Puntuación: *****
Visual: *****
Narrativa: ****

Disney busca la modernidad y el éxito conseguido con su famosa Frozen. Para ello, cree necesario tener en su propuesta a una heroína como centro del relato, algo que ya ha usado también en Zootroplis con muy buenos resultados. El problema es que conseguir un clásico inmediato como lo es ya Frozen no depende de su protagonista únicamente, depende de una serie de factores y momentos que por desgracia creemos que Vaiana sí tiene pero no va a poder cosechar. La colorida propuesta visual de Disney donde los verdes, el cálido sol y los corales hacen de contrapunto perfecto a las gélidad montañas de Frozen, cumple con sobresaliente para ser el mejor filme Disney moderno desde su época gloriosa de animación del siglo pasado.

Vaiana comienza con la abuela de la protagonista narrándole la ancestral historia de Te Fiti, la isla a la que Maui, un legendario semidiós, le arrebató el corazón despertando a Te Ka, un monstruo de hirviente lava que destroza la vida.
Ella es es la única hija del líder de una tribu que pertenece a una familia de varias generaciones de marineros pero que ante el miedo a lo que puede haber tras el arrecife de coral prefiere refugiarse en su zona de confort. El deseo de Vaiana es explorar el mundo navegando por el océano sin perder su identidad y restaurar el corazón de Te Fiti para que vuelva a florecer la vida.
Lo primero que queremos destacar es la llegada de los nuevos tiempos al diseño de los personajes Disney o más concretamente al de su mujeres. Si la mujer se erige como protagonista para adaptarnos a una nueva era de igualdad, también lo debe hacer su diseño y por tanto, Vaiana abandona la irreal propuesta de estrechas cinturas e inexistente tobillos para dejarnos una mujer mucho más real. Es por tanto la primera vez que tenemos a una protagonista femenina en una película del estudio que empieza a parecerse a una persona real.

Todo el aspecto de la película va por ese camino, la naturaleza se muestra con bastante realismo aunque sin llegar al extremo de El viaje de Arlo: las texturas, los brillos del agua, la luz del atardecer… En este sentido es un gustazo porque es una película muy hermosa y lumínica donde la naturaleza es dueña total del atrezzo y donde los fondos son preciosas estampas que poder disfrutar. Es más, nos atrevemos a decir que es el mejor trabajo técnico y artístico de Disney en solitario.

Cuando nos metemos en facetas narrativas es cuando el film empieza no a flojear pero si a no conseguir enganchar al público actual y es que, si la modernidad es la base del nuevo trabajo de Disney, debe hacerlo en todos los sentidos y quizás no es el caso. Vaiana se muestra demasiado apolillada en su historia dejando un regusto a algo ya visto en cada momento. Tanto sus personajes como sus situaciones son un eco constante de momentos de la filmografía de Disney y su estructura es como una plantilla mil veces usada pero por suerte muy bien usada. Cierto que no sorprende pero también cierto que si emociona pero en tiempos de Youtube recurrir a un clásico de cuento, es quizás demasiado arriesgado en términos de taquilla.

Referencias a obras previas, hay por doquier. En cierta forma hay algo de Pocahontas en el personaje principal, los tatuajes de Maui recuerdan poderosamente al esquema estético de Hércules, la relación con sus antepasados nos remite a El rey león y esta líder a la que tratan de desvincular de la tutela de un hombre (primero su padre, luego el guerrero Maui) nos trae también a la cabeza a Ana, de Frozen. Incluso el cangrejo Tamatoa se atreve a sacarnos la sonrisa con una referencia a La sirenita. Amén del poderoso tema principal que vendrá a tomar el relevo de \”Suéltalo\” y que, con toda su potencia y hasta generando esa empatía emocional con el espectador, tanto huele a fórmula prefijada de éxito.
Todo estas autorreferencias nos resultan más dañinas para la taquilla cuando Vaiana intenta hacer un alegato de modernidad en su heroína como ya hizo Pixar con Brave, el tema es que ese alegato es un simple disfraz aparente que sigue viviendo de las rutinas del pasado. Es como si la parte más creativa de Disney hubiese querido dar un paso adelante, pero el departamento económico no le hubiese dejado.
Aún así ya décimos que es el cuento Disney que la compañía lleva buscando hace años (si contar Frozen donde lo consiguió), el problema es que llega en una época donde la gente disfruta más con propuestas modernas como Zootropolis en vez de con esta maravilla clásica que es ya un film de culto debido a \”mala\” acogida pública y a su enorme calidad real.
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