fuente Ok.ru autor Edgar Rice Burroughs ‘Tarzan’ Film Collection link OK social network. Communication with friends on OK. Your meeting place with classmates
Ha sido reconocida unánimemente como la mejor película de la serie Tarzán por lo que, no habiendo visto toda la saga, como es mi caso, parece prudente prestar oídos a las críticas especializadas. Y lo hago con sumo gusto, debo reconocerlo, porque esta segunda aparición, de cinco, de Maureen O´Sullivan como Jane Parker es un absoluto lujazo.
Y es que, siendo importantes las dotes interpretativas, en películas como esta, llenas de exhuberancias tropicales, tales dotes quedan supeditadas a las naturales. Estoy por asegurar que en las Actor,s Escuelas de aquellos años no se preparaba a los alumnos para luchas con leones, panteras, rinocerontes y otros seres del Arca de Noé. Por tanto, buscando realismos y naturalidades, los interpretes debían acreditar en su curriculum vitae argumentos digamos diferentes. Las dotes culturistas y atléticas de Weissmuller significaban una buena credencial. En cuanto a Maureen resultaba conveniente un físico capaz de lanzarse en plongeon desde selváticas alturas hasta los brazos de aquel hombre simio «tan blanco como nosotros». Y ella, aunque sin salirse de la normalidad (no estamos hablando de Pamela Anderson ni de Ursula Andrews) lo acreditó suficientemente.
Y ahí reside uno de los créditos del film: La creíble naturalidad de Jane. Año 1934. La censura en horas bajas y Maureen O´Sullivan luciendo modelitos de la línea «mínima expresión». El director y los productores se dieron cuenta de que Tarzan, Jane y por supuesto Chita (en su primera aparición estelar) estaban en el África tropical (ya saben, la del negrito), que en el África tropical hace calor, y que además, salvo inoportunas interrupciones de Reyes Magos trayendo vestidos de Paris, medias de seda y perfumes (no flores), estaban solos, y que las únicas miradas «inoportunas» probablemente serían las de la mona inteligente, algún colibrí de bajos vuelos o un cocodrilo madrugador.
Y es que ese desperezador baño matinal tipo limones del Zambeeze o similar, con la star fresquita y al natural, es una agradable y delicadísima sorpresa y la visión de los juegos bajo el agua tipo Sirenita, un regalo, lindo y sobre todo limpio para nuestros ojos. Por lo averiguado, se hicieron tres tomas, aumentando en las otras dos, las dosis de recato, para que la película pudiera exhibirse en Estados con censuras más agresivas.
Como en la primera parte, el argumento retoma esa especie de mito de El Dorado que supone el cementerio de los elefantes. Tema aventurero por excelencia, que capta nuestro interés y que contribuye a aumentar nuestra valoración, a pesar de algunas evidentes imperfecciones, especialmente en lo que se refiere a las superposiciones de imágenes en las luchas con las fieras, al descuadre entre número de buanaminos iniciales y finales y a las revoluciones de algunas carreras de los protagonistas.
Pero se pasa bien. Y esas pequeñas cosas… pues las perdonamos.