El Streaming: Un Nuevo Paradigma que Redefine el Cine
La irrupción de las plataformas de streaming, lideradas por Netflix, ha revolucionado la forma en que consumimos audiovisuales. Este nuevo modelo de negocio ha transformado radicalmente la industria cinematográfica, modificando tanto la producción como el consumo de contenidos.
La saturación de contenido y la pantalla pequeña
Uno de los efectos más notorios del streaming es la sobreabundancia de contenido. La oferta prácticamente ilimitada de series y películas ha generado un fenómeno de “binge-watching”, donde el espectador consume grandes cantidades de audiovisuales en poco tiempo. Esta saturación ha llevado a una cierta banalización del acto de ver una película, reduciéndolo a un simple pasatiempo para llenar el tiempo libre.
La pantalla pequeña de los dispositivos móviles y televisores ha contribuido a esta transformación. La inmersión que ofrece la gran pantalla de un cine se ha visto eclipsada por la comodidad del sofá. Como consecuencia, el público ha perdido el hábito de acudir a las salas, lo que ha repercutido directamente en la inversión en producciones cinematográficas.
La caída de la inversión en cine y la pérdida de calidad
La disminución de la asistencia a las salas ha obligado a las productoras a reducir sus presupuestos y a apostar por proyectos más seguros y menos arriesgados. El cine de autor y las películas experimentales han quedado relegadas a un segundo plano, en favor de productos más comerciales y fácilmente digeribles.
Esta tendencia ha generado una homogeneización de la oferta cinematográfica, con un predominio de secuelas, remakes y adaptaciones de cómics. La originalidad y la diversidad creativa se han visto mermadas, en detrimento de la calidad artística.
Un nuevo espectador menos exigente
El streaming ha creado un nuevo tipo de espectador, acostumbrado a un consumo rápido y poco reflexivo. Este público, formado en gran medida por jóvenes, valora más la cantidad que la calidad, y muestra una menor sensibilidad hacia los aspectos técnicos y estéticos del cine.
Esta falta de exigencia ha beneficiado a los productores de series y telefilmes, que pueden ofrecer productos de menor calidad a un coste menor. La inversión en grandes producciones cinematográficas se ha vuelto menos atractiva, ya que el público objetivo es cada vez más difícil de sorprender.
Conclusiones
El streaming ha transformado profundamente la industria cinematográfica, generando tanto oportunidades como desafíos. Si bien ha democratizado el acceso al cine y ha permitido la creación de nuevos formatos narrativos, también ha contribuido a una pérdida de calidad y a una homogeneización de la oferta.
Es necesario reflexionar sobre el impacto del streaming en la cultura audiovisual y buscar soluciones para preservar la diversidad y la originalidad del cine. La promoción de la cultura cinematográfica en las escuelas, la creación de festivales de cine y la inversión en salas de cine independientes son algunas de las medidas que podrían contribuir a revertir esta tendencia.