Antes de la dragona: el desnudo perdido de Vanity en la jungla tóxica de 52 vive o muere

Cuando la estrella de la videoteca se incendió bajo la mirada de Frankenheimer”*


En la liturgia profana del videoclub, El último dragón (1985) ocupa un altar sagrado: kung-fu de neón, funk ochentero y la mirada encendida de una joven diva llamada Vanity —nombre artístico que ya sugiere artificio, erotismo y tragedia. Para muchos adolescentes de los años 80, ella fue una epifanía: morena, magnética, con una boca de carmín que sabía cantar y un cuerpo que parecía el eslabón perdido entre la Motown y el mito de Salomé. Pero para los cinéfilos más oscuros, ella ya había cruzado el umbral de la carne antes de bailar con Bruce Leroy. El verdadero bautismo de fuego —y de piel— ocurrió en 52 Pick-Up (52 vive o muere, 1986), un filme que la exhibe desnuda, desbordante y arrojada a una selva moral firmada por el gran John Frankenheimer.

tumblr_ondpj3meKD1sgdchno1_500 Antes de la dragona: el desnudo perdido de Vanity en la jungla tóxica de 52 vive o muere

Y es allí, en ese otro altar menos pop y más brutal, donde Vanity se convierte en un cuerpo sacrificado en el cine negro ochentero. Bajo la dirección implacable de Frankenheimer, lejos de los focos bailables de El último dragón, la cantante y musa de Prince entrega su carne a la cámara con una crudeza casi litúrgica.

Del videoclip al infierno: cuando el cine tocó su piel

Antes de su aura videoclipera y de los vestuarios de cuero brilloso, Vanity —nacida Denise Katrina Matthews— fue parte de una constelación de mujeres moldeadas por el deseo ajeno, pero ella le devolvía al espectador algo distinto: una inteligencia silenciosa, una rebelión bajo la piel. En 52 vive o muere, interpreta a Doreen, una stripper atrapada en una red de chantajes y snuff, donde el cuerpo femenino es filmado no como deseo sino como amenaza. Y aun así, Vanity emerge de la sordidez como una diosa manchada: exuda deseo, sí, pero también peligro, tristeza, y un alma abrasada por lo tóxico de su entorno.

vanity-52pickup-stockings Antes de la dragona: el desnudo perdido de Vanity en la jungla tóxica de 52 vive o muere

El desnudo de Vanity en esa película —lejano al erotismo lúdico de otros filmes ochenteros— tiene algo de arte gótico, de Baudelaire en clave VHS: el cuerpo expuesto no como placer fácil, sino como signo trágico. Su piel no está iluminada por filtros románticos sino por la violencia que la rodea. Y sin embargo, la cámara la acaricia con una compasión inesperada, como si Frankenheimer supiera que está filmando a alguien que ya ha vivido en carne propia lo que su personaje apenas insinúa.

Erotismo como verdad: Vanity y el poder de lo carnal

Hay en ese desnudo una cualidad que lo separa de la banalidad: no es una concesión al espectador masculino, sino una declaración. Vanity se desnuda como quien se arranca la máscara. Cada curva, cada gesto suyo, cada mirada bajo la sombra de la lujuria, está cargada de algo más que sensualidad: es el cuerpo de una mujer consciente de su magnetismo, pero también de su condena.

tumblr_nbl6bfShPA1sgdchno1_500 Antes de la dragona: el desnudo perdido de Vanity en la jungla tóxica de 52 vive o muere

Y si en El último dragón su erotismo se diluye en la música y la comedia romántica, en 52 vive o muere su cuerpo es filmado con el peso del cine negro más descarnado, herencia directa de los años 70, donde la carne es testimonio de una verdad moral. Frankenheimer, director de obras mayores como El mensajero del miedo, la encierra en una atmósfera de chantajes, corrupción, decadencia masculina y filmaciones clandestinas. Vanity no escapa de ese mundo: lo habita. Pero lo que la hace inolvidable es que, incluso desnuda y expuesta, nunca parece vencida.

La leyenda trágica de una musa sin redención

Con los años, Denise Matthews se alejaría del cine, de la música y del sexo. Convertida al cristianismo evangélico, renunciaría públicamente a su imagen de Vanity, a sus excesos, a su pasado erótico y tóxico, y moriría joven, a los 57 años, con los riñones destrozados por las drogas. Pero el cine —como el deseo— no olvida.

tumblr_o85bozTgOL1sgdchno1_400 Antes de la dragona: el desnudo perdido de Vanity en la jungla tóxica de 52 vive o muere

Y en ese rincón oscuro del videoclub que nunca existió, entre una estantería polvorienta y una cinta olvidada, aún vibra la imagen de aquella mujer que supo incendiar la pantalla en El último dragón… pero que fue devorada antes por las fauces del noir en 52 vive o muere.

En ese desnudo olvidado, filmado con rabia y deseo, habita algo más que una estrella fugaz. Habita el cine mismo: esa mezcla impura de belleza, pecado y redención imposible.

Puede que te hayas perdido