Disney+ lo ha roto todo… y en Passionatte y Cinematte lo advertimos desde el principio

Disney+ lo ha roto todo… y en Passionatte y Cinematte lo advertimos desde el principio

Durante años, desde Passionatte.com y Cinematte.com.es, levantamos la voz mientras la mayoría aplaudía con entusiasmo la llegada de Disney+ como el nuevo Olimpo del entretenimiento digital. Nos acusaban de pesimistas, de nostálgicos, incluso de anti-progreso. Pero el tiempo, caprichoso y demoledor, ha puesto las cosas en su sitio: lo que empezó como una promesa brillante se ha revelado como el mayor acelerador del desgaste creativo que han sufrido franquicias legendarias como Marvel, Star Wars y Pixar.

Hoy, todos aquellos medios que celebraron la plataforma, y buena parte del público que recibió su llegada como la panacea, comienzan a darse cuenta de que Disney+ ha sido más una trituradora de mitos que un santuario para ellos. Pero llegan tarde. Y lo más irónico de todo es que, mientras despiertan de este espejismo, todavía no han reparado en la amenaza aún más sutil y devastadora que representa Netflix, una máquina industrial de contenido que ha vaciado de alma al cine contemporáneo.

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Marvel: la sobreproducción que mató a la gallina de los huevos de oro

Desde Cinematte llevamos alertando que la magia del UCM se basaba en el equilibrio entre espectáculo, desarrollo y planificación. Disney+, sin embargo, convirtió ese equilibrio en una avalancha. Series apresuradas como She-Hulk, Ms. Marvel o Moon Knight no solo saturaron al espectador, sino que rompieron el ritmo narrativo que había convertido a Marvel en un fenómeno mundial.

Kevin Feige lo ha reconocido con palabras amargas: “Fue demasiado.” Pero cuando se prioriza alimentar un catálogo antes que construir una historia, el resultado es inevitable: fatiga, desinterés, y una caída libre en taquilla y suscriptores. En Passionatte, lo dijimos desde el principio: Marvel no debía prostituir su narrativa en la lógica del algoritmo.

Star Wars: cuando lo sagrado se vuelve rutina

Lo advertimos también en su momento: Star Wars debía seguir siendo un ritual cinematográfico, no una rutina semanal. Y sin embargo, Disney+ la fragmentó, la exprimió, y convirtió su aura mítica en consumo episódico de fácil olvido.

Sí, Andor fue brillante, y The Mandalorian nos regaló buenos momentos… pero lo que realmente ha definido esta etapa ha sido el desconcierto de Obi-Wan Kenobi y la irrelevancia de The Book of Boba Fett. En Cinematte, dijimos que convertir el mito en contenido serial era una forma elegante de profanación. Hoy, Disney lo está reconociendo a su manera, volviendo tímidamente al cine. Pero el daño ya está hecho.

Pixar: de joya de autor a relleno de plataforma

Pixar fue, durante años, el último bastión de emoción pura y riesgo narrativo en el cine de animación. Pero bajo el yugo de Disney+, sus películas fueron arrojadas al catálogo como si fueran sobras del festín.

Soul, Luca, Red… obras hermosas, sí, pero sacrificadas en la estrategia de saturar la plataforma durante la pandemia. Se rompió la liturgia del estreno en pantalla grande, y con ella, el vínculo emocional con el público. Lo dijimos en Passionatte: estrenar directamente en streaming era clavarle un puñal al prestigio de Pixar. Nadie escuchó. Ahora lo lamentan.

Cuando lo advertido se convierte en profecía

No es fácil sostener un discurso crítico en medio del entusiasmo generalizado. Mientras medios y usuarios se rendían ante la inmediatez, nosotros advertimos: más no es mejor. El streaming, mal gestionado, no democratiza el arte: lo convierte en polvo.

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Hoy, Disney empieza a recular. Anuncian menos series, más calidad, regreso al cine, control de daños… pero no se dan cuenta de que el problema no es solo Disney+. Es la cultura del «content-first, story-later», encarnada por plataformas como Netflix, donde el algoritmo decide lo que vale la pena ver y el público es tratado como masa anestesiada.

Netflix: el próximo error que nadie quiere ver

Mientras las alarmas suenan en torno a Disney+, muchos siguen creyendo que Netflix es el refugio inteligente. Pero no es más que otra cara de la misma moneda. Si Disney ha desfigurado sus franquicias en nombre del contenido, Netflix ha aniquilado el sentido autoral, reduciendo la creatividad a una fórmula matemática.

Desde Cinematte y Passionatte, lo diremos claro: Netflix no salvará el cine, lo está devorando. Y si no se reacciona ahora, la próxima generación crecerá sin memoria estética ni sentido del valor cinematográfico.


Conclusión: cuando el arte se convierte en producto, el alma se evapora

Disney+ lo ha roto todo, sí. Pero no es una sorpresa. Lo dijimos. Lo analizamos. Lo denunciamos. Y mientras las grandes cabeceras comienzan a despertar de su letargo, nosotros seguimos con la misma premisa: el cine necesita respeto, no algoritmos. Necesita alma, no catálogo.

La pregunta ahora es: ¿llegarán a tiempo para salvar algo? ¿O seguiremos viendo cómo las plataformas que prometían libertad creativa nos entregan, en cambio, el ocaso del imaginario colectivo?

Desde aquí, seguimos observando… y escribiendo.

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