David es el nombre del protagonista de nuestra película de hoy y aunque en ella lo vemos como un antihéroe anónimo, la realidad es que estamos ante la reencarnación del hombre que derrotó a Goliath, sólo que esta vez el Goliath de turno es un enorme diablo sobre ruedas en forma de camión.

The Duel en su nombre original, es la primera gran película de Steven Spielberg y aunque para mucho no es una de las obras maestras del director en términos generales, para todos debe serlo en términos de logros cinematográficos. El director de Tiburón tuvo apenas poco más de 10 días y un presupuesto totalmente limitado (no olvidemos que es un telefilme) para conseguir crear una telemovie que vista hoy día parece un auténtico milagro en términos de realización. Spielberg no sólo consiguió crear una gran película narrativa y visualmente, sino que a nivel de creación es donde dejó claro que estábamos ante el mayor genio del cine moderno que jamás ha existido.

La película no es más que una cacería de la bestia contra el hombre, pero no ante el cazador armado que planta cara al Mamuth sino ante el hombre vulgar, el frágil que debe hacer frente a algo que es muy superior a él tanto en tamaño como en ferocidad y maldad.

Spielberg nos deja así su primer héroe de la calle y su primer monstruo además de dejar claro que desde Hitchcock, nadie había conseguido dominar la abstracción fílmica de una forma tan natural.

Al igual que el director de Los Pájaros, el creador de Tiburón demuestra que el cine en esencia son imágenes en movimiento montadas no para ser un reflejo de la realidad, sino para crear algo original desde el punto de vista de quien lo crea. Si los impresionistas o los abstractos dejaron claro que el arte es algo que nace del ser humano y no de la naturaleza, Spielberg ya con ‘El Diablo sobre ruedas’ nos deja claro que la esencia de Hitchcock no iba a acabar tan pronto.

Por lucenpop

Autor y director de las webs: Videoclub CinematteFlix, Lucenpop y Passionatte