Depredador vs Robowar
Uno contempla un cuadro de Kandinski o una obra abstracta de Picasso y no sabe por dónde comenzar, desconociendo qué hay en ellas que justifique que toda una retahíla de expertos las considere auténticas obras maestras de la pintura. De igual forma, uno escucha la octava sinfonía de Mozart y no comprende por qué es reconocida como otra obra maestra, incluso cuando se experimenta en su vertiente más emocional. Pues bien, el cine, aunque se presenta como un arte más «accesible» para el entendimiento, sigue siendo enormemente complejo para la mayoría del público. ¿Por qué Bergman o Dreyer son tan reverenciados por la crítica? ¿Por qué el cine iraní arrasa en los premios? ¿Por qué cada edición de Cannes premia una película que, a ojos de muchos, es simplemente incomprensible? Esto ocurre porque el cine es, en realidad, un arte mucho más intrincado de lo que la mayoría imagina, y posee múltiples lecturas que trascienden la simple narrativa que nos es ofrecida.
Hoy en día, sumidos en el tedio de series mediocres al estilo de Dinastía, disfrazadas con esmoquin, el espectador ha perdido la capacidad de comprender el cine, limitándose a preocuparse únicamente por la trama que se les presenta. Así, muchos afirman que el final de Perdidos o Juego de Tronos es una burla simplemente porque no les agrada lo que se les ha contado, cuando en realidad el juicio debería basarse en cómo se nos ha contado esa historia, ya que es ese el criterio que define si el final de una serie o película es realmente bueno o malo. Depredador vs Robowar
Lo cierto es que comenzar a entender, apreciar o comprender el cine, la música o la pintura es una tarea ardua, que exige tiempo y dedicación. No obstante, en CinematteFlix, es decir, nosotros, poseemos el truco: no para convertirnos en maestros del cine, pero sí para descubrir, de manera ágil y sencilla, por qué algo en el cine es bueno o malo.
UNA MISMA HISTORIA CONTADA DE FORMA MUY DISTINTA
El truco radica en ver, de manera consecutiva, dos películas que comparten la misma historia pero que se hallan en las antípodas, es decir, no estamos ante dos de esos filmes que exploran un mismo tema de manera superficial. Por ejemplo, no se trata de comparar dos películas que relatan la expedición de Cristóbal Colón o la vida de Wyatt Earp, aunque puedan estrenarse simultáneamente o con años de diferencia. En tales casos, aunque siempre haya una que se erija como superior a la otra, la disparidad en calidad no suele ser abismal. En cambio, el ejemplo que nosotros proponemos como muestra o patrón para entender por qué una película es buena o mala, es el perfecto material para llevar a cabo este experimento.
DEPREDADOR VS ROBOWAR
Y es que, por un lado, como primer visionado, tenemos Depredador, una obra maestra del cine (sí, una obra maestra) dirigida por John McTiernan, que brilla en todos sus apartados. El filme cuenta con McTiernan en la dirección, posiblemente el más grande realizador de acción pura que ha conocido la historia del cine. A su lado, Alan Silvestri compone una banda sonora que roza la perfección del género, tejiendo una serie de temas inolvidables. Donald McAlpine, con su mirada única, filma la jungla de una manera tan impecable que solo volvería a alcanzarla años después en Los últimos días del Edén. El guion de Jim Thomas posee el ritmo y el tempo ideales para lo que se desea contar. A esto se le suma la magia de Stan Winston, que crea una de las criaturas más memorables que jamás se hayan visto en el cine. Y, por supuesto, tenemos un reparto de héroes encabezado por Arnold Schwarzenegger en su mejor momento, cuyos méritos no se dirigen al Oscar, pero sí al respeto absoluto.
De esta manera, la conjunción de la presencia de Schwarzenegger, la dirección de McTiernan, la fotografía de McAlpine, la música de Silvestri, la producción de Joel Silver, la genialidad creativa de Winston, el montaje impecable de Mark Helfrich y John F. Link, y el sonido imaginativo de Steve Whetman para la bestia, forman un conjunto irrepetible que alcanza la excelencia en todos sus apartados. En resumen, conforman una obra maestra del cine, aunque no haya un mensaje social o moral explícito ni una doble lectura meta.
Ahora bien, una vez visto esto, se debe enfrentar la otra versión de esta misma historia, creada por Bruno Mattei: Robowar, una película que se convierte en un absoluto fracaso en cada uno de sus apartados, erigiéndose como, posiblemente, una de las diez peores películas jamás realizadas, si no la peor. En este caso, la dirección de Mattei es vergonzosa, con una cámara que parece estar manejada por un niño sin ninguna noción de sentido. El montaje es sencillamente abominable, carente de lógica, con cortes bruscos y escenas que aparecen antes de tiempo, hasta el punto de que uno se pregunta si todo es una broma. El director de fotografía parece no haber existido, y dudo que haya habido siquiera un encargado de lograr alguna uniformidad visual. Los actores, encabezados por Reb Brown, dejan claro lo que se les debe pedir. Los efectos visuales, que bien podrían haberse llamado defectos visuales, son vergonzosos, y la criatura creada para la función… mejor dejo que una imagen hable por sí sola. Depredador vs Robowar
Así, cualquier espectador, aunque no sea un entendido en cine, que se atreva a hacer el ejercicio de ver Robowar después de Depredador, será capaz de percatarse de que la calidad de una película no depende tanto de lo que se cuenta, sino de cómo se cuenta. De este modo, estamos ante la más esclarecedora lección de cine en la historia para los amateurs.