Tanto ‘Shane’ como el ‘El Predicador’ son dos entes sin pasado y sin futuro, dos entes sin historia y sin legado, dos siluetas que cabalgan sin destino, sin hogar y sin nada que les espere salvo la desesperación del débil…
Hacer una crítica de una película mítica y clásica como ‘Raices profundas’ es siempre un problema. De partida debe gustarte y debes obligatoriamente decir que es buena, por eso es un clásico indiscutible, pero de segunda hay que ver como ha pasado el tiempo por ella porque no olvidemos que muchos de los films olvidados en su año de estreno hace 5 décadas hoy dia son obras de culto o maestras y a la inversa así que ¿qué ocurre con esta producción de George Stevens?
Una obra de maestros pero no maestra
Pues iremos al grano de forma rápida: ‘Raices Profundas’ no es una obra maestra mayúscula, eso queda claro nada más verla. La película de Stevens no posee ese don y fuerza natural de películas como ‘Centauros del Desierto’, ‘El Hombre que mató a Liberty Valance’, ‘Vertigo’ o ‘Ciudadano Kane’ por decir solo cuatro obras incontestables. Aquí estamos más cerca de la producción que de la dirección, es decir, no hay un autor con sello maestro detrás, pero si un Hollywood con un sello maestro lo que quiere decir que la película contó con las mejores plumas, los mejores actores, maquilladores, iluminadores, técnicos y saber de aquella maquinaria fílmica ya extinta lo que asegura que la película va directamente a las emociones del espectador y no decepciona.
‘Raices Profundas’ es un notable alto, sobre todo por su forma de atrapar el corazón del que la ve y dominar sus emociones pero, no llega a atrapar al espectador más elitista, ese que se odia pero que está ahí por méritos propios. Es por tanto en la faceta del alto relieve artístico donde la película no alcanza lo sublime, dónde no tiene esa fuerza descomunal y ese sello personal de los grandes creadores del Hollywood clásico y es por tanto una película más de corazón de de intelecto.
Pero que nadie se lleve a engaños, es un obra de obligado visionado. Una película dónde el héroe que hemos conocido muchas veces después, marca una base, es un film que sirve de origen de otras joyas posteriores como ‘El Jinete Pálido’, la cual es un remake encubierto o cualquiera los western de Leone. Es una película también de una bella factura visual aunque no tenga magia que la haga especial. Buenas interpretaciones y un tempo narrativa clavado como un reloj. Hasta el niño está bien y eso ya es mucho decir.
‘Shane’ (Raices Profundas) y un remake llamado ‘El Jinete Pálido’
Un misterioso extraño sale del desierto en ‘Raices Profundas’ y otro mismo ser lo hace desde la nieve en ‘El Jinete Pálido’. Ambos se encuentran a una persona con poder y maldad que lo usa para expulsar a la gente de su tierra. Un tocón de árbol en Shane, una gran roca en ‘El Jinete Pálido’ deben ser destruidas como metáfora del poder del hombre sobre la tierra. La esposa y las miradas de amor culpable entre mujer y pecado vestido de pistolero. El ritmo de Shane es más lento y suave, pero el arco de la historia es el mismo. El barro también ejerce de decorado ante la barbarie del asesinato en ambas y una niña se despide a grito de ‘No te vayas predicador’ mientras un niño lo hace a grito de ‘No te vayas Shane’. Ambos jinetes fantasmales, quizás el mismo, se pierden en el horizonte para volver uno al desierto y otro a la nieve y para quien sabe, regresar quizás en un futuro surgidos del bosque…
Sin dudas dos grandes western, uno totalmente original como es ‘Shane’ y otro mucho más perfeccionado como es ‘El Jinete Pálido’
