El vínculo indestructible entre Jason Statham y Sylvester Stallone: la hermandad de la acción en Hollywood

El vínculo indestructible entre Jason Statham y Sylvester Stallone: la hermandad de la acción en Hollywood

Basta con un simple vistazo al cartel de A Working Man para intuir su esencia: un espectáculo de acción desbordante en el que Jason Statham encarna a Levon Cade, un albañil con un pasado en los Royal Marines que le permite desempeñarse con destreza como mercenario urbano. Sin embargo, más allá de su promesa de adrenalina y violencia coreografiada, la película oculta un detalle significativo en sus créditos: no solo cuenta con la dirección de David Ayer—un realizador que, tras las vicisitudes sufridas con Escuadrón Suicida, ha encontrado refugio en el cine de género—sino que, además, tiene a Sylvester Stallone como productor y guionista, adaptando junto a Ayer una novela de Chuck Dixon.

Esta colaboración no es casualidad. Jason Statham y Stallone han forjado una relación profesional y personal cimentada en su pasión común por el cine de acción. Más aún, parece inevitable plantearse una hipótesis: incluso las leyendas necesitan un heredero, y el británico se perfila como el sucesor natural de ‘Sly’ en el universo del cine de acción. ¿Exageración? Un repaso a su historia compartida despejará cualquier duda.

465792747_966143838873220_8793571696077397861_n-1024x1024 El vínculo indestructible entre Jason Statham y Sylvester Stallone: la hermandad de la acción en Hollywood

La acción como nexo de unión

Mientras que la trayectoria de Stallone es de dominio público, la de Statham merece una revisión detallada. Nacido en un entorno humilde de la clase obrera londinense, su infancia estuvo marcada por la amistad con el futbolista Vinnie Jones, con quien aprendió a moverse en un mundo donde la rudeza era una moneda de cambio. Posteriormente, su disciplina lo llevó a destacar en el deporte, siendo miembro del equipo nacional de natación de Reino Unido durante 12 años, y a incursionar en el modelaje para marcas como Levi’s y Tommy Hilfiger. Sin embargo, su destino definitivo era el cine.

El gran público lo conoció de la mano de Guy Ritchie, pero no tardó en hacerse un nombre propio en el cine de acción con títulos como Crank y Transporter. Su primer vínculo con la órbita de Stallone surgió en Death Race (2008), un remake de La carrera de la muerte del año 2000 (1975), clásico de serie B en el que un joven Stallone participó antes de alcanzar la fama con Rocky.

Tal vez esta coincidencia captó la atención de Stallone o, quizás, el actor buscaba sangre nueva para revitalizar el género. Lo cierto es que en 2010, Sly invitó a Statham a unirse a la imponente alineación de Los mercenarios, una carta de amor al cine de acción clásico en la que compartió pantalla con leyendas como Dolph Lundgren, Bruce Willis y Mickey Rourke. Stallone, además de protagonizar, ejercía como guionista y director, dejando claro que este proyecto era una extensión de su legado.

El éxito fue rotundo, y la colaboración entre ambos no hizo más que fortalecerse. Statham se convirtió en pieza clave de Los mercenarios 2, Los mercenarios 3 y, finalmente, en el rostro central de Los Mercen4rios (2023), donde su protagonismo ya era absoluto. Paralelamente, consolidaba su carrera con la franquicia Fast & Furious, donde su personaje, Deckard Shaw, lo convertía en uno de los pilares del cine de acción contemporáneo. Pero Stallone tenía planes aún más ambiciosos para su discípulo.

481465086_655590207187183_9140665337293301576_n El vínculo indestructible entre Jason Statham y Sylvester Stallone: la hermandad de la acción en Hollywood

La consagración de un heredero

El siguiente gran paso en esta alianza se materializó con Beekeeper: El protector, dirigido por David Ayer y basado en un guion de Kurt Wimmer. Sin embargo, lo más relevante es que la historia partía de una idea original de Stallone para la cuarta entrega de John Rambo. En otras palabras, el personaje de Statham en esta película es una evolución del que podría haber sido el propio Rambo en un nuevo contexto. Un gesto nada casual por parte de Sly, quien consolidaba así a su protegido como su legítimo sucesor.

Convertidos no solo en compañeros de reparto sino también en socios, Stallone—desde su productora Balboa Productions—y Statham—con su empresa Punch Palace—han vuelto a unir fuerzas en A Working Man. Y si el público responde, el proyecto tiene un horizonte prometedor: la saga literaria de Chuck Dixon cuenta con doce novelas protagonizadas por Levon Cade, ofreciendo una base sólida para una posible franquicia.

La fórmula es clara: si la destrucción y la acción son la clave del espectáculo, nadie mejor que los expertos en la materia para llevarlas a la gran pantalla. Jason Statham y Sylvester Stallone han construido una hermandad a base de golpes, pólvora y camaradería, una alianza que, con cada nuevo proyecto, reafirma su lugar en la historia del cine de acción.

Puede que te hayas perdido