Siempre hablamos de la caída de calidad que está sufriendo el cine quizás desde los años 80s hasta aquí, con algun buen periodo entre medias como excepción. Pero nunca hablamos de la aún mayor caída respecto a la calidad del espectador que también está sufriendo el cine, porque al final el cine somos todos. Así que parece que nos damos cuenta que el cine cada vez es peor pero no que el espectador es todavía mucho peor.
Y si analizamos la situación, nos damos cuenta que ambas caídas va en paralelo y totalemnte interrelacionadas, por eso quizás, esa generación nacida entre finales de los 60s y mediados de los 70s, es la última gran hornada de espectadores que por desgracia va desapareciendo. Ojo, eso no quiere decir que haya grandes cinéfilos nacidos en los 80s, 90s o 2000s, sino que simplemente el número de eso, de grandes cinéfilos va decreciendo con los años y por mimetización, la calidad de las películas también. La llegada del videojuego es sin duda alguna el primer factor de este descenso. Que los cinéfilos hayan mutado a amantes del videojuego, un “arte” que a día de hoy, sigue siendo mucho menos noble que el 7º es un primer paso claro de que los jóvenes dejaron de pasar horas frente al cine para cambiarlas por los videojuegos. La llegada de la televisión muchas décadas atrás, fue otro golpe al cinéfilo igual que lo está siendo ahora la llegada de la seriebasura liderada por Netflix.
Lo peor es que quien gana con todo esto es el inversor, quien sabe que a menor cultura, menor inversión y más beneficio. Quien pierde por supuesto es el cine y el espectador que ve como un arte noble como el cine está pasando a ser un entretenimiento basura para ser emitido después de un episodio de ‘First Dates’. Ahora vamos todos a verle la polla a Nacho Vidal.