Puntuación: 6

La serie B siempre ha tenido un escudo que la convierte en palomita. Cualquier otro género cae vorazmente devorado por la crítica cuando la calidad del producto no alcanza el propósito esperado, en cambio, como hemos dicho, el \’Género\’, siempre tiene la cualidad de ser perdonado bajo el amparo de la \’modesta producción\’. Robots es uno de estos ejemplos de cine malo que se le trata con cariño por algunos detalles en cuestión.

Ha pasado más de un año desde el estreno de este film en los mercados internacionales aún así, cuando el formato doméstico parecía ser su destino final, los distribuidores nos sorprenden con un estrenó en pantalla grande.
Unos robots tipo robotech invaden la tierra y obligan a todos a no salir de sus casas. La gente lleva unos implantes en la cabeza que se activan cuando se salen de la norma establecida. Bajo está premisa tenemos un deshilachado delirio que no resiste mucha exigencia crítica, pero que termina por divertir a su pesar: Gillian Anderson y Ben Kingsley juegan al disparate continuo que te hace dudar en ocasiones si estamos ante algo cómico o dramático.
Nuestros héroes, unos inglesitos púberes muy simpáticos se las arreglan para burlar el sistema, diseñado por alienígenas metálicos de inteligencia obviamente mil veces superior a la nuestra. ¿Y cómo hacen semejante cosa? Pues nadie lo sabe pero no nos importa.
Esto es solo el comienzo de una serie de puentes narrativos que los guionistas cruzan de maneras cada vez más antojadizas y delirante. Pero con la excusa de la serie B y si estás de buen humor (y tenés algún tiempo muerto a tu favor) lo cierto es que te pasás un rato al menos entretenido.

A su favor decir que los efectos especiales son bastante decentes y es una buena excusa para ver a la añorada Gillian Anderson yendo de excursión a Stonehedge para buscar “pistas”. 
‘Robots Overlords’  o Robots como se le ha llamado en España, es un producto de bajo nivel pero su argumento nos devuelve al menos a los más carrozas, ese regusto a serie B de videoclub que tanto añoramos y, eso nos resulta suficiente para dar un pequeña oportunidad a un film malo, pero divertido.