‘Highest 2 Lowest’: Spike Lee frente al espejismo digital. La tragedia shakespeariana de un arte atrapado en píxeles

‘Highest 2 Lowest’: Spike Lee frente al espejismo digital. La tragedia shakespeariana de un arte atrapado en píxeles

Presentada fuera de competición en el Festival de Cannes, Highest 2 Lowest irrumpe como un gesto de reverencia y reformulación hacia la poética moral de El infierno del odio (High and Low, 1963), aquella joya del Maestro Akira Kurosawa. Sin embargo, esta versión firmada por el siempre eléctrico Spike Lee se enfrenta no solo al peso simbólico del original, sino a una paradoja estética más inquietante: la pérdida de carne visual en el cine digital contemporáneo, esa pulcritud inodora impuesta por plataformas como Apple TV+.

494129359_624069460638873_2082288360840573814_n-819x1024 ‘Highest 2 Lowest’: Spike Lee frente al espejismo digital. La tragedia shakespeariana de un arte atrapado en píxeles

Desde sus primeros compases, Lee propone una celebración urbana que en otra época habría exhalado materia, humo y verdad; ahora, sin embargo, aparece encapsulada en una nitidez artificial. Al ritmo de Oh, What a Beautiful Mornin’, la cámara sobrevuela Manhattan con la algarabía de una postal comprimida, saturada por una luz que no emana del mundo, sino de la máquina. La ciudad que alguna vez escupía vapor y jazz hoy brilla como un catálogo. Es la contradicción esencial de este filme: su voluntad sincera de emotividad se ve constantemente neutralizada por un estilo Apple que en lugar de embellecer, desactiva.

Spike Lee, heredero de la gran tradición política del cine norteamericano, no escatima en ambición ni en referencias. Su protagonista, David King —encarnado por un Denzel Washington de aura trágica, que parece declamar versos de Shakespeare incluso cuando discute contratos discográficos—, transita por un arco narrativo que bebe tanto del film noir como de la tragedia clásica. Pero todo este magma dramático se filtra por el celofán impersonal de una fotografía que, aunque técnicamente impecable, resulta plásticamente inerte.

La historia, inspirada libremente en la novela de Ed McBain, encuentra sus resonancias contemporáneas en una Nueva York posmoderna, aún herida por la sombra de Trump y sedienta de referentes éticos. Pero incluso las referencias políticas (Kamala Harris, A24, la cultura de la cancelación) parecen meros signos visuales en una pantalla sin profundidad. En vez de sumergirnos en las capas tectónicas de la ciudad o los pliegues del alma de su protagonista, la película nos desliza por superficies impolutas. El cine de Lee siempre ha sido tierra, sangre, gesto y textura; aquí, sin embargo, el tacto ha sido reemplazado por el cristal.

highest-2-lowest-pelicula-poster-682cb023b6d16-683x1024 ‘Highest 2 Lowest’: Spike Lee frente al espejismo digital. La tragedia shakespeariana de un arte atrapado en píxeles

Hay momentos de lucidez emocional: cuando Washington desciende a los infiernos personales de su personaje, cuando la música (esa bendición siempre viva en el cine de Lee) nos recuerda que todavía hay una llama vibrando bajo el envoltorio. Pero incluso entonces, el relato parece pedir permiso a un algoritmo que nunca duerme. La exuberancia escénica, los duelos estilizados al modo spaghetti western, el artificio teatral del guion… todo queda como en suspenso, como si la puesta en escena no pudiera encarnar completamente el grito que el texto propone.

En este sentido, Highest 2 Lowest representa no sólo un nuevo capítulo en la fecunda relación entre Lee y Washington —una dupla que se recuerda icónica en Malcolm X y Mo’ Better Blues—, sino también un ejemplo del conflicto esencial del cine contemporáneo: la pugna entre el alma del autor y el cuerpo de las plataformas. Netflix, Apple TV y demás agentes del contenido han dado cobijo a autores genuinos, sí, pero al precio de vestir su obra con la misma armadura: nítida, limpia, insonora. El resultado es una disonancia entre la vibración interior de la historia y la gelidez exterior de su forma.

highest-2-lowest-pelicula-spike-lee-denzel-washington-682cb0242ba53-1024x576 ‘Highest 2 Lowest’: Spike Lee frente al espejismo digital. La tragedia shakespeariana de un arte atrapado en píxeles

Highest 2 Lowest no es una obra fallida. Es, como toda tragedia, una tensión no resuelta. Es el intento de un cineasta por cantar con voz propia dentro de una catedral de mármol digital que no deja resonar el eco. Spike Lee sigue siendo, pese a todo, uno de los pocos que todavía creen en la posibilidad del arte frente al contenido. Su película late, su película duele, pero está embalsamada por una estética corporativa que no le pertenece.

Lo mejor: La conciencia artística que todavía arde bajo el barniz estéril.
Lo peor: La textura visual Apple: eficiente, aséptica, desalmada.

Puede que te hayas perdido

ANDOR: TERRAFORMANDO LA MAGIA