Cuando uno analiza un telediario se da cuenta que hay dos formas de enfocarlo. Una con el periodismo y la información como bandera; otra usando el morbo y la crónica negra para conseguir audiencias. Pues bien, en el cine pasa lo mismo, una obra puede triunfar por dos motivos. Uno por su virtuosidad visual o narrativa; Otra por despertar inquietud, morbo o alteración en el espectador.

Pues bien con ‘Tensión en el circuito’ nos damos cuenta que David Cronenberg basa gran parte de su obra en esa capacidad de generar inquietud, terror, desasosiego o incluso asco en el espectador, es decir Cronenberg es como ese telediario que busca o consigue el éxito a través de los sucesos y la crónica negra salvo que el director de ‘La Mosca’ posee un micromundo de crónica negra totalmente original y personal.

Pero, aunque Cronenberg nos ha sorprendido en más de una ocasión con algunos de las joyas de su filmogafría, lo que ‘Tensión en el circuito’ deja claro es que el director no es ningún prodigio en su vertiente visual y técnica y cuando la ha conseguido en sus filmes, es más debido a sus operadores y directores de fotografía, que a su propio don personal.

En esta su tercera película, Cronenberg deja el morbo, el asco y la alteración, para centrarse únicamente en una historia digamos blanca donde prima el entretenimiento por medio de la idea de narrar la historia de unos corredores de Drag. El resultado no sólo es horrendo en el tema del entrenamiento sino que además está rodada y montada con un despropósito tal que parece hecha por un auténtico amater sin una pizca de dominio de la dirección cinematográfica.

Hoy día la película resulta aburrida, ridícula y hasta vergonzante en términos de lenguaje cinematográfico. Quizás por esto también deba ser de obligado visionado.

Por lucenpop

Autor y director de las webs: Videoclub CinematteFlix, Lucenpop y Passionatte