El plano final del último capítulo de The Acolyte es un plano trasero del maestro Yoda, un personaje creado por George Lucas y Lawrence Kasdan en 1980. Desde que Disney+ inicio el relevo de la exhibición de Star Wars en pantalla, la creación de nuevos personajes a excepción de The Mandalorian ha sido totalmente nula. Si uno analiza The Acolyte se da cuenta que no ha conseguido nada positivo en términos de evolución, la serie nos ha contado una especie de arco temporal ocurrido más de 100 años antes del presente temporal de la franquicia y, dentro de la serie, hemos tenido que recurrir de nuevo a la cansina presencia de los flashback instaurados por la serie ‘Perdidos’ casi como canon de todo lo que ocurre en pantalla pequeña.
De este modo nada evoluciona en Star Wars como demuestra el plano final del maestro Yoda. En 1977 George Lucas creó unos personajes nuevos que evolucionaban en cada una de las películas, los iniciales Luke, Leia, Han, Chubi, Vader o Anakin entre otros, fueron creciendo con Yoda, Lando o Palpatine, un rebaño de héroes y villanos nacidos de la nada que avanzaban la franquicia en cada una de las entregas. Disney en cambio mediante su pequeña pantalla solo hace que congelar la saga con personajes anecdóticos que nunca van a formar parte de nuestro camino. Como vemos en The Acolyte, tanto Sol como su equipo de Jedis son una mera ilusión dentro de Star Wars, personajes que no van a evolucionar la franquicia y que son pasado desde el minuto uno. Andor, la serie de Star Wars donde madre e hijo toman café galáctico en una sala durante 20 minutos, tampoco ha conseguido que la saga avance como no lo hizo la terrible incursión de Obi Wan junto a sus terribles acompañantes lease Reva.
Mientras una terrible psicología de personajes nulos y una estúpida dualidad cambiante a gusto del escritor sobre el bien y el mal, quieren buscar recovecos huecos de sentido en la psique de un espectador adolescente de 30 años que quiere justificar de alguna manera su placer culpable, decirles a estos que no hay culpa en el placer de Star Wars como George Lucas ha dicho en un millón de ocasiones. Su obra es un concepto de entretenimiento donde el bien y el mal no forman parte de una misma línea con diferente perspectiva, en la obra de George Lucas el bien y mal como lo son en la vida, están en la antítesis el uno del otro y son facilmente reconocibles. Luke y Yoda eran tan buenos como Palpatine y Vader lo eran como malos, por mucho que este último se redimiera no como busqueda de conflicto entre bien y mal, sino como solución a la victoria total del bueno o héroe, es decir para que Luke fuese el bien en su máxima expresión debía por obligación salvar a su padre de la influencia del mal. ya está, nunca hubo una débil línea que separase el bien del mal en interior del terrible perro de presa Vader.
Así repito que mientras Disney intenta crear un espejismo de madurez y de inclusión social en Star Wars, está se detiene en el tiempo y en la nada en cada uno de los nuevos proyectos que Kathleen Kennedy lleva adelante, parando por siempre la saga que más fans creó en la historia del cine.
The Acolyte posee una gran producción e incluso una muy buena dirección en algunos de sus capítulos, incluso no tiene problemas a la hora de crear diálogos sencillos que ayudan solo a entretener y evolucionar, es decir, hay gente con las cosas claras dentro de esta producción pero, digo de nuevo que ese ansia por querer demostrar ser algo más de lo que se es, está destruyendo la posibilidad de hacer crecer el universo fílmico con más posibilidades de la historia del cine. Desde la creación del genial Mandaloriano y su trupe de héroes carismáticos, Star Wars no ha aportado nada ni al planeta tierra que tiene mucho más clara la igualdad social, sexual y racial de lo que parece lo tienen sus creadores, ni al universo de Lucas el cual se deshace como bruma en cada una de sus nuevas historias.