Obras maestras by Lucen | CRÓNICA NEGRA (1972)

Si el blanco y negro de ‘El Silencio de un hombre’ abre el ciclo noir de Melville en palabras mayores, podemos decir que ‘Crónica Negra’ lo cierra esta vez a todo color, o más bien a color azul pastel.

Y es que aunque este filme no tiene el mismo reconocimiento que su citada obra maestra, sólo hay que ver la secuencia inicial (el robo al banco), para darse uno cuenta de que está ante una obra mayor que bien puede ser considerada como eso, como obra maestra.

El silencio que domina el opening del filme junto al color, el sonido y la dirección de arte, hacen que la secuencia se convierta en uno de esos prodigios fílmicos que como un cuadro de Renoir poseen una estética y magia especial que lo alejan de lo natural para crear su propio mundo y ecosistema. Una secuencia que no refleja el mundo real sino el mundo visto a través del cine.

La película supone una absoluta voluntad de abstracción porque, ante todo, representa la simplificación a la esencia de los tradicionales procedimientos estilísticos y retóricos de Melville. En este film crepuscular a su autor ya ni siquiera le interesa la intriga, que soluciona mediante elipsis y sobreentendidos, sino, únicamente, la peripecia y la ambigüedad en estado puro.

Todo se da ya por supuesto: la acción transita por los vacíos del relato, y la psicología y las relaciones de los personajes tampoco le preocupan al director, ya que son casi inexistentes. Los gángsteres que aquí aparecen delatan, a través de las constantes elipsis, la maniática minuciosidad con que organizan todas sus acciones; un método obsesivo para eludir el vacío y la desesperación y, en última instancia, para evitar la inactividad que conduciría a la nada. De nuevo, aparece la obsesión de Melville por la muerte; pero el círculo fatal, que reúne alrededor de esta tragedia a todos sus personajes, como siempre, se cierra una vez más y ya nadie puede escapar de él.

Decir para finalizar que a la gente joven le chocará la secuencia del tren donde las maquetas usadas podríamos decir que chirrían en demasía, pero, quitar valor al resto de la obra por esta limitación técnica y de presupuesto, no creo que sea justa ni para la película ni para la inteligencia del espectador.