Diseñado por el afamado artista de efectos especiales John Stears y fabricado por Ogle Design, el landspeeder de Star Wars fue construido sobre el chasis real de un vehículo. En concreto, se trataba de un automóvil de tres ruedas llamado Bond Bug. Este ingenioso punto de partida permitía conducirlo y maniobrarlo por el desierto, aunque también planteaba el principal reto: ocultar las ruedas.
Para lograrlo, el equipo de efectos especiales instaló espejos inclinados a los costados del vehículo. Dichos espejos reflejaban el suelo arenoso, creando la ilusión de que el landspeeder flotaba sobre la superficie. Si en el reflejo aparecía una persona o un objeto, daba la impresión de que se encontraba bajo el vehículo.
En otras tomas, el truco consistió en utilizar ángulos de cámara muy precisos que ocultaban las ruedas. Para los planos lejanos, incluso se aplicaba una ligera capa de vaselina o gelatina en la lente, provocando un difuminado sutil —una especie de bruma o reverberación de calor— cerca del suelo. Este recurso disimulaba las imperfecciones del efecto de los espejos y reforzaba la sensación de un vehículo futurista y flotante. George Lucas, creador de la saga, bautizó cariñosamente a esta distorsión óptica como “La mancha de la Fuerza”.



«Durante el rodaje probamos varias ideas y ninguna parecía funcionar», confesó George Lucas sobre el efecto de flotación del landspeeder. «Finalmente intentamos con un espejo, y estuvo cerca… pero tampoco funcionó. Así que cuando fuimos al Valle de la Muerte, rehacimos el espejo, lo hicimos más resistente y más largo, elevamos un poco el coche y encontramos un lecho de lago cuya topografía era más fácil de manejar. Entonces lo filmamos de nuevo, pero no funcionó porque no se cuidó lo suficiente el trabajo con el espejo ni se consiguió que el speeder fuera lo bastante rápido. Al final, Bob Dalva volvió con un equipo y logró que funcionara… pero solo obtuvo una toma, y necesitábamos tres. Así que enviamos a otro camarógrafo para conseguir las dos tomas finales usando el mismo método».
«En el Model Shop ayudamos con el landspeeder a tamaño real cuando llegó a Estados Unidos para las últimas tomas adicionales a comienzos de 1977. Construimos una faldilla de plexiglás espejado que ocultaba la vista de las tres ruedas, la verdadera fuente de propulsión del vehículo. El espejo reflejaba el paisaje desértico bajo él, creando la ilusión de antigravedad. Rodamos estas escenas cerca de Lake Mirage, en las inmediaciones de donde nuestro sandcrawler deambulaba».
En las posteriores ediciones especiales de la película, estrenadas en 1997, Lucas y su equipo en Industrial Light & Magic recurrieron a los incipientes efectos digitales para pulir y perfeccionar aún más la ilusión del landspeeder, logrando un aspecto más fluido y sin fisuras para el público contemporáneo.
El efecto del landspeeder sigue siendo un testimonio de la inventiva del equipo original de Star Wars, que tuvo que confiar en atrezo físico y trucos de cámara para dar vida a la visión de George Lucas. Ese enfoque de baja tecnología para representar un concepto de alta tecnología es, en gran parte, lo que convierte a los efectos prácticos del filme original en algo tan icónico y querido.

