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En El último gran héroe, John McTiernan despliega una reflexión profunda sobre la naturaleza del cine de acción y su inevitable decadencia, utilizando como vehículo narrativo la figura icónica de Arnold Schwarzenegger. La cinta alcanza su momento de mayor lucidez cuando el protagonista traspasa el umbral entre el mundo fantástico, donde es invencible y las reglas de la realidad carecen de peso, y el mundo real, donde por primera vez enfrenta las consecuencias tangibles del dolor, el miedo y la vulnerabilidad. Es en este preciso instante cuando la película se transforma, revelando una carga emocional y una profundidad narrativa hasta entonces ausentes, logrando conectar al espectador con las tribulaciones de los personajes. Sin embargo, tras este destello de autenticidad, McTiernan nos conduce hacia una amarga constatación: el género que él mismo ayudó a consagrar estaba acercándose a su ocaso, y con ello, El último gran héroe emerge como una advertencia simbólica, en la que el creador de obras maestras del pasado anticipa, con elegancia y sutileza, la agonía de una era dorada del cine de acción.

 

Hoy vamos a hablaros de el nuevo cine de acción y como solemos hacer en estos artículos, empezaremos haciéndonos preguntas como: ¿Cuándo empieza? ¿Quiénes lo forjan? ¿Qué aporta?.. así que no os perdaís la siguiente entrada la cual nos dejará claro cuales fueron los orígenes y las causas de este polémico nuevo cine de acción que por suerte ha empezado a mutar y mejorar, gracias a directores como Christopher Nolan.

 

¿Cuándo empieza?

Es difícil datar su inicio pero lo que sabemos es que se debe al deterioro económico que las clásicas cintas de acción comienzan a sufrir casi a finales de los 90. Las grandes estrellas del género paulatinamente se apagan y la exageración va ganando terreno en este cine hasta alcanzar el paroxismo. 
 
Las primeras cintas de la época dorada de los 80 estaban dominadas por escenas de acción y constituían una evolución del cine policíaco de los 70, con lo cual  las tramas y los personajes era lo más importante. Sin embargo, con el paso de los años y con la sucesión de secuelas, dichas tramas y personajes pasan gradualmente a un segundo plano y las escenas de acción acaban convirtiéndose en el único objetivo de las historias que contaban.
 

El realismo en las tramas heredado de los 70 se diluye hasta perderse y la comedia y la exageración se adueñan del protagonismo en las historias hasta llegar a convertir el género en una parodia de sí mismo, tal y como McTiernan presagió en El último gran héroe, así que quizás esta cinta sea el punto de inflexión del género. Como se contaba en esta película, el héroe de acción había llegado a ser invencible, dejaba de ser un ser real, ya no le afectaban los elementos físicos de la naturaleza, tampoco era capaz de sangrar ni, por supuesto, de morir. El género se estaba autodestruyendo y daba lugar a un amasijo sin forma de gags y exageraciones.

 
En El último gran héroe McTiernan deja claro que el único momento del film donde la tensión narrativa es eficaz y la cinta se convierte en cine de acción es cuando Schwarzenegger abandona el mundo ficticio y fantástico del otro lado de la pantalla, en el cual era invencible y todo era posible, y pasa a formar parte del mundo real. Al llegar al mundo real es herido por primera vez y conoce la sangre, el miedo y el dolor.
Automáticamente la película gana enteros y se convierte en una cinta interesante, donde los espectadores empezamos a sentir emociones y empatía con la angustia de los protagonistas, cosa que no había ocurrido en los primeros 70 minutos de la trama. Pero, aun así, después de este aviso de McTiernan, nada ocurre y la espiral de degeneración de los films continúa progresivamente; el género como lo conocíamos estaba muriendo y, curiosamente, el hombre que años antes había creado el film por excelencia era también el hombre que estaba avisando de su final.
 
Hay que tener en cuenta que cintas puras de acción se siguieron haciendo y de hecho se siguen haciendo, pero quizás lo que marcó El último gran héroe (es increíble como McTiernan fue visionario hasta en el título) fue el final de la época dorada del género. Si contamos Acorralado como el inicio en el 82 y esta última como el final en el 93, esta duró 11 años. En este mismo año, 1993 ya aparece la que podemos considerar la primera película del nuevo cine, Jurassic Park.
 
 

¿Quiénes crean el nuevo cine de acción?

 
Tampoco es fácil de decir pero hay algunos nombres que llevan la voz cantante. Jerry Bruckheimer, por ejemplo, se convierte en uno de los productores más importantes del nuevo cine. Bajo su tutela y en la dirección nos encontramos con Michael Bay, además de otros nombres destacados como Roland Emerich, Paul W. Anderson, los hermanos Wachowski, Zack Snyder, Len Wiseman y muchos más que huelga mencionarlos.
 

Hay que decir que aunque algunos directores clásicos del género desaparecen con la nueva época, como es el caso de McTiernan o Walter Hill, otros siguen en activo y prácticamente liderando y aportando los mejores trabajos como James Cameron o Steven Spielberg, que siguen siendo los reyes del nuevo cine de acción actual. Cierto es que debido a que siempre estuvieron ajenos a géneros o modas, aunque fuesen influenciados levemente en algunos aspectos, la mayor parte de su forma de hacer cine fue propia y personal, algo que les ha valido para estar siempre en la ola del cine actual.

 
A nivel de rostros delante de la pantalla, ciertamente no podemos destacar ningún nombre. Las stars de los 80 desaparecen y no encuentran sustitutos. Tanto Vin Diesel como The Rock o Jason Statham intentan seguir el camino de las megaestrellas pero se quedan en el camino. El nuevo cine de acción puede ser interpretado por cualquiera, la estrella de turno ya no es lo más importante. En el nuevo cine las estrellas dejan el protagonismo a la nueva estrella del milenio, el CGI.
 
 
¿Qué aporta?
 
En el artículo de orígenes del cine de acción hablabamos del Steadicam, una nueva minicámara que permitía grabar en situaciones y lugares antes impensables, lo cual la convertía en un elemento técnico perfecto para poder rodar cualquier tipo de secuencia de acción imposible hasta la fecha.
 

Pues bien, el cgi fue la Steadicam del nuevo siglo pero multiplicado por mil. Ahora no solo eran capaces de rodar cualquier elemento, escena o personaje por muy difícil que fuese de filmar. El cgi también podía sustituir el stop motion, algo que el espectador estaba empezando a rechazar por no ser lo suficientemente creíble. La animatrónica, que era demasiado costosa y que carecía de agilidad de movimientos, también podía ser sustituida por el naciente cgi. Por lo tanto, gracias al cgi podíamos retroceder al jurásico y ver diplodocus, triceratops o tyranosaurios desfilar por delante de nuestras pantallas. Así que ¿para qué buscar un protagonista principal cuando el protagonista verdadero podía ser mucho más impresionante?

 

Otro aspecto revolucionario del cgi era la nueva forma de rodar la acción, ahora por ejemplo era posible seguir el recorrido de una flecha desde que salía del arco hasta que impactaba en la frente del enemigo, o rodar una persecución pasando la cámara por debajo de los bajos de un camión, imposible de conseguir hasta la llegada del cgi.
 
Otro de los apartados fílmicos que revolucionó el cgi fue la ambientación; los decorados reales ya no hacían falta ni siquiera los artificiales, ahora con un fondo verde o azul y un poco de cgi podíamos recrear cualquier ambientación existente o imaginaria.
 
Hemos de apuntar que gracias al cgi hemos tenido la posibilidad de disfrutar de cosas antes inimaginables, pero también es cierto que con el cgi, a fecha de hoy, el realismo cinematográfico en la puesta en escena y la ambientación ha desaparecido totalmente. Todavía nadie ha sido capaz de crear con el cgi un personaje de ficción como la reina madre de Aliens que se creó mediante animatrónicas hace 25 años. 
Los fondos o decorados empleados en películas como 300, Inmortal, el nuevo Conan e incluso muchos pasajes de la nueva trilogía de Star wars, parecen totalmente irreales, dejando en el espectador un regusto más a fábula o a cinta de animación que a cine de imagen real. Por suerte para el espectador, tenemos un pequeño rayo de esperanza, ya que también es justo reconocer que tanto James Cameron en Avatar o Christopher Nolan en Origen han conseguido sacar de sus técnicos unos efectos con ese plus de realidad, que haga que no perdamos en ningún momento la sensación de estar ante una película, digamos, real.
 
 

Otro de los aspectos que ha cambiado con la llegada del cgi es la planificación de las secuencias de acción. Aquí hay una de cal y otra de arena. Gracias al cgi el plano secuencia en las escenas de acción, o en cualquier otra, puede llegar a crear momentos totalmente prodigiosos. Las posiblidades de crear un plano secuencia están en la misma capacidad imaginativa e inventiva del autor. Los Wachowski, por ejemplo, consiguen filmar la mejor persecución de la historia del cine gracias a esta técnica. Pero en el lado contrario y negativo, tenemos la dichosa creencia por parte de una serie de productores y directores de que la acción funciona a base de montaje en vez de planificación; con esta creencia tenemos una serie de directores, normalmente venidos del videoclip, que basan y componen los momentos de acción a base de corte de tijeras, pensando que mientras más planos por segundo aparezcan, mayor intensidad y tensión conseguirá la escena. Estos, no sé cómo llamarles, (realizadores o directores se les queda demasiado grande) son los responsables de la degeneración que está sufriendo el género.

 

Otra nueva tendencia destructiva la tenemos en la cámara al hombro. Con el objetivo de dar un toque de realismo a las secuencias de acción y así aumentar la tensión dramática, esta forma de rodar como si de un documental se tratase está siendo adaptada por nuevos realizadores, pero una vez más, el exceso y la falta de planificación están destrozando el cometido original de la idea, ya que en la mayoría de casos, lo único que aporta la cámara en mano es una serie de movimientos rápidos y confusos que consiguen que no entendamos o no nos enteremos de lo que está ocurriendo en pantalla.
Spielberg en La Guerra de los Mundos rueda una escena a través de una videocámara que lleva un ciudadano que está observando la invasión extraterrestre. El efecto y la sensación conseguida en el espectador es para quitarse el sombrero, pero, observando la escena con detenimiento, podemos apreciar el enorme trabajo planificativo que necesitó dicha escena. En el lado negativo de esta técnica, tenemos como ejemplo muchas de las escenas rodadas con cámara en mano en la Trilogía de Bourne, las cuales lo único que aportan es confusión, mareo y alejamiento por parte del espectador.
 
Podríamos seguir hablando mucho más tiempo sobre el nuevo cine de acción pero con estos pequeños apuntes sobra para entender el nuevo cine.