Ridley Scott, eterno centinela de la épica cinematográfica, sigue sin dar tregua a su creatividad. A sus 87 años, lejos de cualquier tentación de retiro, el director británico continúa desplegando proyectos con la vitalidad de un debutante. Tras firmar títulos recientes como La casa Gucci, Napoleón o la inminente Gladiator II, el maestro confirma cuáles serán sus próximos pasos antes de embarcarse en Gladiator III.
En conversación con Dazed Digital, Scott confesó tener tres películas terminadas en su fase de escritura y ya preparadas para ver la luz en los cines. La primera será un biopic musical sobre los Bee Gees, una aproximación íntima a los arquitectos de una era sonora marcada por la fiebre disco. La segunda, un western de grandes dimensiones titulado Freewalkers, con el que el cineasta regresa a un género que siempre ha palpado con fascinación desde la sombra. Y la tercera, un drama bélico ambientado en la Primera Guerra Mundial, basado en la novela Covenant with Death de John Harris.

Tres universos distintos —la música, la frontera y la guerra— que evidencian la versatilidad de un director empeñado en no repetirse, siempre dispuesto a explorar registros narrativos diversos. Y todo ello sin olvidar Gladiator III, secuela ya en desarrollo, llamada a cerrar la trilogía con una entrega aún más ambiciosa que sus predecesoras.
El horizonte de Ridley Scott se despliega así como un mosaico poliédrico: epopeya, lirismo y pólvora. Una demostración más de que el cine, cuando encuentra en un creador la obstinación y la fe de Scott, puede ser eterno.