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No hace falta explicar lo que significa Ghibli desde su inicio allá por principios de los 80s. La compañía de animación japonesa ha sido el gran referente de la animación tradicional en las últimas 4 décadas, hasta tal punto que ha superado a Disney en su propio terreno.

El problema viene cuando pasa el tiempo, cambian los gustos, llegan nuevas técnicas y los genios van cumpliendo años hasta llegar al punto de la casi jubilación. Ghibli estaba preocupando a los fans en los últimos tiempos ya que con la ausencia de Takahata y las continuas «retiradas» de Miyazaki, nadie ve quien puede ser el nuevo faro de la compañía y el peor presagio ha llegado con el estreno de ‘Earwig y la bruja’, una película realizada bajo CGI que ha dejado a estudios Ghibli en evidencia ante todo el planeta no sólo por ser la peor película de la compañía con diferencia, sino por tener una calidad técnica, visual y narrativa que no está a la altura de casi ningún estudio de animación actual.

‘Earwig y la bruja’ es una obra sin personalidad, sin estilo, sin carisma, sin guión y con una técnica y acabado visual CGI que parece salido de 1999.

Ninguno sabemos cual es el futuro de Ghibli pero, sin duda que este camino elegido en su última obra no es el correcto. Ghibli debe aferrarse a su personalidad y a su lápiz, debe seguir la magia única que ellos mismos han creado. Deben olvidar las modas, las decisiones tomadas por responsables económicas y volver a la senda autónoma que Takahata y Miyazaki tomaron en su día.

Quizás cueste alcanzar la gloria en unos tiempos donde poco importa lo creativo para el gran grueso del espectador pero, al final la paciencia hará que Ghibli vuelva a crear otro nuevo «Mononoke», «Totoro» o «Chihiro» que vuelva a mostrar al mundo que son únicos en la animación tradicional.