Un famoso antropólogo (Pierce Brosnan), tras haber recibido una paliza, muere en un hospital de Los Ángeles mientras delira frases en francés. Antes de morir intenta comunicarse con la médico que le atiende (Lesley Anne Down), tras el cual la doctora empieza a tener extrañas visiones.
Sorprendente película y opera prima de John Mc Tiernan («Depredador») que por otra parte también es la única de toda su filmografía en la que el guión aparece firmado por él mismo.
Partiendo de una premisa interesante, el film aborda una temática fantástica muy atractiva gracias a sus toques antropológicos y a su ubicación urbana. El director mezcla y hasta traza algunos paralelismos entre ciertos pueblos primitivos, con sus mitos, estructuras, rituales, etc, y las tribus callejeras que poblaban las grandes ciudades (Los Ángeles en este caso) durante la década de los 80.
Es una película que, a pesar de no ofrecer muchos sustos o escenas de terror convencionales, consigue inquietar con su gran atmósfera, el clima pesadillesco que posee y el ambiente de misterio que envuelve toda la historia.
He leído críticas que la acusan de ser una película confusa, pero, a mi juicio, no creo que resulte difícil de seguir o comprender. Es cierto que el guión tiene algunos cabos sueltos, pero la historia es buena y si te metes en ella puede resultar incluso fascinante. Posiblemente llevan más razón los que dicen que las caracterizaciones de los personajes perversos no ayudan a generar demasiado miedo o amenaza, tampoco la música parece ayudar al respecto, pero son precisamente esos aspectos, con los que el director ha corrido un gran riesgo, los que dan el toque de mayor originalidad al film. También es verdad que el potencial de la historia era enorme y daba para más, pero el resultado final para mí sigue siendo muy notable.
El reparto es curioso, pero las interpretaciones son, en líneas generales, bastante satisfactorias. Al margen de la pareja protagonista: Pierce Brosnan («Murder 101») y la musa inglesa Lesley-Anne Down («Pánico en el bosque») que cumplen con corrección, hay que destacar a la también habitual del género, Mary Woronov («Hellhole») y al líder del grupo Adam and the Ants, ambos muy eficaces aún sin pronunciar una sola palabra durante todo el metraje. Interesante también la dirección de Mc Tiernan que mantiene siempre un buen pulso narrativo y nos ofrece dos o tres secuencias a cámara lenta que se encuentran entre los momentos más destacados del film.
Estamos ante una cinta ochentera diametralmente opuesta a casi todo lo que se hacía por aquellos años. Esa es otra de las razones que la hacen muy recomendable.