La leyenda dice que no hay película de gansters mala y tras ver esta nueva producción de HBO podemos afirmar que la leyenda sigue siendo cierta. También es cierto que no estamos ante un ‘Padrino’ o un ‘Los Intocables’ pero, la película de Steven Soderbergh cumple con todos los requisitos del buen cine gans.

Dentro del cine gans, hay que decir que ‘Sin Movimientos Bruscos’ está más cerca del cine negro de los 40s que del cine de mafia de los 70s, es decir navega más cerca de Hawks que de Coppola o Scorsese. También hay que decir que veremos un cine negro pero eso sí, a todo color, con una escena nocturna entre lluvia, amarillos y rojos que nos alegra el pesimismo y deja claro que Soderbergh y su director de fotografía han optado con colorear todo lo oscuro de aquel citado negro de los 40s. Vamos, que estamos ante un Melville a 4K y en digital.

La película despliega un guión incisivo, al tiempo que su director pone la cámara al servicio de cadencias, encuadres, movimientos, planos y contraplanos con los que conforma una puesta en escena siempre estilosa en la que de forma curiosa, decide usar una lente gran angular que deforma los laterales del encuadre y que sinceramente no se porqué de este uso, aunque lo cierto es que otorga un halo de extrañeza a todo lo que rodea el centro de la acción. Soderbergh tiene una capacidad narrativa presente ya en su ópera prima ‘Sexo, mentiras y cintas de vídeo’ (Palma de oro en Cannes), que tocó cénit en la extraordinaria ‘Traffic’. Notable capacidad para mostrar, a lo largo de su dilatada filmografia, bajas pasiones y una larga lista de miserias humanas: desde las múltiples caras del narcotráfico; la capacidad destructora de la corrupción; los aromas de la traición; pasando por la tenacidad de grandes empresas y corporaciones para pasar por encima de lo que se interponga en sus oscuros objetivos.