Un imprescindible popular narrado bajo un desnudo artístico

¿ Es una obra maestra del cine? ¿ Es una mala película?.. Simplemente es un imprescindible popular narrado bajo un desnudo artístico.

Al margen de la inmensa y deslumbrante calidad tanto técnica como emocional de esta impresionante película, resulta sorprendente la facilidad con la que el público la desprecia esgrimiendo falacias tales como: “no tiene guión”, “es producto de una campaña de marketing”, “sólo hay dinero en ella”, etc, etc…

Al mismo tiempo hay o más bien hubo otra vertiente empezando por la academia de Hollywood que pretendió decir al mundo que estábamos ante la gran obra maestra de final de siglo XX.

Obviamente todo el mundo tiene derecho a dar su opinión, eso es indudable, y no a todo el mundo “Titanic” tiene que parecerle una obra maestra absoluta ya que de hecho no lo es; pero tratar de justificar que ésta es una mala película no es más que una clara muestra del tremendo esnobismo que impera entre un determinado sector del público, que parece necesitar despreciar lo indespreciable para sentirse importante, tremendamente culto o superior al resto de la humanidad.

CAMERON LIBRE Y ATADO

Cameron estaba libre a la hora de crear el guión de su gran obra y lo demuestra el que en una película de catástrofes abandonase la estructura habitual de varios personajes y parejas que se nos presentan para al final terminar con el 90% de ellos. Cameron de forma muy inteligente decide inventarse una historia de amor como si fuese real gracias a ese inicio documental que tiene el filme y que sirve no solo para dar ese efecto de “basado en una historia real” (y así emocionar más) si no también para explicarnos todos los aspectos técnicos del hundimiento que veremos en la segunda mitad del filme. No olvidemos que en este tipo de filmes siempre hay situaciones en los que el espectador no sabe realmente que está pasando en pantalla y eso Cameron lo sabía. Y también sabía que su hundimiento era la otra pieza clave del filme además de la historia de amor. De ahí que el director nos explique en esa escena inicial estilo documental como ocurre el hundimiento; como se parte el barco; de que forma cae; que sucede físicamente cuando eso ocurre; etc… Resultado: solo Titanic es el filme donde su parte “disaster movie” es simplemente PERFECTA.

También hay que anotar que aún bajo esa libertad, Cameron siempre se ve atado a la taquilla y de ahí que, la película tenga las coletillas habituales del cine comercial y en ocasiones parezca más un blockbuster que una película libre con pretensiones más artísticas que ecónomicas.

Por supuesto, la historia de la película puede o no gustar, está claro; pero la impecable factura técnica del filme resulta tan abrumadora a un nivel puramente académico que cualquiera que comprenda mínimamente el significado de la palabra “cine” será incapaz de tachar esta película de mala. Podrá parecer regular porque la historia no interese, o porque se tenga la sensación de que los actores no encajan en sus papeles, o por mil motivos más, pero de ahí a decir que es mala va un auténtico abismo.

Desde mi punto de vista “Titanic” es una de esas obras imprescindibles que ha dado el cine y que ha conseguido aunar con auténtica destreza el cine espectaculo con el cine romántico; explosivo coctel que, por otro lado, ha logrado que la cinta cautive a más espectadores sobre el planeta que cualquier otra (eso es un hecho estrictamente matématico que no está sujeto a opinión). Lo siento por sus detractores, pero pensar que tantos millones de espectadores han sido engañados por una efectiva campaña publicitaria o unos deslumbrantes efectos especiales es poco menos que una aberración y un auténtico sinsentido.

Enumerar las virtudes de esta película necesitaría varios volúmenes, pero basta destacar, sobre todo, su deslumbrante ritmo cinematográfico (gracias a un magnífico montaje), su cuidada puesta en escena y los espectaculares efectos, perfectamente integrados en una historia tremendamente habil que consigue contar la tragedia a través de los ojos de una mujer enamorada, lo que sin duda es uno de los grandísimos aciertos de la película.

Creo que “Titanic” es una grandiosa obra que emocionó y seguirá emocionando a mucha gente durante mucho mucho tiempo, y que ya ha colocado a James Cameron en lo más alto del Olimpo del cine.

Ah, bueno, y también es un estupendo detector de snobs. Basta preguntar por la película y comprobar los que la tachan de malísima.