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Racista, clasista, machista, despreciativo, de sexualidad confusa, narcisista, ególatra, soberbio, violento, sádico, brutal… y estúpido, completamente estúpido. Sí, este fenómeno es el agente OSS 117, un francés macho de pura cepa que nos deleita en una de las mejores comedias de lo absurdo que se han realizado en este siglo.

La comedia francesa posee siempre un tinte muy especial. Al igual que la española pero totalmente en las antípodas, nos ofrecen siempre unas propuestas cómicas que sólo pueden ser gestadas en la tierra de Panoramix. No olvidemos nunca que Francia tiene en su selección de genios a Jacques Tati y de ahí que sus sucesores poseen siempre un retazo de su adn.

Y es entonces cuando sale el nombre Michel Hazanavicius, uno de los grandes talentos del cine galo que parece no ha sido tratado con la seriedad que merece a excepción de su ‘The Artist’ por la que consiguió no sólo un Oscar de Hollywood, sino el ser una de las mejores películas europeas de los últimos años.

En su día la crítica quiso emparentar a OSS117 con  Austin Powers pero nada más lejos de la realidad. Ambos bordean la sensación de vergüenza y tristeza que les produce su penosa condición humana, pero mientras que 117 lo hace desde el estilo y la inteligencia, Austin lo hace desde lo instriónico y lo pop al igual que nuestro Torrente lo hace desde lo vulgar.
Está claro que son tres propuestas de lo mismo que definen a cada territorio que representan pero desde los terrenos del cine que ese no entiende de fronteras, podemos aseverar que OSS117 está muchos escalones más arriba en términos de lenguaje y calidad cinematográfica.
Mientras que Torrente y Austin recurrían al chiste fácil, Hazanavicius se abona a lo sutil para dinamitar desde dentro lo políticamente correcto. Es decir, el agente francés es en apariencia el más educado en sus chistes pero en cambio es el que atreve a derribar muros mucho más difíciles que los que derriban los otros dos agentes.

La película es una parodia de las del James Bond Conneryano, está ambientada en los años 60, (magníficamente ambientada), con un confuso pero resultón guión y unos diálogos que acentúan la besuguez de los personajes, a cual más impresentable y que recuerdan a los de «Aterriza como puedas». Es dificil el humor francés, pero en este caso, el director y guionista buscan reirse de si mismos, en un ejercicio arriesgado, pero exitoso a la vista de los resultados. Si en España tenemos a Torrente, ruin, zafio, vulgar, machista, patético, los franceses tienen a OSS 117. Una delicia en la que sólo hay que matizar que de momento posee dos entregas (en su versión moderna): ‘OSS 117: El Cairo, nido de espías’ y ‘OSS 117: Perdido en Rio’.