Era 1984, el mejor año que jamás ha tenido el cine comercial en su historia y por eso destacar en él no era tarea fácil. Y llegó Karate Kid, una cinta humilde sin nada importante que mostrar que de la nada llegó al todo, pero ¿Cual fue el secreto de su éxito?


Antes hablar del debe de la franquicia donde tenemos un notable «mal trato» hacia lo femenino ya que en el caso de la madre de Daniel su rol es prácticamente inexistente, y en el caso de «la chica», vemos como la saga se ventiló de mala manera a cada unas de las tres novias florero (díganos dos y media) que tuvo Daniel. De este modo y vista hoy día podemos decir que Karate Kid podría ser considerado un producto machista o al menos claramente enfocado al gusto de los hombres de aquella época (y seguramente de esta). Pero bueno, esto no quita para que Karate Kid como decimos sea un clásico de lo humilde y lo sencillo; sea una película que enamora a cada nueva generación que la ve y que ante todo es una película que educa a los niños a saber y conocer el respeto, la fe y admiración hacia ellos mismos y hacia sus mayores pero sobre todo educa a los padres a como educar a sus hijos.
Y de esta Karate Kid nace Cobra Kai quien soluciona los debe del pasado sobre todo en materia de género, acierta en las bondades de lo simple pero vuelve a fallar en lo mismo que su papá: en alargar el chicle más de lo que puede ser estirado.


OBRAS DE UN SOLO ACTO
Y es que todos estamos de acuerdo que Karate Kid nunca pudo lidiar con más entregas que la original. Tanto su segunda y tercera parte como aquella cuarta ya sin Daniel San, son películas que dañan el material original, que restan a la leyenda de sus personajes y que por supuesto solo existen por motivos financieros. Lo curioso es que el círculo del error se vuelve a abrir de nuevo con Cobra Kai. 
Una vez terminada la tercera temporada ya tenemos claro que Cobra Kai al igual que Karate Kid, nunca debieron ir más lejos de sus combates finales. Estos combates son sin duda el cierre perfecto a una historia que no puede alargarse más de forma natural y por eso, estirarla, solo vale para lo ya dicho, restarle al mito que poseen cada uno de sus personajes principales.
En cambio la primera de Cobra Kai fue el regreso perfecto, ya no como secuela de la original en formato película sino como nuevo producto serial donde contar el «que pasó» con los dos protagonistas de aquel duelo final. Daniel Larusso y Johnny Lawrence sobre todo este último, necesitaban un después, un más allá de lo que conocimos y sin duda que 35 años son motivo suficiente para aportar un algo a ese después. Además como decimos, necesitaba solucionar ciertos errores del pasado hoy día inaceptables y sin duda que la serie lo consigue al menos en su segunda temporada pero, al alto precio de volver a repetir el mismo error de desgastar a los personajes de una forma aún superior por motivos de formato.
El villano Johnny Lawrence llegó como héroe en Cobra Kai pero el día a día con él nos ha hecho perderle cariño como en su día se lo perdimos a Daniel y Miyagi en la segunda, tercera y cuarta entrega. Quizás la solución pase por 35 años más para poder contar de nuevo la historia de Karate Cobra Kid Kai.