Quizás de todos los grandes maestros del cine clásico sea Hawks el más difícil de defender ante las nuevas generaciones. Uno coge una obra de Ford, Welles o Hitchcock por citar tres, y te sobran argumentos para dejar claro a las nuevas generaciones que antes el cine era mucho más talentoso y artístico en cambio con Hawks no es tan fácil demostrarlo y ‘Rio Rojo’ es una de las pruebas.
UNA OBRA MAESTRA QUE CUESTA DEFENDER
‘Rio Rojo’ es mucho más que una película sobre unos vaqueros trasportando ganado. Es una película inmensa y compleja. Preciosa, dura; intrépida, emotiva; luminosa, oscura, uno de esos lugares donde el terror y los miedos acechan de noche y donde la esperanza aflora con los primeros rayos de sol. Son relaciones humanas en plena ebullición, enfrentándose y acercándose, disputando y compartiendo. Un filme sobre el amor de padres e hijos aún sin padres e hijos y una gran aventura con un objetivo, que muchos consideran una locura, un viaje del héroe clásico que los cambiará y en el que lograrán mucho más que llegar a buen cauce con las reses, aprendiendo en el camino más de lo que imaginaron. Y aunque todo esto es cierto, no deja de ser cierto también que las situaciones quedan muy lejos de lo creible, las relacione de amor y los personajes femeninos son meros monos de feria, el final podría considerarse como rídiculo en estos tiempos y los 4:3 y el blanco y negro no hacen justicia a esos paisajes que el filme quiere mostrar. Sin duda Hawk y su equipo muestran puntos sobresalientes pero, no aportan ese toque de obra artítica que se sale de los cánones de los comercial para adentrarse en la geofrafía de los único y atemporal. A un joven de 15 años le puedes vender sin problema ‘Centauros del Desierto’ o ‘La Ventana Indiscreta’, pero no puedes hacer lo mismo con ‘Rio Rojo’. Un clásico magistral de su tiempo que empieza a perder el título de clásico.
Y esto no quiere decir que Howard Hawks no sea uno de los grandes maestros del cine sino que simplemente, Hawks es más sutil y «vulgar», es uno de esos talentos que son únicos por lo sobrio y sencillo de sus obras.