La década de los ochenta se erige como una época dorada en la historia del entretenimiento, una era que puede que los más jóvenes no lleguen a comprender del todo. En una época en la que vivir sin internet y con apenas dos canales de televisión era la norma, las novedades tenían un impacto mucho más significativo y sorprendente. Fue durante estos años cuando el mundo del entretenimiento se vio transformado con la llegada del video y las cintas VHS, que marcaban tendencia en los videoclubs de la época.
Entre la multitud de películas y series que competían por la atención del público, destacaba una serie en particular: “Shogun”. Esta serie, compuesta por tan solo ocho episodios, podría ser considerada más como una película completa que como una serie convencional. Protagonizada por el talentoso Richard Chamberlain, “Shogun” nos transporta a un mundo de ficción histórica y aventuras exóticas, ofreciendo una experiencia televisiva sin precedentes.
La trama sigue las peripecias de un pirata inglés, Blackthorne, quien llega a las costas de Japón y se ve inmerso en un mundo desconocido y fascinante. A lo largo de la serie, Blackthorne se convierte en el primer samurái extranjero, enfrentándose a desafíos tanto físicos como culturales en una sociedad estigmatizada y en conflicto.
“Shogun” está ambientada en el siglo XVII y presenta una visión estereotipada de japoneses y europeos, con estos últimos representados como superiores en conocimientos y tecnología. A pesar de esto, la serie ofrece una mirada interesante sobre las diferencias culturales y las percepciones entre oriente y occidente.
Uno de los aspectos más destacados de “Shogun” es su enfoque didáctico, que nos sumerge en las costumbres y la lengua japonesa de la época. La serie muestra cómo Blackthorne aprende el idioma japonés y se adapta a su nueva realidad, ofreciendo una perspectiva fascinante sobre el proceso de aprendizaje intercultural.
Aunque “Shogun” no es una serie llena de acción desenfrenada, su narrativa cautivadora y sus personajes complejos la convierten en una experiencia televisiva imprescindible. A través de sus ocho episodios, la serie nos sumerge en un mundo de intriga, romance y aventuras, dejando una impresión duradera en aquellos que tienen el placer de disfrutarla.
En resumen, “Shogun” es mucho más que una simple serie de televisión; es una obra maestra del entretenimiento que sigue siendo relevante y emocionante incluso hoy en día. Su impacto cultural y su habilidad para narrar una historia compleja la convierten en una pieza indispensable para cualquier amante del cine y la televisión.