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El nacimiento del «cine de tiburones» fue una obra maestra gracias a Steven Spielberg. Sin embargo, 50 años después, este subgénero no ha hecho más que decaer, como lo demuestra una nueva película de Netflix Francia. A pesar de contar con una de las actrices más destacadas de las últimas décadas, y su esfuerzo por darle seriedad a su personaje y al filme, la película termina siendo un desastre, y lo que es peor, ridícula.

Xavier Gens intenta abordar la película desde la perspectiva inicial de Spielberg, o al menos esa es la intención que transmite al espectador. Sin embargo, la película se desborda poco a poco hacia lo absurdo, con aroma de telefilme a lo tiburones de seis cabezas y situaciones similares. El problema no es que se incline hacia una serie B más jocosa y desquiciada, sino que trata de disfrazar esto con aires de seriedad. Así, esta película de Netflix, al igual que las series de Disney, cae en la apología del woke, donde la jefa de policía de París es mujer, la alcaldesa también, y las activistas y la protagonista son todas mujeres. Además, se enfatiza la igualdad racial en todo momento, mientras los machos alfa arios de la ciudad parecen haber desaparecido o zampados por el tiburón. ¿Nos quejamos de esto por ser trolls? No, simplemente estamos cansados del falso discurso de productoras como Netflix o Disney, cuyos accionistas son en su mayoría hombres blancos. Así que, dejad de llamarnos racistas a los de abajo cuando los verdaderos racistas y machistas del planeta están en las cúpulas de los estudios.

En cuanto a la película, tarda demasiado en arrancar, concretamente una hora, creando un suspense innecesario. Ya sabemos que hay tiburones en el Sena, lo dice el título, así que no hace falta insinuar tanto; vayan al grano. La película dura 95 minutos, pero podrían eliminar perfectamente 85 de ellos sin perder nada valioso. Lo poco que se salva es porque finalmente entrega lo prometido: tiburones y casquería.

¿Era tan difícil? Entiendo que Netflix tiene limitaciones presupuestarias y no puedes hacer que toda la película sea protagonizada por tiburones, pero no metas dramas aburridos y tópicos sobre personajes que no nos importan. Cuando los tiburones finalmente aparecen, la película tiene un pase, pero estamos hablando de dos o tres escenas. Se nota que han utilizado una premisa con potencial de diversión para convertirla en un drama de sobremesa en el que no importa quién vive o quién muere.

Y ojo, porque hay cinco, repito, cinco guionistas para escribir una historia que uno solo podría haber hecho con una mano atada. Y ya está, esto es lo que es, otro bodrio made in Netflix.