Es un éxito de Netflix o al menos eso dicen ellos, porque realmente no hay cifras oficiales o públicas que lo puedan demostrar, pero bueno, ese es otro tema.
Yendo al grano hay que decir que estamos ante una nueva demostración de poder femenino donde todo lo que vemos en pantalla son mujeres, tanto la villana, como las tres protagonistas, los hombres no poseen nombre alguno y son un simple atrezzo más del film como lo pueda ser una moto o una caja de cartón, por supuesto la dirección corre a cargo de una mujer y parte del guión también, concretamente a manos de la actriz Mélanie Laurent.
¿Y de que va? Pues de lo que tiene que ir una película actual de Netflix, de que las mujeres son muy superiores a los hombres en todo, y un poco de dosis de superhéroes, perdón, superheroínas esta vez disfrazadas de ladronas. Así que tenemos un coctel de acción, con algo de humor, con personajes mil veces vistos en los últimos 10 años, con cero detalle por el cine, con tintes de maternidad y sensibilidad, miradas y posecitas a cámara y una línea plana en términos de arte y cultura.
¿Se puede ver? Pues se puede ver. La película es un divertimento con algún detalle curioso y con ese tinte francés que le da un plus que no consiguen dar las películas americanas de Netflix de este índole. Quizás el combate de Adèle Exarchopoulos con un negro desnudo es lo más original y atrevido de la película y ya, bueno y el baile flamenco a golpe de francotirador también tiene su punto.
Si quieren un poco más de profundidad en la crítica, no lean una crítica de esta película, busquen otra película que pueda fomentar dicha profundidad. Diversión sin más que viniendo de Netflix no es poco. No aporta pero no resta o molesta.