Puntuación: ****
Visual: ****
Narrativa: ****
Parece que le cine lésbico está de moda, y encima, está siendo tratado con un respeto y una seriedad que ya muchos géneros quisieran. Hasta ahora, nos estaba llegando desde el vecino país galo, por lo que Francia se erigía nuevamente como referente de los aperturismos fílmico. Primero fueron Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux quienes se desnudaron por dentro y por fuera en la premiada La Vida de Adele. Hace unas semanas eran Cécile de France junto a Izia Higelin en Un amor de verano (La belle saison), quienes subieron la temperatura. Ahora, se une a la fiesta Lituania con Aisté Dirziuté y Julija Steponaityté quienes a priori repiten historia en \’El Verano de Sangaile\’
Sangaile, una chica de 17 años, está fascinada por los aviones de acrobacias, pero debido a su miedo a las alturas, nunca se ha atrevido a entrar siquiera en una cabina. En un espectáculo aeronáutico de verano cerca de la casa del lago de sus padres, una azafata se acerca a ella, es Auste. Al contrario que ella, Auste vive su vida al máximo con creatividad y atrevimiento.
Sangaile encontrará en su repentino amor adolescente la única persona que la anima a volar.
Por tanto, nos preguntamos si estamos ante otra película sobre el despertar de la (homo)sexualidad en un personaje femenino durante el periodo estival cómo la recientemente estrenada \’Un amor de verano\’. Y, la respuesta es sí, pero con comillas y es que en esta candidata al Oscar 2016 a mejor película extranjera por Lituania el contenido lésbico es solo un pretexto. Estamos delante de un film sobre personajes tan extremos que al final se tocan.
Aquí, los momentos lésbicos son un pretexto para contar las intimidades de los personajes, con lo cual, no estamos ante una obra explícita a nivel visual, sino ante algo más sutil aunque eso sí, cargado también de un erotismo extremo.
Así, el encuentro, tan emotivo, juguetón y sensual, entre las protagonistas genera un relato de descubrimientos que van más allá de lo epidérmico. Por lo tanto, la grandeza de esta obra reside en conseguir que esta historia sobre traspasar fronteras personales sea etérea, entrañable y luminosa hablando precisamente de gravedades, tormentos y zonas oscuras y ya de paso, usar como pretexto una denuncia social y sexual que además, no nos engañemos, le sirve para que la taquilla sea un poco mejor gracias a la piel mostrada.
Sí eres amante de este tipo de historia y el drama más desgarrador no va contigo, aquí vas a poder disfrutar gracias a la suavidad y belleza con la que se ha planteado la historia. Luz, color, y calor en función de los sentimientos más \»oscuros\».