The Get Down, la serie de Netflix, nos enseñó como era la juventud y el Bronx de los 80. La película The Wanderers, nos mostró como lo eran en los 60…

CRÍTICA ‘THE WANDERERS: LAS PANDILLAS DEL BRONX’ DE PHILIPH KAUFMAN (1979) | MEJORES PELÍCULAS VIDEOCLUB DE LOS 80S

Producida el mismo año que The Warriors de Walter Hill, y estrenada prácticamente al mismo tiempo, tenemos un film de pandilleros que podríamos denominar de autor y donde Philiph Kaufman crea una cinta rodeada de un cierto halo de misterio en el mundo de bandas urbanas en los 60s, donde se transmite muy bien el miedo al fracaso, al destino y el deseo por lo nuevo y por lo prohibido.

Siempre han existido las pandillas y círculos de amigos, pero tras la II Guerra Mundial y el aperturismo y euforia posteriores, unido al nacimiento del rock and roll y la proliferación de locales de baile, estas pandillas de adolescentes fueron obteniendo protagonismo en la sociedad americana y constituyéndose en entes vertebradores de las vidas de muchas familias de las clases más populares. Los guetos, la marginación de los negros y la separación aún por procedencias (judíos, italianos, asiáticos) propició la aparición de las pandillas juveniles que coparon los institutos y tuvieron un primer estadio de protagonismo en los años sesenta, cuando transcurre esta película.
Richard Price quien fue uno de los guionistas de “The Wire” y nominado al Oscar por el guión de “El color del dinero”, con veinticuatro años hizo sus pinitos en la literatura y creó “The Wanderers: las pandillas del Bronx”, adaptado al cine con gran éxito, en 1979.El film propone un viaje a la edad adulta de una pandilla de adolescentes que se autodenominan The Wanderers. Empezamos conociendo a los miembros más destacados de este grupo y visualizando su entorno, sus problemas y el ambiente familiar de las barriadas. A mitad de la historia nos encontramos ya a unos adolescentes más centrados en cosas importantes para ellos, cosas como el sexo, el trabajo, el desprecio común a los estudios o el ansia por pegarse contra las pandillas rivales: negros y asiáticos. Pero todo esto tiene un término y The Wanderers, la pandilla unida, verá peligrar su vínculo cuando la edad adulta los pille a todos de sopetón, sin previo aviso y con la palabra fracaso como bandera.

En “The Wanderers: las pandillas del Bronx” todos los detalles y la atmósfera social e histórica están representadas sin tapujos incluido el habla popular (recomendada en V.O.), sin intentos de adornarla literariamente (lo que habría quitado todo el interés a la obra); también se reproducen situaciones nada típicas en el cine de pandillas, puesto que no se centra en las peleas o situaciones de fuerza, sino que introduce un vínculo cotidiano, familiar, que le da fuerza a la narración y ambienta muy bien la obra en su propio momento histórico.Tampoco peca de empalagoso, como podría parecer al tratar las preocupaciones de un grupo de adolescentes en plena edad de celo. El amor, el sexo, tal y como se representa es más real y más fotocopia del cerebro de un adolescente tipo que cualquier otro film edulcorado que sólo copia los tópicos del amor cortés. Aquí hay sexo, preocupación por el tamaño del miembro viril y bastante poco interés por los anticonceptivos. Todo esto le da un valor añadido a la obra.

La mano de Philiph Kaufman consigue que además, las obra tenga un halo terrorífico en ocasiones, creando ambientes surrealistas y fantasmagóricos que nos impiden distinguir la realidad de la ensoñación, el punto de vista real y adulto y el punto de vista de unos adolescentes que ven el mundo desde otro prisma. Dicen que es la obra maestra que representa los suburbios urbanos en la década de los sesenta y posiblemente estemos de acuerdo en parte.

Ver The Wanderers: las pandillas del Bronx