Aunque ligeramente decepcionante, como se suele decir, del cerdo se aprovecha todo. Si bien su predecesora, “Caníbal feroz”, me pareció más “seria” (aunque en este contexto el término carece de sentido), esta ofrece ciertos elementos delirantes que pueden resultar disfrutables para aquellos que comparten su malsano sentido del espectáculo. Uno de los aspectos que me llamó la atención fue la figura del líder mesiánico, que recoge matices de la leyenda negra que rodea a personajes como Hitler, fusionándolos con perfiles más básicos de líderes espirituales oportunistas que aún hoy pululan en numerosas sectas nocivas dispersas por el mundo.
En cuanto al director Lenzi, se jacta de su capacidad para la sexploitation, introduciendo desnudos injustificados con una frecuencia casi compulsiva y recurriendo a tradiciones culturales inventadas para satisfacer su propio vicio. Sin embargo, lo que verdaderamente sustenta este tipo de películas es el morbo y la fabulación amarillista que explora la realidad de manera tergiversada para extraer elementos argumentales jugosos. Personalmente, me incomoda la insistencia de Lenzi en mostrar la muerte de animales, un recurso que parece buscado únicamente por su supuesto impacto visual. Aunque moralmente ambiguo (¿acaso Haneke no hizo lo mismo en “El tiempo del lobo”?), lo encuentro absurdo.
El resto de la película es bastante flojo: un gore funcional, una trama predecible y unos personajes esquemáticos con una historia de amor forzada. Resulta difícil creer en el rápido enamoramiento de la protagonista, sobre todo considerando que el objeto de su afecto no para de maltratarla a lo largo de la historia. La participación de Mel Ferrer, observando la acción desde la distancia, aporta poco más que su prestigio y experiencia, algo que resulta innecesario en este contexto.
En resumen, se trata de una película de calidad cuestionable, con errores de dirección y continuidad, interpretaciones regulares y un exceso de gratuidad. No obstante, logra cumplir con las expectativas del género de explotación de caníbales, ofreciendo un entretenimiento aceptable, desnudos exóticos y un tramo final genuinamente emocionante. Puede resultar suficiente para algunos espectadores, mientras que para otros puede quedarse corta. Personalmente, me inclino hacia la primera opción.