente. La puesta en escena se vuelve un diálogo entre lo que se muestra y lo que se oculta, una danza hipnótica donde cada elemento —la luz, el encuadre, la elección del color— tiene un propósito más allá de lo inmediato.

Pero donde el cine de Shyamalan alcanza su verdadera grandeza es en su capacidad para trascender el tiempo. Al igual que las grandes obras de Hitchcock, sus películas no envejecen porque sus intereses no son coyunturales. Son universales. En ellas, el suspense es un lenguaje con el que abordar los miedos atemporales, los vínculos humanos, la fragilidad de la percepción y la ruptura de lo cotidiano. Shyamalan no necesita explicar sus secretos ni resolver sus enigmas, porque sabe que la complejidad reside en la mirada del espectador atento, en aquel que puede ver más allá de la estructura del relato y penetrar en el corazón de la imagen.

Este cineasta es, en definitiva, un alquimista del género, un artífice de películas que, bajo una fachada de sencillez, ocultan una profundidad abismal. Para los ojos desprevenidos, sus películas pueden parecer artefactos de entretenimiento; para aquellos que se aventuran a mirar más allá, son monumentos a la capacidad del cine para trascender su propia forma. Como el Hitchcock de su tiempo, M. Night Shyamalan ha logrado crear un cine que desafía al tiempo, inmutable en su capacidad de sorprender, desentrañar y conmover. Así, mientras otros se pierden en la fugacidad de lo contemporáneo, Shyamalan sigue dibujando, con mano firme, un cine que se mira en el espejo de la eternidad.

filmografía de M. Night Shyamalan

Ahora pasamos a relatar su filmografía más destacada…

LA EXCEPCIÓN INCLASIFICABLE

13 – Praying with Anger (1992)

La primera película de M. Night Shyamalan es también la menos vista con diferencia: solo se proyectó en un par de festivales en Toronto y Nueva York.
Con diecisiete años, M. Night Shyamalan ya había rodado cuarenta y cinco películas caseras con una cámara Súper 8 que le habían regalado sus padres. Con 22 se graduaba en la New York University’s Tisch School of the Arts. Y antes de hacerlo, antes de salir de la universidad y disponerse a intentar seguir los pasos de su adorado Steven Spielberg, el cineasta nacido en la India y criado en Philadelphia rodaba su primera incursión en la gran pantalla con esta ‘Praying with Anger’ (id, 1992), un filme que producía él mismo con sus progenitores y para el que además servía de guionista e intérprete principal.
Claramente autobiográfica, aunque no contiene elementos fantásticos sí incide en temas habituales del director como la familia, la espiritualidad y la búsqueda de una identidad, todo en un tono muy ligero y decididamente fallido. Algunos críticos, siempre los primeros en la cola del impacto fácil, la ponen por encima incluso de sus películas peor consideradas, como ‘Airbender’, pero los paupérrimos medios, la torpeza narrativa y la falta de ambición convierten a ‘Praying with Anger’ en una película digerible solo si el listón está ubicado muy, muy bajo.

OBRAS MENORES

12 – Los primeros amigos (Wide Awake, 1998) – NOTA 7

Reparto: Joseph Cross, Timothy Reifsnyder, Dana Delany, Denis Leary, Robert Loggia, Rosie O’Donnell

De nuevo unos cuantos temas muy presentes en la filmografía posterior de Shyamalan (aquí, encabezados por la búsqueda de la espiritualidad) en una película sin componente fantástico y extremadamente anodina, que permaneció almacenada tres años hasta que consiguió un discretísimo estreno. En ella, un chaval (Joseph Cross) entra en una crisis de fe cuando muere su muy católico abuelo, e iniciará una búsqueda de Dios con la ayuda de una simpática monja (O’Donnell).

Si uno repasa las ideas argumentales de Wide Awake, Shyamalan no podría apuntar más alto: habla de amor desinteresado, de pérdida, de Dios, de amistad, de madurar, e incluso – y profundamente – de la muerte. Su gran acierto es la elección de, precisamente, el tono. Todo lo cuenta como si nadie antes hubiera tratado esos temas; el niño-explorador y su cuaderno de viaje nos van poniendo al tanto de las preguntas que muchas mentes pensantes se han ido haciendo a lo largo de la historia. Y lo hace con humildad, con humor y con ternura. Con esa manera que tiene Shyamalan de dosificar la información, y de hablar con delicadeza de las personas que sufren, que necesitan un cambio.
Esta preciosa película tenía un sólo defecto: la falta de un público concreto. Demasiado adulta para los críos, demasiado infantil para los adultos. Yo creo que las buenas historias no se miden en función del público, sino de la historia en sí. Crean su propio público, y aportan algo distinto. Los que disfrutamos con ellas, los que hemos visto “Mi vecino Totoro” o leído y disfrutado “El Señor de los anillos” no hacemos esas consideraciones. Simplemente las recordamos, como buenas historias que son, años y años después.

11 – Airbender: El último guerrero (The Last Airbender, 2010) – NOTA 7

Puede que esta película no sea para todos los públicos, puede que los fans de la serie de televisión no deberían verla y puede que a los que les gustó “El Sexto Sentido” y que siguen buscando otro sexto sentido en cada película de Shyamalan tampoco deberían verla.
Shyamalan ha dejado más que demostrado que su cine no es como “El Sexto Sentido”, su cine es “La Joven del Agua”, “El Bosque”, “El Protegido” o “Señales”. Shyamalan es uno de los pocos directores que quedan en el cine que siguen haciendo lo que quieren, no lo que le ordenan las grandes productoras de Hollywood y sólo por eso ya se merece el ser valorado positivamente.

Entrando en lo que el análisis de la película se refiere; puede que sea una película dirigida mayoritariamente hacia un público infantil, sin embargo, un adulto puede disfrutar a unos niveles muy elevados del film.
Un consejo, si eres fiel seguidor de este director indio y no te ha gustado “Airbender” te aconsejo que la vuelvas a ver, encontrarás a Shyamalan en estado puro en cada fotograma de la película, Night hace un despliegue de emociones tan melódico que consigue lo que se propone a cada momento.

-Lo mejor: sin duda la banda sonora y la secuencia final (como en todas las de Shyamalan), el que no se emocione con el final puede empezar a desfilar por la puerta de la casa de Night para no volver a entrar nunca más.

-Lo peor: el doblaje, muy pocas películas han tenido un doblaje tan lamentable en la historia de España.

10 – After Earth (2013) – NOTA 7

Reparto: Jaden Smith, Will Smith, Sophie Okonedo, Zoë Kravitz, Kristofer Hivju, Sacha Dhawan, Chris Geere, David Denman

Si quiero quedar bien en esta crítica y que sea aceptada por el público que la lea, debería decir que estamos ante un esperpento más del sobrevalorado director hindú M. Night Shyamalan, que estamos ante una producción infantil hecha y construida para el lucimiento del pequeño de la familia Smith, también debería decir que al igual que en ‘El bosque’, ‘La joven del agua’, ‘El incidente’ o ‘The last airbender’, M. Night Shyamalan demuestra que sus primeras películas fueron fruto de la casualidad y que en la actualidad debería dedicarse a pescar truchas en el lago Michigan.
Como mi intención no es la de quedar bien con el público que lea este artículo, diré primero que ‘El bosque’, ‘La joven del agua’ y ‘El incidente’ son tres genialidades del cine actual, y que ‘The last Airbender’ es una de las mejores producciones infantiles en mucho tiempo, así que antes de nada decir que con After Earth he disfrutado.

AFTER GOOD

Para empezar nos quedamos con la fabulosa fotografía de Peter Suschitzky, colaborador habitual de David Cronenberg y autor de los contrastes frios, calidos y sombrios de la maravillosa ‘El imperio contraataca’, que aquí aunque no llega al realismo habitual de los films de Cronenberg, si que al menos hace creíble gran parte de las secuencias generadas por ordenador. También alabamos el diseño de producción de Steven Rosenblum, responsable de títulos como Drácula, Braveheart o Apocalypto, y que aquí demuestra que con un presupuesto no muy alto, se pueden hacer cosas más que interesantes.
Otro aspecto a destacar es que el film sin llegar a apasionar, al menos, si consigues acercarte a él sin prejuicios puedes pasar una buena tarde de verano viendo lo que siempre se ha conocido como cine de palomitas. El director además aporta un pequeño granito (he de reconocer que este es el film menos personal de Shyamalan, todo gran director tiene una obra donde ejerce más de mercenario que de director, y Shyamalan ya la tiene) en muchas de sus secuencias, dejándonos planificaciones que no veríamos en el 90% de los blockbusters de verano.

 AFTER BAD

Por supuesto el film tiene muchas pegas también, para empezar tiene una primera pega de base, su guión, ya que aunque mucho nos guste Will Smith como actor, hemos de reconocer que el guión no es su fuerte. Otra pega importante es la poca participación del director en la preproducción y postproducción del film, notándose así como ya hemos mencionado que estamos ante un film de encargo.
También hay algunos detalles de producción que la emparentan con la serie B, pero con la serie B impersonal, no con esa serie B que dominaron maestros como Carpenter.
La dirección de actores o quizás los propios actores tampoco convencen, lo que a veces nos aleja de la historia y más si la sala suela echar alguna carcajada hiriente.

Así que finalizamos diciendo que en líneas generales ‘After earth’ es un film flojo, el más flojo de su director, pero al mismo tiempo debemos decir que si entramos al cine si esos horrendos prejuicios que nos hacen pensar que somos más listos que los propios artistas de Hollywood, hayaremos en él, aspectos y detalles interesantes, y además pasaremos una buena tarde de cine palomitero e infantil.

OBRAS NOTABLES

9 – La joven del agua (Lady in the Water, 2006) – NOTA 8

Reparto: Paul Giamatti, Bryce Dallas Howard, Cindy Cheung, Sarita Choudhury, Jeffrey Wright, M. Night Shyamalan, Bob Balaban

Érase una vez un hombre que comprendió la esencia de las leyendas, y de la milenaria tradición oral que el hombre ha transmitido durante siglos de padres a hijos, y de abuelos a nietos. La sabiduría del alma, la sabiduría del Mundo Azul.

Con”La joven del agua” Shyamalan se adentra en terrenos casi místicos para narrar una historia sobre el ser humano y su capacidad para aceptar aquello de lo que es capaz, sobre la necesidad de aferrarnos a aquello que nos hace felices… y libres, por estúpido y mundano que pueda parecerle a los demás, que nunca podrán entender que la felicidad puede estar en lo más sencillo y trivial. Para esta fábula, el director coloca a un puñado de personajes cotidianos en un entrono que se transforma por la presencia de un ser mágico. Un ser que les ayudará a encontrar su lugar en el mundo y a plantearse sus deseos, sus anhelos y sus auténticas necesidades.
Y de lo cotidiano nacerán los héroes: el idealista, el soñador, el valiente… Y cada cual ocupará su lugar en la leyenda de la vida.
Filmada con gran delicadeza y con un ritmo cercano al de los sueños. Salpicada de frases casi filosóficas y de momentos de inmensa emotividad que nos acercan cada vez más a nuestro propio corazón y los lugares que aún quedan vacíos ahí, y que sólo nosotros podemos llenar. A aquello que llevamos dentro y a veces nos negamos a exteriorizar.

Una obra maestra que rebosa magia en cada fotograma. Pero no magia habitual, salpicada de efectos y seres mitológicos, sino magia del pensamiento, magia que nace del espíritu. “La joven del agua” es el día que el mundo de la magia rozo el alma de los hombres y les enseño a aprender más de sí mismos, pero no de todos los hombres, claro… sólo de algunos. No olvidemos, como dice la introducción de la película, que hoy en día el hombre se ha alejado de los consejos de la gente del Mundo Azul y se ha centrado en lo material, en el deseo de poder y en la violencia, y que la mayoría de ellos… ya no saben escuchar.

8 – Múltiple (Split, 2016) – NOTA 8

M. Night Shyamalan regresa a su hogar y cuando decimos hogar nos referimos tanto a su Philadelphia natal como a su cine más personal, como al hogar que significa el cariño del público, ese que tanto le amó, tanto le repudió y parece que de nuevo le vuelve a querer. Hasta que eso sí, vuelva a cambiar de opinión y cara.

Múltiple (Split), es un nuevo viaje a Philadelphia, ciudad que ya visitó con la fantasmagórica El sexto sentido (The Six Senthe) o en la que Elijah Price (Samuel L. Jackson) se cruzó en el camino de David Dunn (Bruce Willis) en El Protegido (Unbreakable). Esa Philadelphia en la que un extraño y letal brote en El Incidente (The Happening) comenzó a sesgar vidas y en la que también quedó “atrapada” aquella preciosa joven de La Joven del Agua (Lady in the Water) y principio de la Shyamalafobia. También es la ciudad de la que la extraña sociedad de El Bosque (The Village) vivía separada o aquel lugar del que había que alejarse en Señales (Signs) o germen de La visita (The Visit) y lugar donde se rodó todo el film. Así Philadelphia es el centro del universo de Shyamalan y el centro de su universo cinematográfico, un lugar de múltiples caras donde todo puede ocurrir.
Y al igual que todo puede ocurrir en Philadelphia, todo puede ocurrir con el público, esa marea o masa de opinión pública capaz de sorprender a cualquiera que quiera descifrarla. La crítica o la opinión del público puede ser feroz, implacable incluso, puede ser generosa, puede ser ridícula, salvaje, tierna, inteligente a veces incluso, puede ser cualquier cosa como lo es Múltiple, el nuevo regreso al cine más Shyamalan. Tras La visita este director sigue explorando ese mundo de rarezas y esta vez es una de calibre mayúsculo. Nuevamente como guionista y es innegable que es imaginativo e incluso único. Como ya hemos dicho en varias ocasiones Shyamalan es una fuerza creativa de la naturaleza y el hombre más cercano a Hitchcock que ha existido (quizás tengan que pasar dos décadas también para que de una vez por todas se reconozca el talento de este genio narrativo y visual).

El film juega con los engranajes de la narrativa, con los trucos como ya ocurriese en El Sexto sentido, da vueltas y vueltas,  tantas como personalidades tiene el impresionante personaje que encarna el cambiante (en todo los sentidos) James McAvoy y cual consigue uno de sus mejores trabajos hasta la fecha. Junto a él y sus variantes, nos encontramos a tres jóvenes desdichadas encarnadas por la muy potente y de futuro pleno Anya Taylor-Joy, a la que conocimos en el film de terror La bruja (The Witch), Haley Lu Richardson o Jessica Sula. Todas sobre todo la primera bordando también sus roles.
Y como con todo el cine de Shyamalan, nos encontramos ante algo original como en su día lo fueron El Sexto Sentido, El Protegido, El Bosque, El Incidente, La Joven del Agua, Señales o La Visita, filmes de pocos personajes que priorizan la historia sobre ellos. Films que te atrapan hasta meterte en la espiral narrativa que proponen y maquina Shyamalan, donde la desesperación de los personajes avanza, donde a cada minuto hay algo nuevo que sopesar, que encajar en lo que se va montando a modo de puzle hasta que, algo pueda pasar, algo que quizás derrumbe todo lo construido y te haga plantearte el film totalmente distinto a como lo viste, o algo simplemente que te haga ver lo cotidiano de una forma diferente o lo especial de una forma cotidiana, o simplemente un final que no lo sea o, por qué no, uno que cambie, o te haga cambiar a ti.
Lo cierto es que Múltiple al igual que casi todo el cine de este director, no es un cine de un solo visionado porque, si no, entrarás por error en el engaño de su superioridad narrativa y caerás en el ridículo como suele caer todo público que se atreve a juzgar una obra de este hombre con un único y primer contacto superficial. Está claro que el cine debe entrar a la primera, pero el no hacerlo no significa que no sea buen cine. Por suerte y como ocurrió con El sexto sentido, Múltiple ha entrado a la primera a ese público cambiante, extraño y peligroso, capaz de raptar la autoestima de uno de los grandes creadores del siglo XXI.

7 – Glass (Cristal) (Glass, 2019) – NOTA 8.5

Reparto: James McAvoy, Bruce Willis, Samuel L. Jackson, Sarah Paulson, Spencer Treat Clark, Anya Taylor-Joy, Shayna Ryan

Por desgracia y una vez más, la estúpida crítica de cine actual ha vuelto a cargarse una película y es que si Shyamalan es uno de los hijos directos de Hitchcock lo es en todos los sentidos incluido el referente a la crítica porque no olvidemos que el genio inglés tampoco fue entendido por la crítica de su tiempo…
La crítica de cine actual, esa nacida bajo el amparo de la simplicidad de las series, es capaz de entender o de alabar constantemente la psicología evidente de los personajes de una obra conseguida a base de minutos, sin embargo, son incapaces de entender la psicología de la propia obra la cual debe ser entendida como el mayor personaje de cada ficción.
Shyamalan siempre ha tratado a sus películas así, y sus personajes son un elemento más que sirven para plasmar el concepto global que es el filme. Y eso amigos lectores, siempre le ha traído problemas por la falta de calidad de su obra, si no por la falta de conocimientos cinematográficos del espectador, el cual es libre de no disfrutar de un filme, pero no de coger una pluma y destrozar un trabajo tan fino como la nueva Glass.
Glass, es la inesperada secuela de M. Night Shyamalan tanto de Múltiple como de El protegido y de nuevo está llena de todas las grandes ideas por las que se conoce al director, pero debido a poseer un ritmo más cinematográfico que serial, a elegir extrañas elecciones narrativas y a poseer un sorprendente tercer acto, es probable que los fanáticos de Unbreakable y Split se vayan a casa totalmente decepcionados como ya ocurrió con esas dos joyas que fueron El bosque y La joven del agua.
Es difícil hablar realmente de Glass sin revelar todos sus secretos, pero comienza reintroduciéndonos con el David Dunn creado por Bruce Willis. Continuó su vida como vigilante con la ayuda de alguien cercano a él. Si bien esa relación se convierte rápidamente en uno de los hilos más fuertes de la película, su carrera en la lucha contra el crimen es algo que parece faltar para los habituales al cine de superhéroes actual pero no, al que realmente entendió el sentido de la película original de Shyamalan.
Y como Shyamalan es dueño de su obra es quien decide que la faceta superheróica tan repetitiva en la actualidad, está de sobras en su producto. Algo que nosotros aplaudimos.

Mientras tanto, Kevin Wendell Crumb, creado por James McAvoy, sigue con sus viejos trucos, es decir, secuestrar y asesinar a adolescentes, algo que el segundo y tercer acto de la película aparentemente olvida por completo y digo aparente porque sí uno analiza la estructura general de los tres actos, entenderá el porqué de esta ausencia y también entenderá que el personaje de McAvoy no es un reflejo real del trastorno que representa, sino un personaje metafórico de ficción que sirve únicamente como reflejo de la locura nociva del mundo actual. El cine usa elementos del real como lo hace un pintor impresionista pero, siempre es dueño de alterar la realidad para aportar un punto de vista no real que sirva para trasmitir ideas de forma mucho más general.
Solo hay que ver el cartel inferior para entender la alteración de la realidad que puede aportar un reflejo en la ficción y la forma en que el director maneja la realidad de la imagen y el color para enviar ideas.
Los colores en el cine de Shyamalan cumplen también una función a medida que se desarrolla la trama argumental, pues según el momento que sea, veremos que predomina uno u otro color.
El verde para David Dunn porque psicológicamente está asociado con propiedades que dan vida. David es el protector de la vida.
El ocre o mostaza para La Bestia porque este color está asociado con las ceremonias religiosas. Hindú y budista. Una túnica de monje. Veo a La Bestia como un evangelista. Un predicador que quiere ayudar a salvar a The Broken.
El púrpura para Mr. Glass porque este color ha sido asociado con la realeza. Cualidades majestuosas. Elijah se ve a sí mismo como importante. Un personaje principal de los cómics.
A medida que los personajes creen en el mundo del cómic, los colores primarios de la película se vuelven más dominantes. Cuando dejan de creer, se desvanecen a un mundo monocromático. La habitación rosa donde hacen la terapia es rosa, el rojo desdibujándose a blanco, porque aquí es donde dejan de creer.

Volviendo a los personajes solo queda hablar del señor Glass. El personaje de Samuel L. Jackson, que no hemos visto desde los eventos de El Protegido ocurridos 19 años antes y que siempre funcionó como un villano interesante empático e interesante, mucho más interesante que el famoso Loki de Marvel por cierto.
Asi que repetimos que Glass se mueve en su propio universo, uno irreal que no pretende crear una película impactante, aterradora y reflexiva sobre un personaje con Did, sino ser una propia expresión de los terrores actuales como ya vimos en ‘El incidente’, otra obra maestra del director que la crítica no supo entender y que sólo el tiempo le dará valor.
Glass puede parecer que solo se basa en los estereotipos y que pretende dar la idea de Staples de que los posibles problemas de salud mental de los personajes causan sus delirios de superhéroes y que por tanto, la película nunca llega a explorar realmente esa avenida y solo los presenta como arquetipos superpoderosos, pero, es que esa es su pretensión. Glass no pretende abordar la realidad ni ahondar en la psicología de sus personajes ya que Glass como lo es todo el cine de Shyamalan se construye como una fábula, una fábula que no pretende reflejar la psicólogía del lobo o la de caperucita sino usarlos como simple símbolo de la psicología general que aporta la obra en su conjunto.
Y eso quizás es el problema que el público serial actual tiene con los personajes de Shyamalan y su obra en general. Lo grave es que desde El sexto sentido, el director ha dejado claro que sus personajes no son reales algo que el público parece no entender.
Como es habitual, hay una gran revelación en el núcleo de la película, pero revelarla aquí es como quitarle una de las mejores partes así que tranquilos, pero añadir que podemos decir que que Glass es excelente cuando se adentra en las ideas de la familia y las personas que impactan sus vidas, tanto buenas como malas. Ademas es genial ver de nuevo a Jackson y Willis regresar al mundo de Unbreakable, pero, donde en la película original era amor y pasión por los cómics aquí, las referencias son tensas, como un dispositivo de meta-encuadre en el que señor Glass hace referencia a diferentes partes de la estructuración de los cómics en la historia no de forma positiva y que se usan como un dispositivo limpio y claro de narrativa paralela para ubicar de nuevo juntos a los personajes de Willis y Jackson, archienemigos unidos por un bien común.
Pero aunque todo esto puede convencer al público más distante con el filme, lo siguiente a comentar no lo hará de ningún modo y es que, los finales son siempre un problema en el cine de Shyamalan. Un problema claro para el espectador, no para la obra y es que el primero todavía sigue atada a las normas de lo canónico donde todo debe ocurrir como ellos suponen.
Pero esta vez la apuesta final se siente mucho más baja; el ritmo prolongado conduce a un tercer acto que confunde y quita gran parte del impacto de Múltiple y El Protegido. El final está lleno de aportes que contradicen partes anteriores de la película con una gran revelación final ideada únicamente para contentar al creador y a la propia obra aunque eso signifique atentar contra el espectador y eso va a doler y mucho.
Pero amigos lectores hay que tener en cuenta que las obras no son nuestras sino de quien las crea y aunque todos sabemos que en ‘Vengadores endgame’ Disney va a contentar de nuevo a todos, aquí, tenemos que aceptar que eso no ocurra. Nos guste o no.

En definitiva. A pesar de tener un reparto perfecto y un concepto mucho más que interesante, sólo va a quedar que Shyamalan no consigue reunir los dos mundos originales de Unbreakable y Split en una sola película cohesiva. El público va a tener la sensación de no estar ni ante una historia de superhéroes heróicos ni ante un thriller psicológico, y eso les va a superar como en su día les superó que El bosque no fuera lo mismo que El sexto sentido.
Pero, el cine va libros amigos y si El Protegido es una obra única y libre, y Múltiple lo mismo, porque no aceptar que Glass también deba serlo aunque se nos haya promocionado bajo la milonga comercial de ser la tercera entrega de una trilogía.
De nuevo Shyamalan ha vuelto a engañarnos.

6 – La visita (The visit, 2015) – NOTA 8.5

Reparto: Olivia DeJonge, Ed Oxenbould, Deanna Dunagan, Peter McRobbie, Kathryn Hahn, Celia Keenan-Bolger

Tras el fracaso de ‘After Earth’, Shyamalan parece replantearse su cine y el tipo de películas que quiere hacer y da a luz esta sorpresa, un taquillazo que le devolvió a primera línea tras recaudar casi cien millones de dólares con un presupuesto de apenas cinco. Una película modesta, claustrofóbica, llena de humor y que no renuncia a ninguno de sus rasgos de autor (puesta en escena cuidadosa y clásica -aunque es cierto que ya no tan meticulosa-, giro final, actores extraordinariamente bien dirigidos), a la vez que abre nueva vías para su cine.

Personalmente y al igual que me ocurre con el cine de Alfred Hitchcock, nunca he identificado al famoso director de El Sexto Sentido como un artista relacionado con el terror. Creo que ambos directores son creadores muy particulares abocados al misterio y a la sorpresa tanto en lo narrativa como en lo estructural, como en lo visual. Ambos son simplemente dos genios de lo nuevo, del misterio, de lo desconocido y dos artistas vinculados por la calidad, la sorpresa, la polémica, salir en sus propias películas y por revolucionar el cine en cada nuevo trabajo. No se si Shyamalan llega a tener el talento que tiene la obra del prestigioso director inglés, pero, sí estoy seguro que es lo más parecido que existe en la actualidad.
‘La visita’ de Shyamalan nos ha traído como recuerdo algún fragmento de su talentosa obra. La secuencia final con la que el cineasta “remata faena” en la película Señales, situa su cine a un nivel como pocas veces se le ha visto. Todo en esa secuencia final va encaminado a hablar con rotundidad del talento de un artista que a partir de aquí comenzará un gradual y lento descenso en sus modos y maneras, empobreciendo la riqueza del discurso cinematográfico inicial, pero nunca llegará a ser declive o vacía creativo, ya que tanto El Bosque, como La Joven del Agua o El incidente, siguen dejando destellos de calidad y personalidad de una obra totalmente atípica.
Por cierto, siempre que hablemos de la escena final de Señales, debemos hablar de un éxtasis fílmico sobre el que también habría que hacer responsable a James Newton Howard y a los cinco minutos y medio de música que consiguen convertir a la escena en uno de los mejores ejemplos de íntima comunión entre música e imágenes de cuántos ha conocido la historia del cine (una vez más debemos emparentar una obra de Shyamalan con una de la obra de Hitchcock, donde la escena de la ducha de ‘Psicosis’ mantiene esa misma comunión perfecta entre música e imagen).

Y ya dando paso a su último film, hay que decir que supone la primera incursión de Shyamalan en el found footage y en el cine de bajo presupuesto y su ejercicio de género más puro hasta la fecha. Y una vez más, Shyamalan demuestra ser un autor que podrá haber errado en algunos guiones, pero que siempre ha destacado por su forma de planificar, por ser alguien que no se dedica tanto a generar fotogramas enmarcables (que también), sino a contar cosas con la cámara.
Apoyado en un guión sencillo pero muy solvente, donde los personajes están muy cuidados tanto en su construcción como en sus diálogos, Shyamalan consigue devolver a la cámara en mano que iniciase ‘La Bruja de Blair’, algo que otros parecían querer quitarle, el ritmo y el interés por los personajes. De este modo, el director construye una película, no particularmente original debido a su trillado formato, pero sí muy solvente en cuanto a planificación e ideas nuevas y sobre todo consigue que una vez mostrado todas las bases del relato, de nuevo este se convierta en un puzle que debe encajar de forma perfecta en un final de esos de los que Shyamalan es marca de fábrica y genio indiscutible.
Por eso, ‘La Visita’ es posiblemente un film menor en la filmografía de Shyamalan, pero es ese film que debe reconciliar al público estúpido que llena las salas y así, volver a poner a un genio incomprendido de nuevo en la palestra de los productores de Hollywood para poder seguir llenando de joyas una de las mejores filmografías de la historia del cine moderno.

OBRAS MAESTRAS

5 – El incidente (The Happening, 2008) – NOTA 9

Reparto: Mark Wahlberg, Zooey Deschanel, John Leguizamo, Ashlyn Sanchez, Betty Buckley, Alan Ruck

Posiblemente la película más incomprendida de Shyamalan. Ninguna otra tiene tan mala consideración con tanto que ofrecer: ‘El incidente’ es un retrato sólido y sin concesiones de un caso de histeria colectiva -suicidios en masa que se extienden como una plaga debido a un germen procedente de las plantas, o no-, donde todo está medido al milímetro. De las interpretaciones chifladas (pero no inadecuadas) de Whalberg y Deschanel a la sofisticadísima visualización de todos y cada uno de los suicidios, rodados con una frialdad pasmosa, pasando por la estructura de episodio de ‘Twilight Zone’.

Y todo para dar forma a una película que es recordada por la infame explicación que se da a la plaga que asola al noroeste de Estados Unidos, pero que tiene mucho más en su seno. Para empezar: si Shyamalan es recordado por sus finales sorpresa… ¿tiene sentido que el de ‘El incidente’ esté anunciado desde el primer tercio de la película? ¿No será que la explicación de su misterio es otra? Sutilísima y llena de matices, esta joyita oculta es, en el peor de los casos, una magistral lección de atmósfera, suspense y puesta en escena con un final flojo. Pero créenos: es mucho más que eso.

Análisis de la obra

Como suele ser habitual en su cine, nos muestra una historia más o menos intrigante, donde nos narra la vida de unos personajes y sus situaciones. En esta concretamente, nos pone ante una plaga de muertes en los Estados Unidos ocasionadas a priori por una especie de venganza o de autodefensa de nuestra propia naturaleza.
Inicialmente una vez más, parece que estamos ante la típica critica actual hacia el cambio climático, el maltratato y abuso sobre la madre tierra y más denuncias similares. Pero, este no es un director normal, estamos hablando de M. Night Shyamalan, el único casi digno sucesor del maestro Hitchcock, por lo que al igual que este, suele disfrazar una dura protesta social no explícita, bajo un terror simbólico si explícito que puede llegar en forma de pájaros, asesinos en serie o plantas violentas como en este caso.
En El Incidente Shyamalan nos habla de lo que para él es el verdadero terror del siglo XXI: la infelicidad pruducida en nuestras vidas por nosotros mismos, por la presión social y por una sociedad que ha perdido los principios básicos comportándose de forma cruel, cotilla y morbosa que se mueve como un ente carnivoro que arrasa a su paso dejando una estela de seres vacíos, infelices, solos, e impotentes. Donde claro está, el máximo exponente de esa infelicidad es desembocar en casos extremos como el suicidio, una de las grandes plagas de los grandes núcleos urbanos de los Estados Unidos. 

EL AISLAMIENTO
Esta fatídica solución es el desencadenante final en los personajes del film, ya sea por ahorcamiento, cortándose las venas, o volándose la tapa de los sesos. La primera muerte es sufrida por una joven en un parque apacible donde aparece sentada leyendo un libro en una aparente escena de felicidad. La joven se ve acompañada por una amiga. Rápidamente nos damos cuenta que el libro nos narra una temática violenta y gore llena de muertes tan al gusto de las jóvenes generaciones americanas (o no americanas), y además se nos muestra una clara falta de incomunicación representada por la “conversación” de una de las dos jóvenes. A partir de aquí vemos la primera “gran analogía del film” al ver como una de las jóvenes pasa de estar acompañada en un parque lleno de gente, a encontrarse de repente en total soledad donde ya nadie ni nada existe. A partir de este primer punto inicial el director empieza a encadenar un gran números de muertes simbólicas representadas por claras alusiones críticas como ‘el exceso de ladrillo’; ‘los atascos’; ‘la contaminación’; y más situaciones creadas por el “progreso” que no lleva a vivir en una sociedad angustiosa, claustrofóbica y terriblemente estresantes. 

EL ENJAMBRE
Tras este pequeño preámbulo se nos muestra a un profesor de escuela hablando de la desaparición de la abeja. En una pizarra se puede apreciar una frase de Eistein refiriéndose a este pequeño insecto comunitario, y mas adelante reafirma la teoría con un primer plano del personaje principal femenino de claro nombre alegórico Alma (que en nuestro idioma resultado demasiado evidente, pero no en su idioma original). En este encuadre vemos a Alma sentada en un sillón y donde su cara demuestra angustia, inocencia y temor. En primer plano observamos la enorme figura de una abeja de metal que encierra amenazante a la propia Alma en plano. Acto seguido vemos como vuelve aparecer este insecto en forma de zumbido constante del móvil, objeto caótico (otra clara alegoría más) que angustia la actitud de Alma.
De esta forma sutil Shyamalan nos quiere emparentar con la abeja, la mayor especie comunitaria del reino animal que vive atocinada en grandes colmenas de forma jerarquica donde las minorías ocupan el mas alto escalafón y los privilegios, y las mayorias todo lo contrario.
Tras este punto inicial el film es un constante repertorio de seres y situaciones estereótipados creadas exclusivamente para llevar el hilo narrativo de la idea subyacente del film, pudiendo ver así seres como el  profesor amigo que nos muestra contantemente la importancia de las cifras en esta sociedad, situaciones como la amenaza constante de los medios de comunicación mostrando escenas de una manera cruda e inhumana, alusiones a nuestro autoimpuesto tipo de alimentacion basado en la comida basura, la propia contaminación, el mundo militar o un largo etcétera que hacen de cada personaje y de cada nueva escena se convierta en una critica directa a nuestra forma de vida actual.  

LA SOLEDAD
Esta película por desgracia fue destrozada por un público que simplemente por quedarse en un plano demasiado superficial de la obra, no supo apreciar el otro cine que se nos mostraba. Como final decir que visualmente vemos escenas como el plano secuencia del atasco que es simplemente magistral o retos para descifrar como el juego del anillo de Walhberg. Y añadir que M. Night Shyamalan no es un director que muestras historias de terror, sino un poeta de nuestra siglo que denuncia de forma entretenido los males que nos corrompen y nos amenzan. Vean de nuevo y con una mirada más crítica films como El Bosque, La Joven del Agua, El Protegido o Señales, y veran como rasgando un poco la superficie de la historia inicial, nos encontramos con todo un mundo de retos e historias paralelas.

4 – El sexto sentido (The Sixth Sense, 1999) – NOTA 9

Reparto: Haley Joel Osment, Bruce Willis, Toni Collette, Olivia Williams, Trevor Morgan, Donnie Wahlberg

Es legítimo considerar ‘El sexto sentido’ como el debut figurado de Shyamalan, porque el salto cualitativo que dio desde ‘Los primeros amigos’ es espectacular. Y también es legítimo considerarla su mejor película, porque está claro que su impacto no ha sido igualado por ninguna otra obra suya, convirtiéndose un poco en una especie de maldición narrativa que pesa sobre el director, obligado a buscar continuamente finales comparables a la gran revelación de ‘El sexto sentido’ (no, no vamos a decirlo).
Y no es para menos: es posiblemente el final mejor trazado de toda la filmografía del director, pero solo con eso no bastaría para darle su categoría de clásico moderno. Las interpretaciones de Bruce Willis, Haley Joel Osment y Toni Collette (revalorizada como icono sufriente del género gracias a ‘Hereditary’) contribuyen a crear una atmósfera opresiva, en parte onírica, con un toque de melancolía único y muy apropiado, al que el propio Shyamalan ha vuelto una y otra vez. Y sin renunciar a secuencias de impacto del mejor cine de género, como son muchas de las apariciones de los espectros en esta historia de un niño capaz de ver muertos. Aunque el propio Shyamalan la superaría, su categoría de monumental golpe en la mesa es indiscutible.

3 – Señales (Signs, 2002) – NOTA 10

Reparto: Mel Gibson, Joaquin Phoenix, Patricia Kalember, Cherry Jones, Rory Culkin, Abigail Breslin, M. Night Shyamalan

La tercera película de Shyamalan es también una de las más controvertidas, y la que sin duda le dio la fama de buscar finales sorpresa a toda costa a imitación de ‘El sexto sentido’. También es su película más atmosférica y cuidadosa, con una puesta en escena más exquisita, a imitación de su claro referente Steven Spielberg: esta historia de un sacerdote en plena crisis de fe que comienza a notar que en los maizales alrededor de su granja se perciben señales de una invasión extraterrestre es toda una clase magistral de amenaza constante y sugerida.
Sigue con el tono de suspense que había tenido la filmografía de Shyamalan hasta el momento, añadiendo toques del cine fantástico y familiar que tanto se llevaba en los 80, y del que Spielberg era uno de sus máximos exponentes (Encuentros en la Tercera Fase, E.T. El Extraterrestre). Por suerte, los extraterrestres de Shyamalan no vienen a la Tierra a buscar teléfonos ni maneras de volver a casa, tampoco a tocarnos un concierto, son hostiles, y hacen de Señales una versión light de La Guerra de los Mundos en plan austero, porque pese a haber una invasión alienígena, ésta no se ve porque la cámara acompaña a Gibson y compañía encerrados en un sótano.

Que no se vea la invasión no quiere decir que no pase nada, es aquí donde entra el manejo del suspense y del terror de un Shyamalan que crea varias escenas que se encuentran entre lo mejor de su filmografía (el extraterrestre encerrado en el desván, la grabación casera, la huida por los campos de maíz… ¡tantas!), sobrecogedoras y acojonantes todas ellas. Además, tal fascinante es el trabajo del director que consigue hacer que lo que pasa fuera de campo sea tan interesante como lo que recoge la cámara (la muerte del chucho, los extraterrestres tratando de entrar en el sótano), también mérito del uso del mismo director de los efectos sonoros para sugestionar y asustar al espectador. Por cierto, en el mismo apartado sonoro, recordar la excelente banda sonora de un James Newton Howard poniendo los pelos de punta (el score, el clímax…)
Secuencias como la fugaz primera aparición de un alienígena por televisión, la escena del extraterrestre atrapado en una habitación o la tensa noche en vela que Mel Gibson, Joaquin Phoenix y los dos niños pasan en la casa (extraordinarios todos, por cierto) están entre lo mejor y más aterrador que ha rodado Shyamalan. Si esos cien minutos magistrales son suficientes para hacer olvidar un final, reconozcámoslo, muy poco trabajado (ya no solo lo ramplón de su planteamiento; es que tiene fallos de lógica por todas partes) es decision de cada espectador, pero yo lo tengo claro. En una película de terror, un excelente trabajo de suspense y atmósfera nunca debería de ser despreciado a causa de un ocasional agujero de guión.

2 – El bosque (The village, 2004) – NOTA 10

Reparto: Joaquin Phoenix, Bryce Dallas Howard, William Hurt, Sigourney Weaver, Adrien Brody, Judy Greer, Brendan Gleeson

“El bosque” sigue las pautas del thriller clásico, donde la tensión continuada se transmite más en lo que no se ve y se sugiere que en lo que se muestra. Shymalan nos describe una pequeña aldea rudimentaria, llena de ruidos y silencios que amedrentan los sentidos del espectador, y cargada de personajes enigmáticos y peculiares que despiertan el interés. Esta aldea es amenazada cada cierto tiempo por unas criaturas monstruosas. Sin embargo Shymalan hace un excelente uso del McGuffin, ya que la trama esconde mucho más en su interior, y nos conduce por unos derroteros mucho más relevantes y sustanciosos… en los que el relato más importante acaba siendo el de los conflictos internos de esta sociedad aldeana.

“El bosque” es un metraje corto, que no divaga en banalidades y que se centra en la trama de intriga y ocultación que quiere aportar. Su ambientación es perfecta e hipnótica, con un diseño de escenarios acertado, y una iluminación y fotografía incólumes y distinguidas (ya sean del bosque, de los campos, de la aldea o de sus casas). Shyamalan además atina en cada plano en su encuadre y duración, empapando al público en cada momento todo lo que pretende: ya sea temor, curiosidad, nervio, esperanza… Es una maravilla como en “El bosque” se utilizan los recursos sonoros, los focos alternos o la pertinente banda sonora.
Por su parte los intrigantes personajes, dentro de estar limitados a una cinta de suspense y sustos, se configuran de forma notable. Y además están interpretados de la mejor manera (desde los urdidores adultos secundarios interpretados por William Hurt o Sigourney Weaver, hasta la pareja protagonista de enamorados (un impertérrito y prudente Joaquin Phoenix y una intensa y adorable Bryce Dallas Howard) pasando por Adrien Brody como el sorprendente Noa Percy.
Pero a pesar de aportar todo esa comodidad narrativa que hace que “El bosque” pueda visionarse con gusto las veces que hagan falta y palpitando de la misma manera con sus sobresaltos e intrigas, su gran virtud es ese guión de antecedentes y de giros sorprendentes que acaba enseñando que los verdaderos demonios de una sociedad son los demonios internos, y que el dolor no puede evitarse pues forma parte de la vida. Lo cierto es que gracias a sus revelaciones (las mejores de este director y guionista desde “El sexto sentido”), “El bosque” es más disfrutable si se ve ya sabiendo de sus secretos (al igual que oras cintas como “El club de la lucha”, “”El planeta de los simios” o “Memento”).

1 – El protegido (Unbreakable, 2000) – NOTA 10

Reparto: Bruce Willis, Samuel L. Jackson, Robin Wright, Spencer Treat Clark, Charlayne Woodard, Eamonn Walker

“M. Night Shyamalan conoce como nadie eso de que del amor al odio solo hay un paso. Aclamado por El Sexto Sentido, pronto fue abandonado y defenestrado por muchos de los fans que había conseguido con aquella. Con todo el mundo esperando que cada película fuera igual que aquella, el director parecía haber tocado techo demasiado pronto y él mismo seguía insistiendo en seguir la estructura que le dio la fama en aquella sin tener nunca el mismo éxito. Es decir: películas con giro final, con constante aura misteriosa y con muchos detalles o pistas por el camino a lo migas de pan de Hansel y Gretel que condujeran a esa sorpresa.

Valoro mucho que tenga una idea clara y que quiera transmitirla en sus películas, aunque se traicionara a sí mismo con su última y peor obra (Airbender, el último guerrero) o simplemente intentara cambiar de registro viendo que pese a sus intentos, no volvía a lograr otra como la del niño que veía muertos, aunque el resultado fuera peor. Personalmente aparte de la citada que es una de mis películas favoritas, esta que nos ocupa aunque castigada por muchos, sería la segunda que más valoro de su filmografía. Estoy justamente revisionándomela estos días y tengo ganas de echarle un segundo vistazo a obras como El Bosque o La Joven del Agua, muy castigadas por una nefasta operación de marketing que las vendía como algo que no era y que por más que él se quedara sin voz de repetir, el 90% de la gente fuimos a verlas engañados por los trailers.”
Entrando en materia de la que nos ocupa, es un paso intermedio en su filmografía, a caballo entre la anterior y la siguiente. Aparte de usar los elementos anteriormente dichos en todas sus obras, para esta conserva de la anterior algunos detalles y sobretodo a Bruce Willis, su protagonista. Si en la siguiente nos ofrecería una visión diferente de una invasión alienígena, en esta tenemos una versión más intimista de la historia del héroe y el villano. Quizá como me decía un amigo podríamos estar incluso ante la primera película moderna de superhéroes. M. Night Shyamalan parece siempre hacer las películas desde el final hacia atrás y esta no es una excepción, aunque en esta parece cuidar menos los detalles de todo el transcurso del film que El Sexto Sentido, teniendo por tanto un revisionado menos apasionante aunque en esta cinta y pese al “giro” final no nos va dejando como en otras tantas migas de pan a modo de pista.

Samuel L. Jackson es conocido como el hombre de cristal, teniendo una enfermedad por la que se le rompen los huesos a la mínima y de hecho salió del vientre de su madre con muchas fracturas. Vive convencido de que si él existe y por el principio del Ying y el Yang o el propio equilibrio natural, debe haber alguien con fuerza o condiciones sobrehumanas. Por ello intenta guiar a Bruce Willis en su camino hacia ser un “superhéroe” por su fuerza sobrehumana y un don especial (mezcla entre sentido arácnido y la videncia) para ver cosas que nadie puede ver. Lleva una vida infeliz, un matrimonio idem y una relación con su hijo que es más de lo mismo, todo por sentirse mal consigo mismo y su condición, con unas habilidades ante las que cierra los ojos y parece que él mismo desconoce o no quiere ser consciente de ellas. Quizá pueda desesperar por momentos ese camino de encontrarse consigo mismo donde el personaje y el actor circula por el metraje como alma en pena. Aún así, tiene como casi todas las obras del director tiene escenas que quedan para siempre en la retina, el gran final redondea la cinta, tapa algunos de los defectos y hace que resulte más que satisfactorio el visionado aparte de como dije en Señales tengo especial debilidad por la forma de rodar y el modo de contar historias del director.