Dune de Denis Villeneuve (2021) llega esta semana a nuestras pantallas de cine y que mejor antes de ir a verla que, refrescar la historia viendo la gran adaptación televisiva fotografiada por el gran maestro Vittorio Storaro. Sin duda una forma muy cultural de observar una adaptación literaria con casi 20 años de diferencia y contrastando dos formatos audiovisuales como son el cine y la televisión.

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Miniserie de 3 episodios. Arrakis, también conocido como Dune, el planeta desierto… El último lugar al que nadie querría ir y, sin embargo, el planeta más importante del universo, la puerta hacia un conocimiento superior y la fuente de la sabiduría. A pesar de sus adversas condiciones climáticas y la casi completa ausencia de agua, sólo en Dune se encuentra el bien más codiciado: la especia conocida como melange. De incalculable valor y vital para el comercio entre planetas, varias casas nobles y diversas organizaciones tienen su mirada puesta en Dune, y ansían hacerse con sus riquezas. Cuando la familia Atreides debe hacerse cargo de Arrakis, la vida del joven Paul se verá drásticamente afectada. Más allá de las despedidas y los recuerdos, el joven se verá arrastrado hacia su destino, a raíz de una serie de intrigas contra él y los suyos. Deberá sobreponerse y enfrentarse a los problemas que le amenzan y, sobre todo, responder a la afrenta…

Dune, de Frank Herbert, es una de las más conocidas novelas dentro del género de ciencia-ficción pero para muchos cinéfilos lo primero que viene a la mente es el film de David Lynch.
Esta adaptación para televisión dista mucho de dicha película, tanto en su planteamiento como en su tratamiento, y la verdad es que un análisis comparativo casi induciría a pensar que cuanto más te haya gustado una menos interés encontrarás en la otra.

Antes de nada debemos tener en cuenta que al ser una producción para televisión tiene unos parámetros algo diferentes a aquellas películas creadas para ser proyectadas en un cine.
Por ejemplo, es factible tener un metraje mucho mayor, ya que podemos repartirlo en varios episodios. En este caso eso permite ahondar mucho en la de por sí bastante compleja trama que se narra en la novela, resultando por lo tanto toda la historia perfectamente comprensible.
Pero, como todo, un metraje largo tiene sus inconvenientes: permite al director ralentizar la acción tanto que con cierta frecuencia pierde ritmo.
Quizás nos podamos permitir criticar el exceso de celo a la hora de adaptar fielmente, ya que al pretender incluir tanta información puede acabar resultando hasta un poco aburrida.

Por otro lado, y posiblemente debido a ser una producción para televisión y a su metraje, es necesario ajustar el presupuesto, lo que se aprecia en detalles de producción, efectos especiales, etc.
Considero que estes “defectos” se encuentran plenamente justificados, aunque lamento que la estética general no esté algo más trabajada, para permitirnos sentirnos realmente trasladados a Arrakis.

Finalmente, en lo que respecta a la interpretación, tiene bastantes altos y bajos. Sin haber ninguna notable, todas varían entre correctas, justitas y mediocres.
Ni William Hurt, por mucho bombo que le den a su papelito como Leto Atreides, se salva.

Resumiendo.
Es una producción para televisión correcta, sin ser memorable. Una adaptación fiel de una obra literaria.
Recomendada si eres uno de esos fans de Herbert que se quedaron decepcionados con la obra de Lynch o si, aunque aquella te encantó, no entendiste ni la mitad y no estás por la labor de leerte un librote de cientos de páginas.