Puntuación: ****
Visual: ****
Narrativa: ****

Pixar llevaba un camino impecable. Cada obra suya era una aclamación popular tanto del sector de la plebe como del de la crítica. Cada trabajo era superior al anterior y está compañía por un tiempo llegó a ser la estrella del cine y la más admirada, venerada y querida por la familia del séptimo arte. Un día, la avaricia llegó a la puerta de Pixar no sabemos si de forma natural o impuesta por ese jefe de la planta superior llamado Disney.

Entonces llegó Cars 2, la primera secuela de Pixar y al poco Monsters University y con esto, llegó la decepción y el bajón creativo en la compañía del flexo.
Ahora, Pixar, tocada en su orgullo, quiere demostrar a todos que sigue siendo especial y que es capaz de crear una secuela digna de poder entrar a jugar con todo ese cúmulo de obras maestras que han realizado hasta ahora y para ello ha recurrido al querido Nemo, bueno más bien a la cómica Dory y con esta, Pixar crea su primera gran secuela y nos dice que todo es posible.
Después de erigirse como la cinta de animación más taquillera en su fin de semana de estreno en EEUU, con una recaudación de 136,1 millones de dólares, la cinta llega a las pantallas españolas dispuesta a seguir la estela.
Pixar vuelve a confiar en su fórmula mágica de equilibrio entre su capacidad técnica y emocional, entre la tecnología puntera y la historia elaborada, entre el popurrí posmoderno de géneros y cierto clasicismo narrativo -tampoco demasiado- para dirigir a un espectador desarmado por todo el espectro de emociones posibles sin poder ofrecer resistencia. Apabulla el despliegue de virtuosismo en el retrato de la inmensidad del océano, la diversidad de las texturas de su fauna, flora y paisaje -casi se pueden tocar- y la plasticidad -en su acepción más positiva- del dibujo. Los personajes están realmente vivos. Y lo están por fuera y por dentro.
De este modo, el gran logro de Pixar es no sólo que ha conseguido quitarle naftalina y ñoñería al espíritu Disney dándole una vuelta más gamberra al concepto de cine para niños, sino que ha convencido a todos incluida la propia Disney que este es el camino y que con él, el cine familiar cobra el sentido del que hace uso, cine para toda la familia. Una vez más, en Buscando a Dory se entretienen todos los miembros de la familia lo mismo que ocurre cada vez más y gracias a Pixar, en todo el cine de animación actual.
Las distintas capas habituales de las obras de Lasseter y compañía pensadas para cada rango de edad, vuelven a estar en este film que además y como hemos dicho eleva el color y la textura digital a la máxima potencia.
Así, Buscando a Dory es posiblemente superior a la obra original quizás no en impacto, pero si en resultado global. Una nueva maestría digital para poder disfrutar en comuna.
Primera gran obra del verano 2016.

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=5Z_tMWAFTyg]

Por lucenpop

Autor y director de las webs: Videoclub CinematteFlix, Lucenpop y Passionatte