Dos jóvenes rebeldes, Helen (Sherilyn Fenn) y Bone (Peter Nelson), descubren una peligrosa conspiración que afecta al gobierno.
Este película tiene a Sherilyn Fenn con el pelo corto platinado hacia atrás, y por esto mismo no le vamos a decir que no.
Siempre es un poco frustrante cuando una película económica te atrae con su genial mundo distópico sucio en la primera mitad solo para quedar empantanado con cosas de acción en la segunda. Está toda esta construcción de mundos realmente divertida con el sistema de clases, donde los megaricos usan cámaras criogénicas para envejecerse y todos los demás viven aterrorizados por el sistema de vigilancia omnipresente y la fuerza policial. También ejecutan a un tipo quemándole la polla, así que sí, un nuevo mundo bastante sombrío.
El sexo no autorizado es ilegal (lo que lleva a un personaje a decir la frase “coño ilegal”, que es genial), por lo que el sexo solo está permitido en los burdeles. También se da a entender que la prostitución de Sherilyn Fenn es parte de una sentencia de prisión. Así que hay una buena variedad de políticas de género con una especie de idea de Handmaid’s Tale junto con el estado de vigilancia de Mil novecientos ochenta y cuatro.
La trama es sólidamente divertida y divertida, y la película probablemente no se hubiera hecho sin la promesa de acción, pero deseé que la película pudiera tomarse un poco más de tiempo para explorar la construcción del mundo que estableció. Hágalo menos escaparate y más crítica social como sus influencias.
La película tiene algo de conciencia política para ser justos, y es genial ver a un policía recientemente despedido y una esclava sexual fugitiva descubrir juntos su conciencia de clase compartida, decidiendo joder el sistema. Además, realmente no puedo quejarme de una película con Sherilyn Fenn con una chaqueta de cuero robando a gente rica, pero no obstante me dejó con ganas de más.
