Puntuación: ****
Visual: ****
Narrativo: ***
Hoy rendimos tributo a \’Infierno sobre ruedas\’ del canal AMC, creadores de series como Mad Men o The Walking Dead, que traemos a la palestra como protesta hacia el poco interés que el foco mediático ha puesto sobre una de las mejores series de los últimos años y que al mismo tiempo han sido uno de los mayores fracasos a nivel de popularidad en nuestro país. Esperemos que Netflix se haga con los derechos de está producción como ha hecho con los de The Walking Dead. y asi podamos hacer justicia a un excelente producto televisivo.
AMC volvió a dejarnos una de las sorpresas de la temporada: \”Sí un año antes un solitario sheriff a caballo en The Walking Dead nos esperanzaba con la creación de una América mejor, en el año 2011 otro sheriff a caballo nos sirve de guía para ver como se llegó a la ambición fagocitiva que devoró a ese propio país\”.
Para empezar las alabanzas a esta serie comenzaremos hablando de su canal de emisión, AMC, para quien no conozca la trayectoria de este joven canal televisivo voy a enumerar las series que lo convierten en uno de los referentes de la ficción actual: empezamos nombrando a Breaking Bad, seguimos con The Walking Dead y finalizamos con Mad Men (una de las 5 mejores series de todos los tiempos). Con estas cartas de presentación creo que el nuevo proyecto es más que esperanzador.
Seguimos con las alabanzas destacando otro factor a su favor, su formato totalmente serial, de momento los tres primeros episodios han ido presentando situaciones y sentando las bases de la trama, pero de una forma totalmente continuísta, sin ninguna segmentación de tramas por episodio, esto tiene el problema que obliga a no perderse ningún capítulo de la temporada para no quedar descolgado del argumento, pero gana en complicidad narrativa e implicación de personajes por parte del espectador. Este formato tan bien llevado por Mad Men, parece que va a recoger el testigo en este nuevo Hell on Wheels. Tercer punto a favor, su producción, rodada prácticamente en exteriores, la serie goza de una puesta en escena, una fotografía, una planificación y una belleza formal sorprendente.
En el primer episodio la serie deja claro que es un collage que lo mejor del género ha dejado a lo largo de su historia, Empezamos viendo un claro recordatorio a Nestor Almendros y su luz natural en Días del Cielo, también notamos un gran parecido en algunos encuadres al western crepuscular de Andrew Dominik, \’El Asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford\’. Por supuesto algo que también es heredado son los diferentes ecos fílmicos que nos recuerdan aspectos como: los preciosos cielos de John Ford, los encuadres de personajes de Eastwood, o la estética de Leone.
Todo esto envuelve y acompaña el primer episodio dando una sensación de familiaridad y calidad visual que nos atrapa, siendo uno de los puntos álgidos de la producción, pero como no todo es oro, una pésima dirección y montaje lastran el conjunto final del episodio piloto, alejándolo del top actual, pero aún así dejándonos con ganas de más.
Otro punto a favor es la época y momento elegido, este no puede ser mejor, la serie se sitúa una vez terminada la guerra de secesión, es decir en la misma creación de los Estados Unidos, todo esto nos lleva a una situación en la que la crítica y doble lectura debe ser una constante fundamental y fundacional de la historia, un lienzo en blanco donde poder plasmar los defectos y las virtudes que han sido la base de la creación del país más importante del mundo.
Otro aspecto acertado en el planteamiento de la serie es el enfoque de la herencia recibida. El enfoque porque la serie esta más cerca del realismo que Sergio Leone, Sam Peckinpah o Clint Eastwood han dado de este época, que del que dieron los clásicos americanos en las décadas de los 40 y 50, algo desde mi punto de vista mucho más acorde con el espectador actual. Pero en cambio la herencia de los clásicos citados se mantiene en segundo plano, los creadores de la serie han tomado nota de lo mejor de todos los estilos y formas de ver y entender el western. Como ya hemos dicho antes ejemplos como una planificación de espacios muy cercana a la empleada por Ford o Hoch, la estética que recoge lo mejor de la vertiente italiana de Corbucci, Solima o Leone, o que los personajes están totalmente influenciados por los que en su día mostraron gente como Peckinpah o Eastwood, hace que estemos ante un oeste real, o lo más real posible dentro de lo imaginario y la ficción. También es justo mencionar que a nivel de realismo y ambientación, los primeros episodios de Hell on Wheels (Infierno sobre ruedas) se ven claramente superados por la otra gran producción serial del género, el oeste conseguido por el Deadwood de David Milch para HBO, aunque eso sí, la monumentalidad y huella plástica es superior en este nuevo proyecto de AMC.
Pero como ya hemos dicho en este mundo nada es perfecto, e Infierno sobre ruedas, más en concreto su primer episodio, tiene fallos que lo alejan de ese escalón de los pilotos perfectos, el mayor lastre reside en algo demasiado importante, nos referimos a la dirección y el montaje. La dirección corre a cargo de David Von Ancken y se nos antoja demasiado amateur para una serie de estas dimensiones, la planificación y encuadres resultan magistrales por momentos, pero demasiado torpes en otros, a esto acompaña un pésimo montaje, no sabemos el minutaje rodado, ni la cantidad de planos y secuencias filmadas, pero el resultado ha sido muy inferior a lo que en la actualidad se muestra en televisión, que es ni más ni menos que una calidad técnica a la altura de las producciones cinematográficas. En cambio en esta serie vemos escenas como el asalto indio que se muestran torpes y arrítmicas, sin la continuidad, suavidad y naturalidad que un montaje necesita, a veces da la sensación que la tendencia actual de montaje de la acción a base de cortes rápidos y cámara nerviosa en vez de planificación previa en la fase de guión técnico y storyboard, está dejando unos profesionales demasiado torpes a la hora de pretender rodar y montar cine de quilates.
Un último detalle a criticar negativamente es la falta de realismo en una parte de la dirección de arte, concretamente en la sección de maquillaje, donde parece que no han llegado a atreverse a dejar un y una protagonista con el aspecto que se requiere para tal época. Vimos como HBO decidió \”afear\” a sus protagonistas en Deadwood y Juego de Tronos, en cambio en Infierno sobre ruedas esto sólo ocurre en planos largos y medios, ya que en los planos cortos y primeros el maquillaje y la iluminación nos deja un pistolero de peluquería y una colona de Yves Rocher, algo que choca en demasía para la linea realista que parece proponer la serie. En definitiva, salvo algún pequeño defecto que fue puliéndose a cada episodio, AMC ha vuelto a dejarnos otra obra para el recuerdo de la televisión.
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