Películas Gratis | MUERTE EN ROMA | George Pan Cosmastos antes de ‘Cobra’ y ‘Rambo’

Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En la Roma ocupada por los nazis, el coronel Herbert Kappler (Richard Burton), un oficial alemán, se debatirá entre su deber como militar y su amor por Italia cuando sus superiores le ordenen tomar represalias contra la población civil como respuesta a un atentado de los partisanos contra una compañía de las S.S. El Padre Antonelli (Marcello Mastroianni), un experto restaurador de arte, hará lo posible por impedirlo.

El título de mi crítica puede resultar orientativo a más de uno para saber ante que se halla en “Rappresaglia”, un film sobre personas que no estaban dispuestas a rendirse bajo ningún precio ante el holocausto nazi obrando, de este modo, de las formas menos adecuadas en ocasiones. Pero precisamente ahí radica el particular y pequeño triunfo de una cinta como “Rappresaglia”, pues lejos de sencillamente mostrar como actuaban, Pan Cosmatos nos ofrece unos personajes que van más allá, que deciden cuestionarse sus actuaciones y sus métodos y pararse a pensar cual es verdaderamente la acción más positiva, no sólo para sus intereses, sino para los intereses de a quienes defienden. Y es precisamente ahí donde el realizador italiano dota la película de una de sus mayores virtudes.

Sin embargo, y como mi nota parece indicar, no todo en susodicha propuesta fueron aciertos, pues ese final excesivamente explícito (aunque, por otro lado, inevitable por la secuencia con la que concluye) resta algunos puntos a la meritoria propuesta ofrecida por el realizador de tantos films de casquería una vez se afianzó en EEUU.
De todos modos, es de agradecer que una propuesta presente a sus personajes como gente que verdaderamente posee la capacidad de razonar y que no actuan siguiendo impulsos de lo más triviales (que, como es evidente, no digo que no puedan afectar al ser humano).
La obra es completada por las interpretaciones de un solvente Marcello Mastroianni y Richard Burton, perfecto en su labor.
Merece la pena echarle una ojeada.