PELÍCULAS ANTIGUAS BUENAS | CLÁSICOS POPULARES | RECOMENDADAS: 30, 40, 50, 60 | BLANCO Y NEGRO | CRÍTICA Y SUS DIRECTORES DE FOTOGRAFÍA | LECCIÓN 25
Yo anduve con un zombie de Jacques Tourneur con fotografía de J. Roy Hunt | 1943
¿Cuál es el orden para poder ver y aprender lo mejor que ha dado el cine? Pues aquí lo tienes en este artículo semanal que ira completando todas las películas por orden de fecha de producción para poder ver así, todas las obras maestras que ha dado el cine desde su inicioy de paso, servir como mejor lección de cine para entender cual es la esencia y el interior de este por algo denominado 7º arte.
El cine clásico es la esencia y la base de todo el que consumimos en el presente. Curiosamente en el séptimo arte, fueron sus inicios los que dejaron las mayores dosis de calidad y arte que el cine ha contemplado jamás. La llegada de artistas de otras artes con la fusión y la ilusión de una naciente industria, dieron el origen de lo que conocemos como cine clásico. Los años 30 y sobre todo los 40, 50 y 60, fueron el germen de la perfección fílmica y de la mayor aglomeración de obras de arte que nunca se ha visto en el sector.La multiculturalidad y el lienzo en blanco que ofrecía el arte naciente, hicieron posible que la imaginación y la evolución y adaptación de otras disciplinas artísticas creasen lo que conocemos como lenguaje fílmico y por ende, las bases de nuestro cine actual. Sin duda la espontaniedad y originalidad que permitían los orígenes, son también culpables de que las grandes joyas del cine pertenezcan a esta etapa conocida como cine clásico. Nosotros ahora, simplemente queremos dejaros con una lista de lo que creemos son las mejores o más recomendables y buenas películas de aquellos años aunque eso sí, para que sirva como una gran lección de cine donde aprender los secretos de los grandes genios del cine.
El cine clásico es pionero de todo, incluso del desnudo
Éxtasis (1933) es el segundo desnudo del cine, tras el primero producido en Erotikon (1929). Ambos de Hedy Lamarr |
También decir ya de paso, que definir el cine quizás sea algo complejo al estar ante un arte donde el resultado depende de un conjunto más que ecléctico de artistas, artesanos y trabajadores. Pero lo que sí tenemos claro es que la imagen es la esencia de este noble entretenimiento que tantos sueños nos ha hecho sentir.
Y si la imagen es la esencia, entonces a que estamos esperando para realizar ya de paso, un recuerdo activo y vivo made in Cinematte donde ir recopilando y captando la esencia pura de la grandeza de muchos films. es decir, las mejores instantáneas que el cine nos ofrece a cada segundo que pasa. Imágenes o instantáneas vía fotogramas donde sin duda los directores de fotografía son la clave junto a los directores de crear estas preciosas postales de cine que ahora vamos a ir recopilando con nuestro sello personal.
En las últimas semanas y tras iniciar con finales de los 20, hemos llegado ya a finales de los 30, los cuales empiezan a cerrar el expresionismo habitual para dar entrada a la década más gloriosa de la historia del cine.
Y como no podía ser de otra forma, es Gregg Toland, uno de los grandes directores de fotografía de la historia, quien abre los años 40 de la mano del cineasta John Ford en el film ‘La uvas de la ira’.
Por cierto, sobre estos cuadros fílmicos, decir que los americanos les llaman stills, en España fotogramas y en Cinematte simplemente obras de arte dignas de estar en un museo y que por supuesto, ningún amante al séptimo arte debe perderse por nada del mundo. Queridos lectores «that´s entertaiment».
Orden cronológico decreciente para ver las mejores películas o filmes clásicos de la historia del cine (en continua construcción)
La sombra de una duda, 1943
Hitchcock tiene aquí varias de las constantes que hicieron grande su cine, como el hecho de saber si alguien tiene control para matar a otras personas, como se sugiere en La soga, o el hecho de la pérdida de la confianza entre dos personas que se quieren, como en Falso culpable. Hitchcock vuelve a hacer suyo el título de maestro del suspense al contar la verdad de la película a la mitad, dejando entonces que todo se convierta en un thriller dramático donde se muestran los instintos más bajos del tío Charlie, y permite al espectador estar expectante. Si algo se le puede echar en cara a esta obra maestra de Hitchcock sea su absurdo humor que tan grande haría a sus películas posteriores, aunque como decía el propio director, esta era su película, la que resumía todas sus inquietudes artísticas y literarias, y la que mejor ejemplificaba su manera de entender el cine y la vida. Puntuación: 8
Dies irae, 1943
Theodor Dreyer crea una historia de una enorme densidad dramática. Con una sobriedad máxima, filma el trabajo interpretativo de los actores que llevan el peso fundamental de la película. a actriz Lisbeth Movin, en concreto, realiza un trabajo excepcional, componiendo el personaje de joven esposa con una mezcla de inocencia y sensualidad que sintetiza a la perfección las contradicciones ideológicas y sociales de ese momento.
Las miradas y las expresiones de todos ellos definen los contornos de un mundo en el que los remordimientos, la culpa y el pecado se han convertido en los elementos protagonistas de los comportamientos sociales. Los valores positivos parecen como haber desaparecido en esa maraña de tristeza y opresión. En “Dies Irae” todos los personajes viven arrastrados por una pasión: por el amor, por la religión, por la brujería, por el fanatismo, por el deseo… Aquí Dreyer trata como nadie eso de la felicidad breve, “por los amores eternos, por lo poquito que duran”, retrata lo sombrío de una relación, de un instante de placer. Esta idea la recoge muy bien una frase que se dice en la película; “Un instante de placer es un pecado escondido”. La represión calvinista siempre acechando de fondo.
En definitiva, es toda una obra maestra del cine, de nuestro tiempo, y de la cultura, totalmente imprescindible. Esta es la película de un maestro que, como nadie, con la cámara sabía llegar al alma de los actores y de los personajes. Puntuación: 9
Esta tierra es mía, 1943
El guión de Dudley Nichols es sencillamente maravilloso, con vigor, toda una clase sobre la democracia y la libertad. Renoir la envuelve de una sencillez extrema. El trabajo de los actores es encomiable, desde el fantástico Charles Laughton, pasando por todos los secundarios. Una obra reivindiativa a reivindicar. Puntuación: 8.5
Ser o no ser, 1942
Tres años después de su excelente «Ninotchka», Lubitsch factura esta espléndida comedia sobre el drama polaco que supuso la invasión nazi de Varsovia…cuyo título fue tomado prestado del archifamoso soliloquio en la obra de Shakaspeare, «Hamlet» que el propio Hamlet, príncipe de Dinamarca recitó, cuestionándose la negación del «yo», «al dejar atrás todo lo que duele y mata el alma, a través de la muerte…»…
De nuevo y como en la citada «Ninotchka» es el novelista y guionista magiar, Melchior Lengyel, quien inspirara con una de sus obras esta obra maestra, y van muchas, del genial cineasta berlinés, maestro de maestros (como Billy Wilder) y pionero del humor corrosivo, políticamente incorrecto e irreverente, si bien es cierto que en esta obra Lubitsch trata de obviar las referencias al holocausto hebreo…y ello aún a pesar de que la mayoría de la troupé de miembros del teatro plolaco de la compañía, eran de origen judío y que uno de los actores de la compañía, Greenberg soñaba con interpretar algún día el personaje de Shylock del «Mercader de Venecia» sobre los judíos…
Con una de las más sorprendentes bandas sonoras que uno recuerde a cargo de Werner R. Heymann y una ambiciosa fotografía en blanco y negro de Rudolph Maté, la película es todo un portento de abrumador y brutal sentido narrativo, lleno de deliciosas situaciones cómicas, sabiamente hilvanadas y retratadas por la magistral cámara del maestro semita. Puntuación: 9.5
Casablanca, 1942
Con «Casablanca» estamos ante la Gioconda del mundo del cine, porque además de una belleza indescriptible visualmente, transmite continuamente un misterio que es difícil de desentrañar se vea las veces que se vea. Y es que además de ser una película redonda, que transmite educación en valores, y que apuesta por el altruismo y la empatía a pesar de todo, es una película afortunada desde que nació y eso también hay que valorarlo positivamente ya que tiene buena estrella y todo el que la ama se impregna de ella.
¿Cómo va a ser una película menor cuando se tiene a uno de los mejores compositores de todos los tiempos (Max Steiner), uno de los mejores directores de fotografía de la historia (Arthur Edeson) y dos de los más grandes actores del cine clásico como Bogart y Bergman y además el director de encargo más importante que ha existido jamás que fue Michael Curtiz? Puntuación: 9.5
Había un padre, 1942
En «Había un padre» narra la relación padre e hijo, que durante toda su vida tienen que vivir separados, es una tierna historia paterno filial, donde el deber y las formas, y el aprendizaje de estas, son de vital importancia. La historia rompe el tópico creado en torno a Ozu, de que narra conflictos generacionales y que siempre se pone a favor de los mayores. En esta película no hay el conflicto de «Buenos dias» o la magnifica «He nacido, pero…», el niño acepta con tristeza las decisiones del padre que los separa, y cuando se enfada lo hace con mucha razón, y años más tarde no muestra ningún resentimiento y sí mucho amor por el padre que se alejó de él. La película rompe también con el tópico de que en las pelis de Ozu nunca pasa nada, es cierto que hay numerosos planos de intersección sin relación con la acción, como es frecuente en sus films, pero la película es un clarisimo ejemplo de como utilizar magníficamente las elipsis, lo que acelera el ritmo de acontecimientos, y siempre ocurre algo, la película discurre siempre en movimiento, a pesar de lo estático de sus planos. Como en todo el cine de Ozu, destaca el uso de la composición, el uso del espacio (posiblemente en esto sea el mejor) y la profundidad de campo. Puntuación: 10
El 4º Mandamiento, 1942
Efecto proustiano inmejorable: techos y escaleras en encuadres que parecen bosques de recuerdos. Carruajes de tiempo perdido sobre el invierno y el otoño. Faldas con armazón relleno y chaquetas ajustadas al talle. Choque industria pionera y tradición crepuscular terrateniente. Choque de ideales artísticos; paradójicamente, el director que redefinió el cine fue capaz de acercarlo a la literatura decimonónica para despedirse de una forma de leer y una forma de mirar.
Welles entremezcla un estilo horizontal, de cine anticuado, con tomas basadas en despliegue de ambición técnica (el choque de mundos se ve representado también en la forma de presentar las imágenes). Puntuación: 10
Qué verde era mi valle, 1941
Ford filma un mundo recreado en la memoria y modelado por la emoción. No es un informe sobre la realidad sino una canción de recuerdos indelebles, fuera del tiempo. No hay ideología sino narración pura. No hay opinión sobre sistema social sino supremo arte de contar. Muestra a una familia espartana que lucha por sumar jornales para cubrir el coste diario. Es lo que daba de sí el Gales evocado. Le iba a Ford: hijo de emigrantes irlandeses, soñador de una patria celta, y menor de muchos hermanos. Convirtió la nostalgia de la patria idealizada en un río de inspiración. Puntuación: 10
El Halcón Maltés, 1941
“El Halcón Maltes” nos regala un gran antihéroe en los zapatos de Bogart; quien ya desde entonces nos mostraba la esencia que caracterizo a su leyenda. Este personaje magnético era frio, distante, introspectivo, de mirada melancólica por su historial en el que habitan desengaños amorosos. Afecto a la bebida y al tabaco como hábitos que no cauterizan su alma dañada.
“El halcón Maltes” gira en torno a Sam Spade el verdadero “pájaro negro” de esta película que nos puso en contacto con el entrañable personaje Bogartiano que alcanzo su clímax en “CasaBlanca”. Puntuación: 8.5
Ciudadano Kane, 1941
Ciudadano Kane es posiblemente la película más importante de la historia del cine, por dos razones: consolidó el lenguaje cinematográfico que había hasta 1941 y abrió nuevos caminos en áreas tales como la profundidad de foco, la complejidad en el sonido y la estructura narrativa. La otra razón es que se demostró la «teoría de autor» 25 años antes de que se definiera (por supuesto la teoría ya se había demostrado en el cine mudo). Era «una película de Orson Welles».
En resumen: «Un éxtasis de luz y de sombra, de texturas enfrentadas y formas gráficas, como no se había vuelto a ver desde la era del cine silente que acaban formando posiblemente, la mejor película de la historia del cine» Puntuación: 10
Aguas pantanosas, 1941
La película constituye un homenaje a la naturaleza salvaje y a los parajes del pantano Kefenokee (Georgia), en unos momentos en los que diversas iniciativas privadas trataban de ocuparlo y transformarlo para aprovechar su atractivo turístico. Explora, además, el drama de la soledad y desamparo de un hombre fugitivo y aislado. Describe la lucha constante contra los peligros del pantano, la conciencia de ser víctima de una situación injusta y el profundo dolor que anida en su ánimo. La atmósfera que la película crea en el pantano es absorbente y con un sentido pictórico de las composiciones magistral. Puntuación: 8.5
Rebecca, 1940
Todos sabemos que a Hitchcock siempre le gustó jugar con los espectadores. Unas veces usando un formato teatral en un único escenario como en La soga o La ventana indiscreta, otras matando a la protagonista a mitad de película como en Psicosis… Maestría es la palabra para definir a este director, hacer que la protagonista ni aparezca, ni se le vea una simple foto pero que a la vez lo inunde todo y sea el centro de todo. Suspense, tensión in crescendo, generar un interés total por lo que ocurre y el hecho de ser imprevisible la hacen una obra maestra que ha envejecido estupendamente y que hoy se puede ver de una manera francamente gozosa. Puntuación: 9.5
Las uvas de la ira, 1940
En los tiempos que corren esta película está más viva que nunca. La historia de una familia que se ve obligada a dejar sus tierras por culpa de la avaricia del gran capital es una de las más conmovedoras que ha dado la historia del cine. Es imposible que no te lleguen las penurias y calamidades de la familia Joad, que no sientas que puedes ser uno de ellos. Desheredados en busca de una tierra prometida (en este caso California) que muestran fotograma tras fotograma como la dignidad del ser humano es indestructible si se lo propone. Puntuación: 9
La Diligencia, 1939
El film suma acción, western, drama y romance. La acción, rápida e intensa, se desarrolla a lo largo de un recorrido de unos 200 km., que cruza territorio bajo control de los apaches. La cabina de pasajeros de la diligencia constituye un espacio reducido en el que tiene lugar una representación abreviada (a escala reducida) de lo que es el mundo y la vida. Los personajes variopintos que la ocupan protagonizan relaciones de simpatía, afecto, respeto, apoyo, tensión, conflicto y enfrentamiento, según las circunstancias. Simplemente Ford. Puntuación: 9
La Regla del Juego, 1939
‘La regla de juego’, es una obra maestra del cine, una de las mejores tragicomedias de la historia; una mirada poética al fatalismo, una dura crítica a la sociedad burguesa del mundo y a la nación de Francia en particular. La gente fusiló la película porque en vez de conseguir evadirse de sus problemas, se sintió identificado con los protagonistas. Ellos sólo deseaban disfrutar de un banal entretenimiento y se encontraron con el cine, con la verdad, con ellos mismos. El cine de autor, es verdaderamente cine. Puntuación: 10
El joven Mr.Lincoln de John Ford, 1939
Es primavera y Lincoln y su novia Ann Rutledge pasean por la ribera del río. John Ford los sigue en único plano, sirviéndose de un sencillo travelling lateral. Al fondo, el río; en primer término, un largo vallado. Cámara y accidentes físicos acompañan el movimiento y crean continuidad sin esfuerzo como en el gran cine clásico. Hay una tenue tensión, muy leve, creada por el escenario, derivada del hecho de que la pareja camine entre dos líneas muy firmes y definidas pero que en cualquier momento pueden desequilibrar su recorrido. Y hay un cierto misterio: Lincoln y Ann no deambulan, caminan siguiendo una guía geográfica que naturalmente encubre un sentido metafórico. La cuestión es ¿cuál es este sentido? Puntuación: 9
Alarma en el Expreso, 1938
Película que pertenece a la etapa inglesa de Hitchocock. Fué rodada en 1938 y ya incluye, aunque muy timidamente, todo lo que más tarde ofrecería el mago del suspense en sus posteriores obras de arte. Un argumento curioso, unas interpretaciones maravillosas y un guión sorprendente. Destacar el tren como elemento muy socorrido en la filmografia del director, y por supuesto muy bien utilizado. Es una película donde se encuentran las raices cinematográficas del director y de su peculiar género que creó y que sigue, y seguirá, siendo modelo de referencia para todas aquellas personas que hacen cine. Puntuación: 8
La Bestia Humana, 1938
La dimensión inquietante del personaje central se da asociada a la ambigüedad de los motivos que mueven a su amante a actuar como lo hace. Los interrogantes y las dudas que platea su conducta añaden tensión, inseguridad y angustia al desarrollo del relato, que deviene complejo y rico en referencias que elevan el suspense a niveles propios de las obras de los grandes maestros. Puntuación: 9.5
Alexander Nevsky, 1938
Es un film donde el arte cinematográfico brilla aún nivel esplendoroso con una belleza plástica en su puesta en escena y con una música de Serguei Prokofiev en la que cada plano va casi al mismo compás que las notas musicales, lo que hace que sea pura poesía fílmica y en la que todos los movimientos de cámara y los movimientos de los personajes hacen que parezca que estemos viendo un ballet. La secuencia de la batalla del lago helado de 37 minutos, es una de las mejores escenas de la historia del cine sin lugar a dudas y forma parte del olimpo del cine con toda justicia. Es una obra maestra en la que la forma tiene mucha más importancia que el argumento, y eso en el arte cinematográfico es lo más importante. Puntuación: 10
La Gran Ilusión, 1937
La gran ilusión, el cine es la gran ilusion del siglo XX y de comienzos del XXI. Esta película es cine puro y duro, aúna lo mejor del cine mudo con diálogos demoledores; aúna el humor más moderno con el drama más terrible; la guerra con la humanidad; Alemania y Fracia. Pero despierten que desafortunadamente sólo es una gran ilusión. Una gran ilusión cargada de arte: Puntuación: 10
Sólo se vive una vez, 1937
El falso culpable nunca fue tan cruel con el individuo. Y el destino nunca le jugo tan mala pasada al Juan Nadie de turno. Enumerar las escenas geniales de ‘Sólo se vive una vez’ es realmente complicado pero como ejemplo, elegiremo la de las ranas. Dichas ranas están en el estanque en donde se están reflejando las caras de Sylvia y Henry; y Sylvia dice que si muere una rana la otra también. Hermosa premonición. Los amantes de la noche, Dillinger 1945 y Bonnie and Clyde son algunas pelis que no hubieran visto la luz sin la influencia del vienés. Puntuación: 9
Una partida de campo, 1936
Deliciosa y corta película de Renoir, donde el gran cineasta francés despliega todo su realismo (mágico) al servicio de una jornada de campo donde sus protagonistas juegan al gato y el ratón servidos en unos diálogos de nada edulcorado clasicismo. No pasará el tiempo para este gran clásico del cine europeo, ni para una película que, si existiera el género del «cine campestre», sería su embemática obra maestra. Preciosa y concisa obra de Renoir, como todo su cine. Puntuación: 8.5
Tiempos Modernos, 1936
Hoy presentamos Tiempos Modernos | Charles Chaplin con fotografía de Rollie Totheroh & Ira Morgan 1936 |
Chaplin en el apogeo de su genio creador dejó para la posteridad una película insuperable. Al verla recuerda cuál es la verdadera función del cine, además de entretener. Obra maestra absoluta que nos deja con una sonrisa en el rostro y el corazón inundado de fe y esperanza, con la certeza que jamás debemos darnos por vencidos ni aún vencidos. Que la vida está los pequeños detalles y que el bien siempre triunfa.Durante un rato Chaplin nos convence con puro talento y ternura que siempre se puede volver a empezar. Film para adorar y venerar por todas las generaciones. Paulette Goddard magnífica, es la partenaire perfecta para un Chaplin en su mejor momento, un artista completo, un verdadero pionero. Genial. Para aplaudir de pie. Puntuación: 10
La Novia de Frankenstein, 1935
El monstruo en búsqueda, ése es hilo conductor de esta película. El protagonista no es ella, sino él, que busca la manera de «humanizarse» a través del conocimiento de los placeres como la música, el vino o el tabaco. Sin embargo, lo «humano» es también el desprecio hacia lo «distinto», lo grotesco, lo superficialmente anormal. El valor de esta obra radica en la reflexión sobre la rebelión del hombre frente a su destino, el sufrimiento, y la caída inevitable en el desamor, la soledad y la muerte. Puntuación: 9
L’Atalante, 1934
Bien realizada, visionaria, coherente, hija de su tiempo. Poesía surrealista, personajes definidos, guión sencillo, pero explotado al máximo con variados recursos cinematográficos. Íntima y hecha con gran sensibilidad. Una historia pequeña rodada con originalidad, y frescura. Espontánea y libre. Como debe ser el cine: llegar al espectador, pero sin sacrificar la estética y sensibilidad propias. Jean Vigo, un cineasta especial que dejó todo su legado en este film perfecto. Puntuación: 10
Vampyr, 1932
El montaje tradicional establece una conexión de complicidad con el espectador, donde éste sobreentiende situaciones, posiciones, tiempos y realidades, llenando los huecos. Vampyr no permite esto. Es a través del tratamiento individualizado de cada centímetro de película como se llega a la más alta imaginación. Un segundo de cine, un segundo de sueño. Y en algún lugar entre los dos, el mundo de Vampyr. Puntuación: 9
Drácula, 1931
Estamos ante una de las más grandes películas de terror de la historia del cine, en este caso ante la primera adaptación de la novela de Bram Stoker. Es una película con un poder de fascinación, no solo en la generación en la que se estrenó sino en todas las generaciones sucesivas y de todo el mundo. Al igual que sucede con la novela de Stoker, escrita en 1897 y que desde entonces nunca ha dejado de reeditarse. Puntuación: 8
M, el vampiro de Düsseldorf, 1931
Refleja con maestría, economía de medios e imaginación, el terrible ambiente de ansiedad, paranoia, obsesión y desconfianza que se ha apoderado de los ciudadanos. Dibuja una ciudad poseída por la angustia, el descontrol emocional, el miedo y sentimientos demoledores de peligro, inseguridad y vulnerabilidad, que eran los que vivía Alemania en aquellos momentos, poco antes de que Hitler fuera designado canciller de la República de Weimar. Parquedad símbólica y crítica bajo el régimen del terror. Puntuación: 9.5
Frankenstein, 1931
Un gran filme que evoca unos de los mitos de terror más conocidos y usufructuado por el mundo del cine. Con este primer acercamiento a la novela de Mary Shelley, James Whale logra una cinta inquietante desde su atmósfera con una asombrosa fotografía en blanco y negro. Tenemos una modesta pero deslumbrante aparición de Boris Karloff dando vida al monstruo, ese engendro surgido de la obra «creadora» del hombre. La narración sigue alternativas sencillas pero cautivantes desde las emociones, cinta de gran dinamismo con pasajes donde realmente se nos hace muy difícil creer que esta obra date de 1931. Puntuación: 8.5
La Caja de Pandora, 1929
Sublime y desaforada tragedia en 10 actos. A medio camino entre la inocencia y la perversión, Lulú desata un torbellino de (bajas) pasiones entre todos los que la rodean. Inolvidable Louise Brooks. G.W. Past prodigioso en estos inicios de la industria. Cine mudo desesperadamente vivo. Puntuación: 8
La Pasión de Juana de Arco, 1928
Hoy presentamos La Pasión de Juana de Arco | Dreyer con fotografía de Rudolph Maté & Goestula Kottula 1928 |
La pericia técnica y los avances tecnológicos de «La pasión» la sitúan como una isla al margen del resto del cine mudo. El montaje es mucho más dinámico y la fragmentación del espacio es un festín de encuadres de ángulos imposibles, primeros planos de una plasticidad increíble y una puesta en escena luminosa y muy estilizada. Su planteamiento estético y conceptual permanece casi impermeable al paso del tiempo y ha sido una de las mayores fuentes de inspiración para la habitual sencillez formal y profundidad psicológica de los grandes cineastas nórdicos y sus respectivos directores de fotografía, con Ingmar Bergman y Lars Von Trier a la cabeza, algo que expande aún más si cabe su importancia histórica. Puntuación: 9
Amanecer, 1927
Amanecer. Un mecanismo mudo de tragedia en plena noche, majestuosamente presidido por la luna. Con un amplio interludio de comedia, solar y luminoso, entre las dos aterradoras pesadillas. La gracia delicada de la Gaynor. La violencia del monstruo, George O’Brien; su ternura. El genio de Murnau no acaba nunca de explicarse. La cámara en sus manos es mito y geometría. La cinta es arte inmenso y claroscuro; temblores y temor. Hay que verla, sufrirla y disfrutarla. Puntuación: 10