La Vampiresa Desnuda es una bella y estilizada fusión de surrealismo y bizarre que trata de una secta con tendencias suicidas. Una secta formada por gente de alto nivel social, en la que los hombres, ocultos tras máscaras, subyugan a las mujeres e incitan al fetichismo cubriendo sus pechos con extraños ornamentos y obligándolas a cometer perversas acciones. Segunda entrega de la trilogía vampírica de Jean Rollin, formada por Le viol du vampire (1967), A vampire nue (1970) y Le frisson des vampires (1971); todas ellas mezclan el mito de los vampiros con ciertos elementos eróticos.

“La vampiresa desnuda es una bella y estilizada fusión de surrealismo y bizarre que…” ¡vale, vale, me habéis pillado! ¡yo jamás utilizaría la expresión “estilizada” (ni siquiera sé lo que significa). Esto es un ejemplo más del “corta y pega” generalizado en interné, porque casi todas las sinopsis de “La vampiresa desnuda” de la mayoría de las páginas especializadas en cine son LA MISMA (y si no me creéis, probad, probad). ¡cualquiera adivina ahora quién fue el primero que la hizo! (¡Uyyyyy, que me parece que nadie ha visto la películaaaaa!)
En una noche de parranda, un niñato burguesito hijo de un millonario se encuentra con una moza que está de muy buen ver. La muchacha es muda y apenas va vestida con una túnica transparente (que me va a coger un resfriado la pobrecilla con todo al aire). Cuando el chaval le va a preguntar si estudias o trabajas, aparecen tres enmascarados con caretas de carnaval que le sueltan un plomazo a la chica y se muere entera. El muchacho la llora un poco y después sale corriendo escalando por las paredes como Spiderman. Después se arrepiente y decide investigar lo sucedido y descubre tres cosas de vital importancia: 1º. que la muchacha no está muerta, porque un disparo no acaba con una vampiresa; 2º. que el padre millonario es el jefe de los enmascarados pistoleros, que tiene presa a la muchacha nudista para descubrir el secreto de la inmortalidad y ya de paso crear esclavas sexuales que le hagan strip-tease; 3º. Que hay más vampiros rondando por las calles de París, pero uno no sabe si son seguidores del Conde Drácula, de Robespierre o de los X-Men.
Los intelectuales gafapastas ya pueden estar contentos porque aquí tenemos la segunda entrega de la trilogía de las vampiresas jamonas, compuesta por “La violación de la vampira” (o “La reina de las vampiras”, según las latitudes), “La vampiresa desnuda” (esta misma) y “El amanecer de los vampiros”, todas ellas con un nexo en común: el erotismo sugerente y el trasfondo revolucionario (vale, son dos nexos en común).
Para los que busquen una película de vampiros convencional, mejor que se descarguen Blade 3 porque en este film no van a encontrar nada de eso. Jean Rollin utiliza el mito del vampirismo como metáfora y simbolismo de la lucha de clases y los nuevos valores revolucionarios de las clases oprimidas, que hartas de la decadencia, la crueldad y la tiranía de los poderes establecidos, te organizan una revolución del copón creando una nueva dimensión de justicia, progreso y avance intelectual y moral, nada menos (recordemos que la película se hizo dos años después del mayo del 68 y por lo visto a Jean Rollin le pegó fuerte). Si en “La violación de la vampira” el vampirismo era una enfermedad incomprendida y perseguida por la autoridad, en esta ocasión, el vampirismo es un estado mental y social impuesto por la burguesía, que pretende mantener a las masas obreras en la ignorancia. Por ello, la vampiresa potente protagonista del film es prisionera de los empresarios que quieren comercializar el secreto de la inmortalidad y han convencido a la pobre muchacha de que si le da el sol se muere (igual que los empresarios han convencido al resto de la población que el capitalismo es el único sistema económico existente y que cualquier otra vía más justa y solidaria es una utopía). Por ello, muchos son los símbolos que aparecen en la peli que indican la necesidad del cambio de poder para que el mundo evolucione (incluso salen mutantes de color azul clarito). El protagonista del film, el hijo del millonario, al principio es un burguesito empanao que vive a la sopa boba pero al final toma conciencia de clase y te monta la revolución en un pis pas. También los vampiros tienen un anillo mu chulo que no por casualidad se parece a la A de anarquismo y además los chavales tienen unos valores muy parecidos al del flower power de los hippies, con todo eso de que el amor es la fuerza que mueve el mundo y que no existe la propiedad material, intelectual ni sexual