Hoy toca hablar de una pequeña joya del cine de serie B que para desgracia de ella y de la crítica, siempre ha estado menospreciada. Sin duda ‘John Carpenter’s Christine’ no corrió suerte en su estreno, quizás porque la crítica de los 80s nunca estuvo a la altura de su tiempo, como tampoco la estuvo la de los 70s, 60s, 50s, 40s o la actual del suyo, pero, eso se soluciona con el paso del tiempo y con la capacidad de ver una obra desde su propia geografía fílmica y no desde el tiempo en el que se estrena.

‘John Carpenter’s Christine’ es un filme que pertenece únicamente a su tiempo y a su espacio, el filme filmado en 1983 y narrado desde el año 1983, no debe ser juzgado como un relato donde su historia y personajes pertenecen a ese tiempo y espacio, sino como una fábula atemporal e irreal, solo así podemos entender la fuerza que posee esta pequeña joya de la serie B y el terror.

El director newyorkino venía de realizar ‘La Cosa’ y ya tenía entidad y peso suficiente primero para poner su nombre en el título de la película y segundo para hacer lo que le venía en gana y eso hizo con Christine. Carpenter consiguió una de las cimas visuales de su carrera, una obra donde la cámara, el color y la luz, son virtuosismo puro. Cada secuencia en la que aparece el vehículo protagonista está rodado con tal talento del suspense, que podemos llegar a tener ecos del propio Hitchcock.

En lo narrarivo el director coge el relato de Stphen King y lo hace propio para crear una especie de mundo de ensoñación sostenido en su propio ecosistema donde los personajes y las situaciones se salen de lo lógico para entrar en lo surreal. La crítica siempre ha sabido apreciar esta forma de entender una historia en el mundo de David Lynch, por ejemplo, pero parece que nunca llegaron a asimilarlo en el mundo de Carpenter, cuando desde sus inicios, siempre había demostrado que sus personajes, mundos y situaciones no estaban atados al mundo cotidiano sino a su propio universo visual y narrativo, y solo hay que ver los tomates asesinos de ‘Dark Star’, la niebla ilógica de ‘La Niebla’, los personajes y los invasores de ‘Asalto a la comisaría del Distrito 13’ o el propio futuro de ‘1997, rescate en Nueva York’.

Es cuando nos sumergimos dentro de la pantalla como él que en un parque temático entra, cuando empezamos a ser complices de los personajes y de los sucesos que allí ocurren. Por ejemplo, si somos de los que pensamos que es ilógico que un personaje salga corriendo en linea recta por una carretera para huir de un coche que le quiere atropellar, somos de los que nunca apreciaremos que el objetivo de esa escena (por ejemplo) no es ver como se puede huir de un coche que te persigue. El personaje va a cascar pase lo que pase, así que lo que importa es ver como casca y ya está. Si lo haces mediante un coche que sale de la noche envueltos en llamas, estonces eres John Carpenter. Y de eso trata esta película, de ver como un elemento surreal puede alterar de forma trágica lo real. Así habrá quien quiera ver en la película un estudio de los recovecos del ser humano. El tratamiento de la soledad y los cambios del protagonista, que finalmente centran la atención del relato. La personalidad del antihéroe, convertido en una especie de Jeckyll y Hyde, el fetichismo o el despertar a la madurez, la amistad. Otros pensarán que estamos ante un estudio humano demasiado simple, con los típicos gamberros de instituto que sabemos lo que harán y cómo acabarán, lo cual deja un regusto de vulgaridad o relaciones de amor, amistad o familiares demasiado trivial o recurrente. Otro verán una lectura trágica de la influencia de las mercancías en nuestra vida cotidiana, sirviendo a su vez de revisión del romanticismo juvenil que había rodeado gran parte de la cultura estadounidense en su obsesión nostálgica por los años cincuenta, como representa por excelencia Grease (Randal Kleiser, 1978), y otros muchos, sencillamente verán una historia insostenible.

Pero repito que ‘Christine’ no se llama por casualidad ‘John Carpenter’s Christine’. Steven Spielberg nos mostró una bestia de hierro gritando tras la caída por un desfiladero en ‘El Diablo sobre ruedas’, John Carpenter eleva esa idea para convertirla en obra de culto de todavía debe ser descubierta.

Título original
John Carpenter’s Christine
Año
1983
Duración
110 min.
País
Estados Unidos Estados Unidos
Dirección
John Carpenter
Guion
Bill Phillips. Novela: Stephen King
Música
John Carpenter
Fotografía
Donald M. Morgan
Reparto
Keith Gordon, John Stockwell, Alexandra Paul, Harry Dean Stanton, Robert Prosky, Christine Belford, Roberts Blossom, William Ostrander, David Spielberg, Malcom Danare, ver 5 más
Compañías
Columbia Pictures
Género
Terror. Fantástico | Años 70. Coches/Automovilismo
Grupos
Adaptaciones de Stephen King
Sinopsis
Christine es un Plymouth Fury de 1958 que salió de una cadena de montaje de automóviles de Detroit, pero no es un coche cualquiera. En el fondo de su chasis se aloja el mismísimo diablo, que alberga un deseo de venganza insaciable que hiela la sangre a cualquiera y destruye todo lo que encuentra en su camino.